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-¿Refugio Clapton?-Es lo primero que escapa de mi boca, él muestra una torcida sonrisa antes de ponerse de cuclillas en un corral y tomar a un cachorro negro con una oreja a la mitad y cicatrices en su rostro.

-Conozco poco del señor Clapton, pero él siempre protege a los más indefensos y les da un hogar.-Acaricia el cuello del cachorro logrando que se relaje, aquel comentario me dejo un poco dudosa.

-¿Son todos los que tienen?-Pregunto evitando el anterior tema, además no le tenia mucho interés a los asuntos del hombre tatuado, Adam sonríe más antes de negar.

-Esta solo es el área de recuperación para los pequeñines.-Veo como el cachorro atrapa uno de sus pálidos dedos e intenta morderlo.-Acompáñame....-Eleva una de sus cejas antes de girarse e ir hacia una puerta blanca.

-Jaidan Brain.-Pronuncio mi nombre con seriedad y desinteresada, él gira su cabeza hacia mi dirección.

-Yo te llamaré, pelirroja, ¿bien?-Elevo mis hombros antes de comenzar a seguirlo, lo primero que entra en mi olfato es el olor a medicamento y desinfectantes en la sala.

Algunas jaulas metálicas pegadas en las paredes con gatos y perros adultos durmiendo o solo descansando, puedo ver que algunos tienen vendajes y sueros, aquello es una escena muy triste para mi.

- Estos son los jóvenes en recuperación, algunos pasaron por muchas cirugías, y por desgracia, más dolor, pero aún asi con mucha ilusión de vivir.-Se acerca a una jaula metálica y mete uno de sus dedos entre los delgados tubos haciendo que el gato de manchas negras y cafés acerque su cabeza.

-Son una dulzura, y nosotros una porqueria.-Suelta entre dientes con notorio desagrado.

Mis pasos son lentos hacia una de las jaulas encontrando en su interior a un perro café con su mentón recargado en sus patas delanteras y atento a mis movimientos, acerco mi mano con lentitud entre los tubos metálicos y veo cómo comienza a mover su cola, veo la larga cicatriz en su espalda y un vendaje en una de sus patas traseras, se estira un poco, roza su hocico con mis dedos y cierra sus ojos con lentitud.

- Las adopciones son muy lentas, todos prefieren la compra de perros excesivamente caros.-Añade.

-Adam.-Se escucha a nuestras espaldas junto al sonido de unas puertas, miro sobre mi hombro encontrando a una chica de corto cabello color cenizo.-Necesito ayuda con el de la jaula P-13.-Hace un leve gesto e inclina su cabeza antes de entrar a otra sala con un triángulo rojo.

-No de nuevo.-Resopla con cansancio, pero también preocupación, se acerca a mi y me pasa al pequeño cachorro que no tarda en morder el lujoso brazalete, ignoro aquello, no me interesa aquel regalo de Trece, hago el ademán de seguirlo al ver cómo se aleja un poco agitado, pero al darse cuenta de mi acción, me mira.-Alto, pelirroja, nuestro recorrido termino por hoy.-Explica y yo elevo una de mis rojizas cejas, intrigada por los fuertes ladridos y gruñidos de aquella puerta.

- Está bien, mañana estaré aquí.-Digo para no quitarle más tiempo, este me muestra una sonrisa tensa y un poco desconfiado al estaré aquí, pero termina asintiendo como despedida y hace pasos más largos hacia aquella dirección hasta desaparecer en su interior.

Hago algunos pasos con intención de retirarme, pero los sonidos rabiosos aumentan y el cachorro deja de morder el brazalete, mis pies ahora se dirigen a la puerta de triángulo rojo e intento visualizar su interior por una pequeña ventana, encuentro al chico de hace unos momentos de cuclillas frente a una jaula metálica y la chica de cabello cenizo preparando una jeringa.

Mis ojos se dirigen a lo que tiene el interior de la jaula, es un pastor alemán con descuidado pelaje, su pata elevada y colgando un trozo de tela cubierta de líquido rojo, mostrando sus grandes dientes a Adam, vuelvo a mirar al chico y oculta en su espalda un bozal, aquello me causa una leve molestia, hago el ademán de empujar la puerta, el cachorro se retuerce en mis brazos y suelta un chillido de susto.

CRUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora