Hora de exámenes finales

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El resto del día en su casa fue normal. Todo lo normal que podía ser después de confesar su amor al otro y oficializar su relación. Durmieron la siesta tranquilamente, y rato después, su madre pidió la comida y todos empezaron a hacer fila para bañarse. Por primera vez, Karma había llevado su propia muda de ropa, que consistía en una camiseta negra de Sonic Ninja, su serie de comics favorita, y una bermuda de chándal verde. Así que luego de eso, se sentaron tranquilamente en el sofá y colchón a comer mientras veían otra película, y pasaron la mayor parte de la tarde allí. Más tarde, Karma y ella se encerraron en su habitación a estudiar con la insistencia de su madre, y ellos obviamente no desaprovecharon la oportunidad.

Karma se lanzó a besarla apenas la puerta fue cerrada, y la entretuvo un par de segundos antes de poder sentarse cómodamente en la cama para hacer los ejercicios que había dejado Koro-sensei, siendo acompañados por sus mascotas.

Se acercaba el final del trimestre, y debían esforzarse para conseguir buenas notas en los exámenes finales.

Después de los exámenes de mitad de trimestre, les había quedado claro que incluso el 100% era insuficiente con el director esforzándose tanto para hacerlos fracasar, por lo que ahora iban a ir con el 200%, a matar, en la mayor cantidad de materias e intentar ser el primero en la que mejor se le diera.

No dudaba que las siguientes clases de Koro-sensei serían duras, y verdaderamente crueles, pero estaba dispuesta a lo que fuera con tal de demostrarles a todos que se equivocaban.

Además... Miró a Karma, que estaba seriamente concentrado en un ejercicio de química. Su expresión le resultaba ridículamente sensual, y más cuando daba golpecitos en su labio inferior con el bolígrafo mientras pensaba.

—¿Quieres una foto? Te durará más.

Karma solo levantó la mirada, con expresión traviesa, y su corazón se saltó un latido porque se veía incluso mejor. Se sonrojó.

—Sé que soy perfecto, Chibi-chan, pero si me miras tanto no vas a poder concentrarte—burló él, volviendo a su ejercicio—. ¿Acaso vas a mirarme todo el día de exámenes? Tienes que cuidar tus notas, enana.

Sonrió también—. Lo dices como si no se te notara lo mucho que piensas en besarme y lo ansioso que te pones cuando no puedes hacerlo—lo vio sonrojarse, y se sintió satisfecha—. ¿Acaso vas a distraerte con esas ansias todo el día de exámenes? Tú también tienes que cuidar tus notas, teñido.

Ambos se enzarzaron en una violenta guerra de miradas, intentando empujar al otro en su propia vergüenza por haber sido atrapados deseando a su contrario desesperadamente.

—... ¿Tregua?

—Tregua.

Y ambos continuaron en lo suyo.

Por la reciente relación y descubrimiento de la mutualidad de sus sentimientos, aun la distraía un poco la alegría por haber sido correspondida. Al fin había acabado con sus inseguridades y miedos y corroborado sus pensamientos y sospechas, cumpliendo sus deseos y fantasías. Ahora la idea de una relación con el pelirrojo no era solo su imaginación, sino algo real.

El futuro de su relación, la clase de relación que tendrían, y cómo actuaban entre ellos sería decidido y descubierto luego, quizás en vacaciones. A decir verdad, le daba mucha curiosidad saber cómo se comportaba Karma en una relación formal. Si sería detallista, o más bien indiferente, cariñoso o caballeroso, desinteresado y relajado o divertido, posesivo o celoso... Porque el chico representaba, en cuanto a personalidad, una bandera tan roja como su cabello (ahora que lo pensaba, tal vez su color de cabello no era casualidad), pero, le había demostrado a lo largo del día y en el tiempo que llevaban conociéndose que también podía ser protector y sentimental.

Mitades Complementarias || Karma Akabane Donde viven las historias. Descúbrelo ahora