Una de mis manos sueltan la tela de su camisa y sube hasta su mejilla, su dedo baja el elástico de mi prenda interior y despegó mis labios de los suyos tan solo unos milímetros fue lo que Trece me permitió y hace el ademán de buscarme pero lo interrumpo.
—Estás ebrio.—Susurro sobre sus labios, él intenta controlar su respiración y veo como su lengua saborea su labio inferior.
—Si lo estoy...—Responde apenas audible y hace el ademán de volver a besarme pero me alejo.—, pero no tonto, tampoco me arrepentiré...—Hace una pausa para fijar sus ojos en los míos, yo mordisqueo mi labio confundida por sus palabras.—, ni lo olvidaré, Ida.—Finaliza dejándome estática y aún con su voz haciendo eco en mis oídos al escucharlo decir mi diminutivo.
Esa siniestra y seductora forma de pronunciarlo causa escalofríos en mi columna, su mano libera mi cuello y cubre la mía que está encima de su mejilla, la arrastra hasta sus labios, cierra los ojos relajando su expresión y cuerpo.
Roza las yemas de mis dedos con sus húmedos y rojizos labios, sube hasta llegar a los anillos que decoran mi pálida mano y los deja en ese lugar.
No entiendo.
Él quiere a otra mujer, en realidad, yo no estaría aquí si no fuera por ella, porque Trece quería un parche para protegerla.
Recordar aquello enfría más mi cabeza y me planteo mi único objetivo, Tyron.
—Veré si no tienes heridas y después te llevaré a tu habitación.—Aclaro mi garganta e intento mantener mi tono tranquilo, él frunce levemente su ceño y abre sus ojos.
—Está bien.—Responde sin titubeo, aleja mi mano de su boca y hago el ademán de alejarme pero él se inclina rozando sus labios en mi comisura.
Mis ojos observan su rostro y él me imita, siento que me libera y tomo esa oportunidad para retroceder, Trece se queda quieto viendo cada uno de mis movimientos, acomodo mi bata y me giro para caminar a la salida de la oficina.
Cuando estoy afuera, inhalo con fuerza y sacudo mis hombros alejando aquella sensación cálida, me dirijo a buscar el botiquín de la cocina caminando con lentitud y frotando mi frente, esto era incoherente.
Estos días nos hicimos compañía y tuvimos alguna que otra plática, quizás sea la ausencia de esa mujer y busca consuelo conmigo.
Y no me siento mal, porque no hay sentimientos de mi parte.
Pero también sus palabras de hace unos minutos, él sabía que era yo y que no se arrepentiría, solo quiero que termine esta noche.
Cuando tengo la caja en mis manos retomo mi camino de regreso a la oficina, por más que intentaba hacer mis pasos lentos el camino fue realmente corto, aprieto el botiquín y me preparo para enfrentarlo de nuevo.
Me coloco frente a la entrada y lo encuentro sentado en el largo sillón negro de piel, su rostro girado hacia la gran ventana observando algo o solo perdido en su cabeza, comienzo a dar pasos hasta sentarme a su lado.
Espero sea la última vez que tenga que curarlo.
Tomo su mano derecha encontrando solo pequeños rasguños pero aún así comienzo a limpiarlos y revisar que no tuvieran pequeños vidrios, coloco un mechón pelirrojo largo y rizado detrás de mi oreja y prosigo.
Termino con esa, él la deja en su muslo y lo miro de reojo antes de tomar su mano izquierda e inclinarme un poco, me concentro en el procedimiento y siento nuevamente que el mechón se salió de su lugar, hago el ademán de colocarlo detrás pero una mano grande y cubierta de tinta se adelanta.
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CRUEL
RomanceÉl es trece. Primeros 9 capítulos en mi otra cuenta de Wattpad BellaLilH. Actualización cada semana Instagram: @bellalilh Safe Creative: 1512105987241