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Cruzo levemente mis piernas, papá estaba muy ocupado leyendo ya unos papeles que se encontraban en su lugar, paso nuevamente mis manos por la tela de mi falda, me veía diferente entre tantos trajes elegantes y otra mujer que había entrado hace unos segundos, todos los hombres la habían ignorado, pero uno le dio el paso y me sorprendí al reconocerlo, el hombre de tatuajes, Trece cómo decidí llamarlo.

La mujer de larga falda negra hasta debajo de sus pálidas rodillas, una blusa blanca y una chaqueta negra, pude captar su clara mirada admirar el duro rostro de aquel hombre, pero después sus mejillas se ruborizaron parece reaccionar al no obtener ninguna mirada de parte de él.

Sus movimientos un poco nerviosos hacia la larga mesa de la oficina y comienza a acomodar las tazas, mi padre le agradece y la mira unos segundos, pero los demás siguen con la misma actitud hacia ella.

Observo cómo ella de reojo espera que Trece tome su lugar, al pasar justo delante de mi recorro su brillante y lujoso traje negro, resaltando cada tatuaje que adorna su cuello y manos, todo a su alrededor parece no existir y solamente él.

Mis ojos se desvían hacia un pequeño ruido, la mujer con un agarre descuidado en su cabello rubio y rizado está inclinada con un hombre canoso, el dueño de la empresa, éste tiene una expresión de molestia y desagrado hacia algo, ella estira su mano para tomar la taza, pero él le sostiene la muñeca con bastante fuerza, me es imposible no apretar la quijada y mis manos en el bolso.

Una insistente mirada me hace desviar rápidamente la mía, papá observa con seriedad hacia mi dirección al darse cuenta de mi incomodidad y repulsión hacia aquella escena, inhalo con fuerza y él asiente levemente causando que gire mi rostro hacia uno de los grandes ventanales.

Después de varios minutos la reunión comenzó, hablando sobre los beneficios en estos meses y la forma de aumentarlos, entre varias tontas opiniones de los demás señores, quedándose mi padre y Trece en total silencio escuchándolos, uno fingiendo interés y el otro demostrándolo muy claro su desinterés.

-En un par de meses mi único y gran heredero, Caden, tomará mi puesto.-Se toma el tiempo de dar aquel anuncio, acomodándose la chaqueta y sonriendo.-Se graduará de una de las mejores universidades del extranjero y por supuesto aplastando a todos los demás de su clase, siendo el mejor en calificaciones.- Los murmullos no tardan entre los socios, mis ojos se desvían a la pantalla y comienzo a enumerar los puntos de colores en ella, es la misma reacción a los asfixiantes comentarios de mi madre.-Y también seré cercano a mi buen amigo, Brain, una mujer hundiría lo que construiste con esfuerzo.-Mi mirada no se desvía a ese machista hombre, si no hacía papá y siento algunas miradas acechándome.

-Pienso que la mujer tiene inteligencia de sobra, confío en que mi hija hará mejores proyectos para la empresa Brain.-Recalca con papá en un tono serio, pero mi interés no es sobre esa parte.

-Muy en el fondo sabes que es imposible, terminará en bancarrota, además mi hijo..-Mi voz lo interrumpe por impulso al no soportar más sus comentarios.

-Han existido muchas mujeres exitosas, señor, debería decirle a su espectacular hijo que lea un poco de historia y verá lo que una mujer es capaz de lograr.-La pizca de sarcasmo y desagrado están marcados en mi tono, él me observa unos segundos antes de reírse entre dientes.

-¿Cómo lograrían algo si lloran por una uña rota?-Escupe con molestia.

-Maria Curie, estuvo entre la investigación de la radiación para tratar el cáncer.-Aquella ronca voz causa que todos se queden quietos y en completo silencio, miro de reojo hacia él.-Agradécele a ella que por desgracia sigues con vida.-Concluye con un despreocupado tono antes de colocarse de pie, vuelve a pasar enfrente de mí, pero es como si no existiera, nadie en esta sala.

CRUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora