cap 1

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un día

Despertó de golpe debido al llanto de un niño.
Su cabello que, a pesar de ser corto, estaba por todo su rostro, dejando ver solamente sus mejillas.

Miró a los lados sin entender, hasta que tomó el reloj de la mesa y dio cuenta de la hora. Sus ojos se abrieron grandemente y todos sus sentidos volvieron sobre sí.

—Ken, despierta —movió el cuerpo a su lado, recibiendo un quejido como respuesta— llegarás tarde a trabajar.

Ignoró el hecho de que su esposo no le hizo caso y se levantó de la cama, colocándose las crocs que venia usando desde hace unos años, y se dirigió a donde provenía el llanto.

Llegó hasta una puerta que tenia un pequeño cartel negro, que tenía escrito en un lindo color dorado las palabras "Hideki Sano-Ryuguji", decorado con pequeñas motocicletas del mismo color.
Ingresó a la habitación y fue directo a la cuna, donde un pequeño bebé, de no más de dos años, lloraba desconsoladamente.

Mikey lo tomó en sus brazos y comenzó a mecerlo, en un intento de calmarlo.

—Shh, shh, ya pasó, amor, ya pasó —los lamentos del niño fueron aminorando hasta ser simplemente suspiros.

Más tranquilo, volvió hasta su habitación, aun con el niño en brazos, a ver si Draken ya se había levantado. Para su no sorpresa, el alto seguía en la cama.

Con un suspiro, acudió a lo único que se le vino a la mente. Gateó sobre la cama hasta estar a unos centímetros del contrario y colocó al bebé sobre él.

—Papi, llegarás tarde a trabajar —habló Mikey, fingiendo ser el pequeño— debes levantarte, o si no papá Mikey te golpeará muy fuerte y ya no volverás a tener día del padre.

El alto dejó escapar una risa ahogada. Estaba despierto desde que el menor le habló la primera vez, pero había decidido descansar por 5 minutos más.

Destapó su rostro y observó a ambos chicos con una sonrisa.

—Pensaba dormir un rato, pero si mi bebé me lo pide, iré a trabajar en seguida —tomó al niño y lo acurrucó sobre su pecho— o bien podría quedarme así por el resto del día.

Mikey sonrió con ternura.
Confiando el bebé a Draken, se levantó. Fue directo al baño a asearse, quería darle el beso de buenos días al mayor, pero primero tenia que lavarse los dientes.

Peinó como siempre su negro cabello, vació su vientre y luego de lavarse las manos, salió.

No tenia ganas de cambiarse, así que simplemente se dejó puesta la misma ropa.

En la habitación estaba solamente el bebé sobre la cama, acurrucado entre las sábanas. El mayor estaba a un lado del ropero, buscando su ropa de trabajo.

—¿Qué ocurrió con la alarma? —preguntó mientras se colocaba una camiseta manga larga— estoy seguro que la puse a las ocho en punto.

—No lo se —caminó hasta él y lo abrazó por detrás, descansando su rostro sobre la espalda— no la escuché, me desperté por el llanto de Hide.

—¿Otra pesadilla? —giró manteniendo el abrazo y besó suavemente los labios del menor.

—Creo que si —dio un fuerte suspiro y se separó, caminando hasta la cama; se acostó junto a su hijo, rodeándolo con su brazo derecho— a veces no se qué hacer para calmarlo —cerró los ojos disfrutando la cercanía.

Draken lo observó pensativo y fue hasta él.

—Estoy seguro que Hideki aprecia cada pequeña acción que haces por él —susurró cerca de su oído, a la par que le brindaba unos suaves besos sobre el cuello.

Relatos de una familia cualquiera ➪ Drakey/DramiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora