Hora de viaje escolar, primera hora.

329 23 4
                                    

TN se tiró en su asiento sin ganas de hacer nada de nada, solo de dormir. Se había pasado la noche leyendo “El club de los 5” en Wattpad.

¡Estaba en el final, ¿vale?! ¡No podía dormir sin saber en qué se acabaría todo!

Al final, ese capitulo fue como un soplo de aire fresco luego de llorar a mares y reír hasta que lo doliera el estómago.

Claro que tuvo que callar ambas. Con una madre como la suya, hacer ruido a las tres de la mañana no era buena idea.

Amenos que te gustaran los besos de la chancla.

Todo el día se lo pasó más lenta de lo normal, sin agilidad física ni mental. Ciertamente le daba rabia, acostumbrada a su vida activa yendo de un lado a otro, pero decidió usar “la ley del mínimo esfuerzo” durante todo el día.
Seguro iba a rodar por la montaña con el sueño que tenía.

No había hecho bromas o participado activamente, ni siquiera participó en clase o habló demasiado con sus compañeros, manteniéndose aislada, y en clase de educación física solo hizo movimientos torpes y descoordinados.

—Oye, TN-chan—ella subió la cabeza, preocupando al chico con sus prominentes ojeras y rostro cansado—. Hey, ¿estás bien?

—¿Eh?—fue todo lo que pudo emitir, perdida en su niebla de somnolencia. Agitó la cabeza—. Ah, tranquilo, Isogai, estoy perfectamente—sonrió—, solo que me quedé hasta tarde leyendo y ahora pago las consecuencias.

La miró con reproche—. Cuida de tu salud, TN-chan, debes dormir bien tus ocho horas.

—Te ves tierno enojado, Isogai—rio tontamente—. ¿Qué ibas a decirme?

—¡Ah!, sí—volvió a sonreír—, venía a preguntarte si ya tenías un grupo para la excursión de la semana que viene.

—No, se me había olvidado—se rascó la mejilla.

—Tranquila, cuando tengas uno, me avisas a mí o a Kataoka, ¿vale?—ella asintió.

—Gracias, Yuuma-kun—el muchacho se sonrojó cuando lo llamó por su nombre de pila, y asintió, yéndose con Maehara y la delegada.

Se volvió a tumbar en su escritorio, cargando un 5% de su energía antes de salir por esa puerta e irse a su casa, cuando sintió una mano en su cabeza, por lo que ronroneó y se inclinó más al contacto, sintiéndose bien.

—Buenas noches, enana—saludó Karma, malicioso.

—Buenas noches—contestó, distraída. Cayó en cuenta de lo que dijo y se dio un manotazo en la cara y otro a la mano de Karma, enderezándose en su sitio—. No, buenos días—el chico rio.

—Eres débil con sueño, ¿eh?—burló—, me lo apunto.

Se levantó y tomó sus cosas, metiéndole un zape al pelirrojo y saliendo por la puerta, pasando a un Koro-geisha muy gracioso al que no le prestó mucha atención por la razón que ya les expliqué.

Era chistoso para la clase una TN cero activa, que tenía reflejos de un bebé y la lengua suelta a diferencia de la habitual TN hiperactiva y de lengua afilada, que se movía siempre con naturalidad y fluidez, casi sin fallos.

(…)

Al día siguiente, se reunieron todos en el patio, sin el sensei cerca, y Karasuma empezó a hablar sobre la excursión a Kioto, en la que habría un francotirador, asesino profesional, contratado por el gobierno para ayudarles a cazar al bicho amarillo. Se repartirían con él los diez mil millones de yenes en función de su cooperación en la misión. Tocaría estudiar un poco Kioto para elegir un buen lugar en el que sea bueno asesinarle.

Mitades Complementarias || Karma Akabane Donde viven las historias. Descúbrelo ahora