cap 4

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un día

—Yo ordené uno de color azul marino, no negro, esto claramente es negro.

La señorita detrás del mostrador mantenía una sonrisa nerviosa en el rostro mientras el petiso reclamaba fuertemente el color del suéter que anteriormente habían ordenado. Iba a ser el regalo perfecto para su amigo y compañero de trabajo.

Ya llevaban media hora así y ninguno de los dos cedía.

—Lo sé, pero, señor, su pedido no se encuentra registrado, quizá se equivocó de tienda o no presionó correctamente el botón de "realizar compra".

Mikey presionó aún más sus manos sobre el manubrio del cochecito donde Hideki chupaba tranquilamente de su mamadera y observaba a su padre discutir con la otra señora.

—¿En serio cree que voy a cometer ese error? ¿Por qué no mejor me dice que ustedes se olvidaron de hacer mi pedido y ya? Nos ahorramos el resto de la discusión.

—Pero señor, entienda que...—

—¿Qué ocurre aquí?

Un señor salió de la parte trasera del local y se acercó rápidamente hasta donde se encontraban ambos. La típica sonrisa de falsa amabilidad y real nerviosismo estaba formada en su rostro.
Como todo un buen jefe, lo primero que hizo fue presentarse ante Mikey y luego volver a realizar la pregunta en cuestión.

—Buenos días, soy el Gerente, mucho gusto, ¿cuál es el problema? —al ver que el pelinegro lo único que hizo fue elevar una ceja, dirigió su mirada a la empleada.

—Verá jefe, el señor Sano dijo que realizó, a través de nuestra página,  una compra...—

—¿Cuándo? —preguntó, interrumpiéndola.

—Ayer —al recibir un asentimiento como única respuesta, continuó— pero ya revisé y no hay ninguna compra realizada a su nombre. Así que, en su lugar, le estoy mostrando otros suéteres en los últimos colores que nos quedan.

—¿Estás segura que no está su pedido?

—Sí señor, sólo hay un par de compras registradas, entre ellas: una chaqueta rosada en nombre de Hitomi, dos jeans verdes a nombre de Asahi y un suéter azul marino a nombre de Ryuguji.

Mikey tomó un fuerte suspiro cuando oyó el apellido de su esposo ser nombrado. Mientras los otros seguían revisando los datos en la pantalla, el rubio tomaba un fuerte respiro, en busca de paciencia.

—Ryuguji —comentó, haciendo que las dos personas detrás del mostrador lo observaran.

Él señaló con la cabeza el computador.

—Ese es mi pedido.

—Señor...—

—Ken Ryuguji es mi esposo, la compra está a su nombre porque usé su tarjeta.

La mujer permaneció quieta mientras dejaba a su jefe manejar el asunto.

—De acuerdo, ¿tiene el ticket de la compra?

Mikey sacó su teléfono celular y buscó el contacto del mayor. No tenía el maldito ticket porque también había hecho la compra desde el celular del mayor.

Deslizó el dedo en la pantalla sobre el número que marcaba y esperó. Los empleados se observaron entre sí, era la primera vez que les pasaban algo como eso.

Luego de un par de pitidos, Draken finalmente atendió.

—¿Ken-chin? Si, no, todo está bien... Hide también, no te preocupes... ¿Recuerdas la compra de anoche?... Necesito que me envíes la imagen del ticket por favor... Si, ahora... De acuerdo, gracias, también te amo, adiós.

Relatos de una familia cualquiera ➪ Drakey/DramiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora