—No va a ser tan sencillo—dijo Karasuma, mirando a la Koro-pelota—. La facilidad con la que nos amenazó demuestra que es un verdadero profesional.
—Sí, quizá lo más sensato sea entregarme—aceptó Koro-sensei—. ¿Qué opinan? Está en sus manos.
—Bueno, esto es...muy difícil—dijo Irina—. Acabarán muertos despeñándose antes de llegar al hotel.
Miró a la rubia con el ceño fruncido, antes de rodar los ojos. Podía decir lo que quisiera. Por supuesto que no sabía de lo que eran capaces. Pero no les sería difícil demostrarlo.
Miró a Karma, y ambos asintieron. Miró al resto de la clase, y les guiñó el ojo. Todos sonrieron, y miraron la montaña, empezando a subir rápidamente. Se aferró a las rocas y empezó a escalar con rapidez, esquivando las rocas filosas y encajando sus pies en los surcos que habían.
—Nagisa, Kayano. Lo siento, pero...
Karasuma se interrumpió a sí mismo cuando los vio escalados a la pared como cucarachas.
—Si lo que les preocupa es escalar, es pan comido—dijo el presidente de la clase—. No es nada comparado con nuestro entrenamiento habitual.
Se detuvo, mirando hacia abajo. Irina estaba boquiabierta mirándolos, y Karasuma-sensei también parecía sorprendido. Llevaban meses escalando montañas y riscos peligrosos, saltando de rama en rama, brincando sobre piedras resbalosas, corriendo en terreno irregular mientras eran perseguidos... Un simple acantilado no los iba a matar.
—Sin embargo, no estamos entrenados para enfrentarnos a un enemigo desconocido en un hotel desconocido—continuó el chico—. Así que, Karasuma-sensei, ¿podría liderar la operación?
—¡Haremos que ese maldito pague por meterse con nosotros!—rugió Terasaka.
—Que no hayamos matado a Koro-sensei no quiere decir que seamos débiles—sonrió ella—. Estamos más que cualificados para hacer esto. Gracias a usted, profesor.
El hombre pareció sacudido por sus palabras, movido por su determinación, y Koro-sensei también habló.
—Como ves, no son estudiantes corrientes. Tienes 15 miembros de las fuerzas especiales a tus órdenes.
—¿Quince?—preguntó Irina, confundida.
—¡No se olviden de mí!—contestó Ritsu, desde el teléfono de Nagisa.
—Vamos, no tenemos mucho tiempo—lo ánimo Koro-sensei.
Karasuma los miró un momento, analizándolos, antes de asentir, y volver a su modo militar.
—¡Atención!—gritó, con tono firme—. ¡Nuestro objetivo es el último piso del hotel de la cima! ¡Nuestra misión es infiltrarnos y atacar por sorpresa! ¡Usaremos las mismas señales y comandos que en los entrenamientos! ¡La única diferencia es nuestro objetivo! ¡Tienen tres minutos para aprenderse el mapa! ¡Empezaremos la operación a las 2150!
—¡HAI!
Con eso, todos sacaron sus teléfonos y empezaron a examinar el complejo mapa. Las escaleras eran separadas por grandes vestíbulos, así que cada tanto debían arriesgarse y caminar un tramo en el que podían cruzarse con clientes peligrosos o secuaces del que los había puesto en esa situación. Sin embargo, los puntos rojos que marcaban a los de seguridad se concentraban en la planta baja y sus alrededores. Después, no había muchos. Sería pan comido.
—Chibi-chan.
Miró hacia arriba, y a unos pocos metros de ella, estaba Karma llamándola. La situación no le impidió apreciar lo bien que se veía su novio parado en esa roca, con esos pantalones negros que alargaban sus piernas, decorados con una correa que caía por su cadera, y la camisa de botones color vino que se ajustaba perfectamente al trapecio que hacían sus hombros y torso. Era tan malditamente sexy.
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Mitades Complementarias || Karma Akabane
FanfictionDonde TN encontró por fin un lugar que se adapta a su personalidad y conoce a alguien que es como ella, pero no igual. Karma siempre ha sido un incomprendido sin amigos que piensen como él, y esta muchacha tan parecida a él parece haber caído del ci...