Hora de los adultos.

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Los días pasaban, las semanas también y TN se adaptó bien a su nueva clase, siendo especialmente cercana a Karma y a Nagisa, pero no se llevaba mal con nadie, tal vez era más desapegada al grupo de Terasaka, pero lo normal. Allí hasta los profes le caían bien, y entre intentos de asesinato y las clases de Koro-Sensei, se lo pasaba fenomenal.

Esa mañana tuvo que correr por su vida porque se había despertado endemoniadamente tarde y no llegaba al toque de la campana. Se bajó del metro y corrió lo más rápido que pudo hacia el campus principal, donde la mayoría de estudiantes le daban paso y una minoría la señalaban para burlarse, y se hubiera detenido para defenderse de no ser por la pedazo montaña que debía subir a toda velocidad.

Suspiró y con toda su fuerza de voluntad, corrió cuesta arriba, bendiciendo su extraña resistencia física a pesar de su flojera.

Ventajas de bailar, supongo.

Llegó al campus antiguo a los 5 minutos y ya todos estaban en el aula. Sudada y jadeante, TN se agarró el cabello en una coleta alta, se quitó la chaqueta del uniforme y se desabrochó los botones de la camisa, dejándola completamente abierta, agradeciendo el poquito de brisa que chocó con su transpiración en ese momento.

Estiró un poco sus músculos y se encaminó hacia el aula, regulando su respiración y su temperatura corporal.

Corrió la puerta hacia un lado, saludando con su habitual “Buenas”, hasta que reparó en que estaban Karasuma, Koro, y una preciosa mujer rubia y que sí o sí debía ser extranjera. La fémina la vio de arriba abajo, y ella la miró de igual manera, fijándose en que estaba melosamente enganchada al brazo del pulpo que tenía por profesor. No confiaba en ella.

—¿Qué?—preguntó.

La clase entera volteó su mirada a otro sitio, apenados por la actitud de su compañera y su bonita figura, siendo extrañamente atractivos estos dos factores combinados.

—TN, respeta a tu nueva sensei—le reprendió Karasuma—. Y vístete, es inapropiado que andes as-

—Sí, sí, ya lo sé, pero tengo calor y estoy sudando como pavo en acción de gracias así que hasta que mi cuerpo ventile me quedo de esta manera—sonrió con falsedad—, gracias por su comprensión.

Se encaminó a su asiento a un lado de Karma y se sentó, estirando su espalda hasta que esta tronó, volviendo a relajarse contra el respaldar, escuchando a la señorita hablar.

—Oh, no se preocupe, Karasuma-san, ella no lo sabía—la miró, sonriendo tan brillante que pudo quedar ciega—. Apuesto a que nos llevaremos genial.

—Sí, claro—murmuró, rodando los ojos.

Resulta que era su nueva profesora de inglés, y que por casualidad de la vida se cruzó con Koro-Sensei que la salvó de ser secuestrada.

Se le hacía raro un secuestro a plena luz del día, frente a una tienda de conveniencia, en una vía pública, donde curiosamente estaba su profesor. Le hizo una seña al pelirrojo y acercó su silla al límite de su propia mesa, siendo imitada por él.

—Hola, Chibi-chan—saludó.

—Hola, pelo ‘menstruación—regresó, provocando una sonrisa en el otro—. ¿Qué tal te cae la profe nueva?

—Es linda, pero siento que oculta algo—susurró.

—Por eso eres mi amigo, Karmita—dejó un par de palmaditas en su cabeza y él rio.

—¿Pensaste igual?

—Por supuesto que sí—se enderezaron y se sonrieron con complicidad.

Sabiendo ahora que no eran solo imaginaciones suyas, TN empezó a abrocharse la camisa, al tiempo que la señorita Irina decía lo muy agradecida que estaba con Sensei y lo mucho que le gustaba, señalando un montón de aspectos que a nadie le gustaría de un ser humano. Rodó los ojos y sacó lo necesario para la clase de historia, mentalizándose para el que, sabía, sería un día raro.

Mitades Complementarias || Karma Akabane Donde viven las historias. Descúbrelo ahora