CRUEL

17

Siento un delicado toque en mi hombro el cual me hace abrir mis ojos un poco adormilada y guio mi mirada a esa dirección encontrando al hombre tatuado, lleva lentes oscuros así que no puedo ver sus ojos.

—Ya llegamos.—Murmura en su habitual tono neutro pero con esa pizca nueva suave.

Me quedo quieta sintiendo como poco a poco mi rostro arde, no había cruzado mirada con él durante el trayecto, claramente lo evitaba solo le respondía sin mirarlo.

Muevo mi hombro un poco y giro mi rostro a la dirección contraria, aún tenía presente aquella escena en mi cabeza, tan solo escuchar su voz recordaba aquel ronco jadeo y que se estaba masturbando.

Salgo del auto de forma rápida e intento bajar el ardor de mi rostro con la temperatura del exterior, coloco mis manos en mi cadera, me estiro un poco e inhalo profundo.

Maldición.

Deslizo mi mirada poco a poco viendo la enorme casa, aún había personas acomodando cosas en el interior y en el inmenso jardín, la propiedad Clapton por más que intentara adornarla era muy siniestra.

—¿Quieres que te muestre tu habitación?—Pauso mi respiración escuchar la ronca voz masculina cerca de mi oído.

—No.—Respondo de inmediato pero sin atreverme a mirarlo, sabía que mi rostro estaba de nuevo ardiendo.

Mi piel se eriza al escuchar aquella siniestra risa, y frunzo mi ceño.

¿Qué le causaba risa?

—Doura...—Veo como una mujer se detiene enfrente ante el saludo del hombre tatuado, quizás tenga la edad de mi madre o un poco más, ella le sonríe de forma amable y después me mira curiosa pero con ese brillo hogareño.—, ¿puedes llevarla a su habitación por favor? No deben tardar en llegar las personas que la ayudarán a arreglarse.—Mi ceño se frunce más ante aquel comentario, no entendía a qué se refería.

—Con gusto, señor Clapton...—Mi voz escapa interrumpiéndola.

—¿Saldremos?—Pregunto aturdida sin mover mi cabeza, ella eleva una de sus cejas y se gira para darnos privacidad.

—Te dije en el avión, niña, pero estás más entretenida en tu cabeza...—Responde acercándose más a mi costado, yo permanezco ahí, no me intimidaría.—, hay un evento para recaudar dinero esta noche e iremos.—Entre abro mis labios e intento formular algo pero su celular timbra y él se aleja para atender la llamada.

Cierro mis ojos unos segundos y me trago mi reproche, no por lo que dijo, si no por mi, que estoy ida en mi mente por aquella escena y así es desde que la presencié, debo sacarla.

—Señora Clapton, acompáñeme por favor.—Habla la educada y suave voz de la mujer de cabello castaño, Doura, mi cuerpo se tensa al escuchar como me llamo pero intento reflejar que no me incomodó.

—Gracias.—Murmuro y ella solo me sonríe.

Te sacaré de mi maldita cabeza, Trece.

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—¿Le incomoda?—Pregunta el maquillador de cabello rosado y niego.

Miro los rastros de escamas brillantes rojas a lo largo de mi pálido brazo, y una mujer de cabello oscuro con mechones verdes ajusta la falda de brillosas escamas a mi cadera alineándola con el corsé hecho de plástico duro rojo con detalles dorados.