CRUEL

26

—¿Iba acompañada?—Pregunta de forma repentina alejando su rostro y dejándolo a centímetros del mío.

Frunzo un poco mi ceño y recuerdo inmediatamente al hombre de traje con apariencia realmente intimidante.

—Un hombre alto con una cicatriz en uno de sus ojos.—Murmuro antes de mordisquear mi labio, analizo la expresión de Trece y él tensa más su mandíbula.

—Bastián, es la sombra de Eider son los únicos que podrían burlar a mi seguridad...—Frota su rostro con frustración.—, ellos son un peligro ahora mismo, Ida.—Fija su mirada en la mía con seriedad, yo asiento levemente.—Haré algunas llamadas y regresare.—Se queda quieto esperando ¿mi autorización?

—Entiendo.—Digo en un tono tranquilo, él acaricia mi rostro por última vez antes de ayudarme a ponerme de pie y se aleja de forma rápida para dirigirse a la salida.

Abrazo mi cuerpo sin dejar de analizar la tensa silueta del hombre tatuado hasta que abandona mi habitación, después de unos segundos desvío mi vista a la ventana de mi habitación y me quedo mirando el paisaje nocturno.

Froto una de mis sien, ¿realmente ella era el peligro?, hay cosas que no cuadran y eso me causa dolor de cabeza, me dirijo a una de las mesas de noche y saco el pequeño bote con mi medicamento para tomar la dosis dicha por el doctor.

Bebo hasta la última gota de mi vaso y después inhalo con fuerza, me parecía incrédulo todo esto, el sentir que una completa desconocida acusada de traición realmente no es mala.

Dejo caer mi cuerpo de espaldas y cubro mis ojos con uno de mis brazos, las punzadas las siento claramente en el lado izquierdo de mi cabeza una ligera y la siguiente fuerte, una y otra vez.

Quizás mi cuerpo sufrió efectos secundarios por los sedantes de hace años, sentía que algo quería salir de mi cerebro, es realmente doloroso y cansado.

Suspiro suavemente, me acerco a ese cálido calor y permanezco con mis ojos cerrados, puedo sentir muy lejano como cubren mi cuerpo y aquella calidez se acomoda mejor a mi costado.

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Abro un poco la cortina, observo la movilización en el jardín, camionetas entrando y saliendo de la propiedad.

¿Realmente ella es el verdadero peligro?

Aprieto un poco mis labios al sentir una punzada en mi cabeza, siento algo rozar mi largo cabello rojizo y hacerlo a un lado, algo húmedo y esponjoso toca la parte descubierta de mi hombro.

—Prometo que esto terminará pronto.—Escucho aquella ronca y lenta voz masculina cerca de mi oído, su mano toma con delicadeza mi cintura y me acerca a su pecho.

Esto terminará pronto...

¿Significa que eliminará a su propia hermana? Giro levemente mi rostro para mirar sobre mi hombro y encuentro su inexpresivo rostro mirando al exterior.

—Yo no perdono la traición...—Sus ojos bajan lentamente hasta encontrarse con los míos.—, sea quien sea.—Concluye indiferente causando que un escalofrío recorra mi columna.

Su boca decía una cosa y su mirada otra, él tiene miedo, él no quiere lastimarla, él solo está siguiendo como fue criado.

Trece fue obligado a ser un villano.

Inhalo de forma silenciosa antes de girar con lentitud, Trece permanece en su lugar en el mismo trance, elevo mis manos y cubro sus mejillas.