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-Jaidan, es una excelente señorita tiene una gran educación, sabe distintos idiomas......-Mi madre no dejaba de parlotear, al parecer ahora soy brillante para ella.

Sigo distraída con un pedazo de carne que sabe horrible, pero es el favorito del invitado, recorro con discreción a las personas del lujoso y brillante comedor, mamá pidió que limpiarán perfectamente cada decoración, que compraran las flores más bellas y costosas, los platos más caros que teníamos.

Mis ojos se concentran en la desinteresada expresión de Trece, está más entretenido con su plato que con la ridícula conversación de mamá.

-Entonces está preparada para tomar el puesto de la empresa Brain.-Comenta interrumpiéndola, veo como los labios de ella se tensan unos segundos antes de sonreír de forma fingida.

-Ella sería mejor en un puesto de esposa y su futuro esposo el indicado para tomar los negocios, ¿no cree?-Un sabor amargo se instala en mi boca al escucharla, está ofreciéndome a un completo desconocido por poder.

-Ross, basta.-Aclara su garganta papá de forma dura y marcando su molestia.

-Ella no sería capaz de tener el orden, querido, y conoces la razón.-Mi quijada tiembla del enojo e intento mantenerla cerrada, pero mis ojos se guían por instinto al niño que observa todo confundido.

-Ella tomará la empresa, te guste o no.-Repite de forma hostil, obteniendo una indiferente mirada por parte de su esposa.

-Pueden guardarse sus comentarios, está Tyron presente.-Finalizo con un leve temblor en mi tono y por fin teniendo la atención de los tres mayores del comedor.

Libero poco a poco los cubiertos que sostenía con bastante fuerza, mamá disimula un gesto de disgusto antes de beber todo el contenido de su copa y papá sigue con su neutra expresión volviendo a su plato, quedándose fija en mí aquella opaca e inexpresiva mirada, la sostengo unos segundos antes de volver a mi terrible cena.

Mis ojos vuelven a elevarse después de varios minutos moviendo sin sentido aquellos cubos de carne, encontrando los grandes y curiosos ojos infantiles intentando mirarme con discreción, la amarga escena se esfuma de mi cabeza tan solo verlo y aquello me hace hundirme en mi cabeza, recordar la primera vez que lo sostuve entre mis brazos y la última al ser arrebatado.

Un perturbador dolor se instala en mi pecho, solamente lo sostuve un par de minutos y ahora ni siquiera puedo acercarme a él.

Mi vista se desvía a una oscura e inexpresiva, pero encuentro también una siniestra intriga en ellos, el timbre de un celular parece atrapar su atención y veo cómo lo busca, al ver algo en la pantalla, se levanta y se disculpa.

-Insisto, es un buen partido.-Me limito a beber de mi copa que contiene agua, y esquivo el último comentario sin sentido de mi madre.

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Disfruto el dulce olor de mi café que me hace imaginar estar en el campo, el aroma de panqueques que hacía mi madre junto a la abuela y ver por la ventana cómo trabajaban duro el abuelo y papá en la cosecha o con los pocos animales que tenían en aquel tiempo.

Pero ahora todo es muy diferente, un café preparado por una empleada al igual que los panqueques, ninguno tiene ese sabor especial, llego al pequeño cuarto que es el espacio favorito de mamá rodeada de grandes paredes de vidrio, una pequeña mesa de centro y su silla con glamour.

-Mi única hija teniendo como pretendiente a Duncan Clapton.-Presume por teléfono mientras ve fotografías de vestidos muy costosos por su tablet.

No digo ninguna palabra ante aquella gran creación de su cabecita, recargo mi cuerpo en el marco entretenida con su cuento y bebo con lentitud de mi taza.

CRUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora