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♦️Al comenzar el capítulo comienza desde la perspectiva de TRECE, después de los "♦️♠️" comienza a narrar JAIDAN♦️
♦️El capítulo tiene contenido para mayores de edad, lo dejo bajo su criterio (solo la parte donde narra Trece)♦️

Sigo mirando el techo intentando alejar aquel amargo sabor de mi boca, estaba furioso e impaciente en ese momento, me dolió ver cómo evitaba mi tacto y su expresión.

Cierro mis ojos con fuerza recordando una y otra vez aquella escena, maldita mierda, hace unos días yo era su refugio, me abrazo y así lo sentí, pero ahora todo ese avance se perdió.

Maldita sea, Caroline.

Abro mis ojos al escuchar una puerta abrirse, frunzo mi ceño extrañado y mi expresión se relaja al encontrar a la mujer de larga cabellera pelirroja.

La mujer que sin dudarlo me entregué.

Me siento de forma lenta siguiendo el movimiento de sus pasos, lleva una bata roja, su fascinante cabello suelto y descalza, ¿qué hace aquí?, por supuesto que no me molesta su presencia, me sentía embriagado con solo verla, maldición.

—¿Estás bien?—Logro pronunciar en un tono suave, pero mi voz aumentó su ronquedad, maldición lleva una bata roja.

Delineo su delicado rostro pálido, aquellos exquisitos labios rojos y esos maravillosos ojos azules brillando entre la oscuridad de mi habitación.

Aprieto la colcha con mi mano al ver como sus manos toman el listón de su bata y descubre su alucinante cuerpo con lencería roja, mi respiración se pausa y observo cada detalle, deja caer la bata sin dejar de caminar hacia mi dirección.

Si es un maldito sueño y me despiertan colgare la cabeza del jodido responsable.

Mi cuerpo se estremece al sentir su pequeña mano cubrir mi mejilla, solo cierro mis ojos disfrutando aquel tacto, y me deleito con su aroma.

Abro lentamente mis ojos cuando siento su otra mano acariciar mi cuello, jadeo, un solo roce suyo causaba eso, estiro mi mano tocando aquellos rizos pelirrojos, la expresión de ella es tranquila, elevo mi otra mano para tomar su cintura y acercarla de forma impacientemente hacia mi.

Te necesito.

Quería decírselo, no solo íntimamente, la necesitaba más allá de todo eso.

Ella se sienta colocando sus piernas a cada lado de las mías y un jadeo corto escapa de mi boca al sentirla presionarse contra mi miembro, me enloqueces.

Ella es la dueña de mis fantasías.

Sin esperar más acerco mi boca a su cuello rozando mis labios y lengua, ansioso, su suave piel y su adictivo aroma, rodeo su cuerpo con mis brazos y me tenso al sentir una de sus manos tomar mi cabello y su maldito gemido armonioso al tomar con mis labios la tela de su delgado sostén justo donde está su pezon.

Quiero más.

Quiero escucharla pedirme más, verla retorcerse de placer y llenarla de mi.

Dejo escapar un gemido cuando ella de forma repentina, como si leyera mi mente, toma mi miembro causando que tiemble y sin más lo introduce en su interior, cierro mis ojos y me pierdo en aquel inmenso placer.

Ella es mi jodida diosa.

Duncan...—Abro mis ojos al escucharla decir mi nombre entre un delicioso gemido, aún en medio de el exquisito placer no puedo evitar sonreírle.

CRUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora