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Estoy viendo todo en cámara lenta, intentando procesar los mensajes y la situación actual, ¿peligro?, ¿quién es realmente el peligro? Mis labios tiemblan levemente antes de bloquear la pantalla, tengo un revoltijo en mi cabeza, mi pecho se siente oprimido y pesado, mientras que mi mente estaba con tantas dudas que quisieran ser resueltas, pero estoy insegura de escuchar las respuestas.

—¿Te encuentras bien?—Aquella ronca voz masculina me hace salir de mi tormenta mental, lo busco con la mirada y mi cuerpo no podía mentirle a esa mirada opaca, pero que me mira con suavidad.

—Me envió un mensaje.—Digo disimulando tranquilidad al saber que el padre de Liv debe estar cerca, Trece tensa su mandíbula y veo cómo se mueve su nariz.—Quiere verme.—Finalizo con temor, no al hombre tatuado, si no al tal Dominic.

Le paso mi celular, algo macabro se refleja en aquella mirada cuando terminó de pronunciar aquello último, está molesto, pero sé que no conmigo, y se inclina a mi oído.

—¿Quieres encontrarte con él?—Parece que aquella pregunta le es difícil de sacarla de su garganta.

—No quiero.—Le respondo con seguridad, él permanece quieto al parecer atónito a mi respuesta y se aleja para mirar mis ojos.—Sé que nos protegerás.—Murmuro con suavidad, su expresión se relaja y su mirada se vuelve pacífica.

Él no está molesto, tiene miedo.

—Jamás dudes de eso, preciosa.—Susurra haciendo que su voz se escuche más ronca y lenta de lo normal, coloco mi mano libre en su mejilla y me acerco depositando un suave beso en aquellos rellenos labios de Trece.

Él cierra sus ojos disfrutando aquel pequeño toque, su mano cubre la mía y yo me alejo observándolo, aquel siniestro, pero bello rostro, él captura mi mano y lleva los anillos a sus labios para dejar un cálido beso en ellos.

Esposa.—Aquella mirada opaca se tiñe con un brillo siniestro y lleno de satisfacción al decir eso.—Yo soy tu verdugo.—Dice en voz baja, segura y lenta transfiriendo una extraña descarga que empieza desde mi mano hasta mi pecho.

Esos mismos ojos cafés opaco me miran como aquella primera vez que lo encontré en el evento, pero ahora no estás dispuestos a destruirme, más bien, diciéndome úsame a tu antojo.

—No permitas que nadie le haga daño a Tyron, nunca.—Pido de forma sincera, desvío mi mirada a donde se encuentra aquel pequeño jugando con la niña rubia, riendo y saltando de un lado a otro.—Si le ocurriera a él algo, yo me moriría.—Murmuro con dificultad y de forma perdida.

Trece, libera mi mano lentamente, y siento como comienza a alejarse, ladeó un poco mi cabeza y veo como le hace una seña a su jefe de seguridad, este se acerca con rapidez y comienza a decirle algo.

♠️♦️♣️♥️

—¡Estoy feliz!—Grita el pequeño castaño-rojizo, lo veo de reojo y tomo un sorbo de mi café.—Liv dijo que también vendrá mañana, Doura.—Exclama antes de llenar su poca de pastel de chocolate, desvío mi mirada y miro a la mujer mayor.

Ambas miran con cariño y alegría hacia el niño, Doura guía su mirada hasta mi y me muestra una pequeña sonrisa antes de asentir.

—Me da gusto, joven Clapton.—Responde ella dirigiendo su atención a lo que está preparando para la cena de Trece.

Vuelvo a mirar de forma discreta hacia el niño, este mueve su cabeza de un lado a otro con energía y veo como acomoda su plato para que esté perfectamente alineado, ahora con la convivencia soy más consciente de esos detalles, Tyron le gusta que esté todo en perfecto orden, lo que me hace recordar a Trece y su fanatismo a la perfección.

CRUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora