VII

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-¿Ah?- Sunoo despertaba sin saber muy bien dónde se encontraba, no era su habitación, ni su cama, ni su almohada.

Abrió los ojos enfocando todo a su alrededor sin saber muy bien porqué estaba en la sala de Ni-ki, luego recordó, se quedó dormido después de finalizar la última película.

Pero había algo, extraño, unos brazos rodeando su cuerpo, uno que sostenía su cintura y otro que usaba de almohada.

Se dio la vuelta encarando al alfa, este aún dormido, oh, en verdad que era guapo, muy guapo, realmente atractivo.

-Oh...- sintió sus mejillas enrojecer, su corazón empezó a latir muy fuertemente, sus manos y piernas comenzaron a temblas y sintió una corriente eléctrica en su espalda -Oh, no.

Era justo lo que Jungwon le había explicado cuando conoce a su destinado, pero no podía ser Ni-ki ¿no? Se supone que un destinado se da cuenta la primera vez que se ven, pero ya lo conocía desde hace semanas.

Y cuando los ojos del alfa se abrieron chocaron con los de Sunoo, fueron al rededor de 3 segundos que para ambos duraron minutos.

Ahí Sunoo pudo ver toda clase de colores en los ojos del alfa y el alfa, el alfa volvía a sentir lo que sintió la primera ve, que lo vio.

-Buen día- Ni-ki saludó.

-B-Buen día...

-¿Quieres desayunar? Ayer vi algo en internet y quiero intentarlo, si sale bien lo comemos, sino... ya pediremos algo.

-¿Esta bien que siga quedándome? D-digo... no quisiera gastar de su dinero.

-No te preocupes por el dinero, tengo más del que podría gastar en toda mi vida, es algo muy satisfactorio.

-Entonces...

-Quédate cuando quieras, me gusta estar contigo.

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-Ya hay burbujas, dale la vuelta- Sunoo le daba indicaciones a Ni-ki mientras este hacía panqueques.

-¿Así?- trató pero solo lo dobló a la mitad.

-Mira, es más fácil volteandolo en el aire, aunque no parezca- tomó el sartén y de un movimiento lo volteó -el próximo lo haces tú.

Y dicho eso pronto coció otro panqueque, esta vez era el turno de Ni-ki para voltearlo en el aire.

-¿Tengo que hacerle así?- Ni-ki no sabía cómo Sunoo pudo voltearlo, solo lo vio hacerlo y su mente explotó.

-Ven, te enseñaré- se colocó a un lado tomando su mano encima del mango del sartén indicando el movimiento que debía hacer -un, dos, tres y vuelta- juntos hicieron el movimiento -¿ves? Lo lograste.

-Woaaah- se sentía todo un experto aunque todo fue con ayuda de Sunoo.

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Otro día más, después del desayuno Ni-ki tuvo que ir a su empresa unas horas en las que Sunoo cocinó un risoto blanco con queso, otra de las comidas que Ni-ki amó.

Eventualmente llegó la noche y el momento en el que Sunoo deba ir a su departamento.

-¿Te llevo?- Ni-ki se ofreció.

-No te preocupes, aún es temprano, estare bien, hasta mañana.

-Hasta mañana...

Sunoo caminaba con total tranquilidad a su casa, todo era tan feliz y pleno... hasta que sintió a alguien viéndolo, se dio la vuelta pero no había nadie sospechoso, solo gente caminando de un lado a otro.

Volvió a su camino sintiendo de nueva cuenta esa mirada clavada en su nuca y ahí lo vio, un hombre de al rededor 50 años, que lo estaba siguiendo, apresuró su paso, nunca le había pasado algo igual, no sabía qué hacer.

-Cambia, cambia- Sunoo apretaba el botón del cemáforo para que este cambiara y lo deje huir, a los segundos lo hizo y corrió asustado al ver que estaba a tan solo unos metros.

No tuvo tiempo ni de botar la bolsa de basura que tenía en mano cuando entró al elevador y se sintió porfin a salvo.

Respiró con bastante alivio de ya no tenerlo cerca y alistó la llave de su departamento, cuando el elevador paró, corrió hasta su puerta y se encerró con 3 seguros, estaba tan asustado, lo habían acosado innumerables veces, pero en ninguna alguien se había acercado tanto.

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-¡¿Te siguieron anoche?!- Ni-ki esuchaba a Sunoo mientras este hacía el desayuno.

-Sí, no es algo tan anormal como quisiera, pero si me asusté mucho.

-Si te pasa tantas veces en la misma zona ¿porqué no te mudas?

-Encontrar un departamento a ese precio no es fácil, es el único que puedo pagar si quiero seguir ahorrando, además, no es tan malo, puedo seguir unos años más ahí.

-Debes buscar otro lugar.

-¿Quieres más batido de frutilla?- cambió de tema aumentando al vaso de Ni-ki.

El alfa solo lo miró sin saber qué hacer otra vez, tenía que ayudarlo de alguna forma.

-Oh... se me olvidó mi teléfono en casa... vuelvo en un momento ¿si?

-¡No! Yo te llevo- sería más seguro para él llevarlo y no caminar todo ese trayecto de calles, no era de noche, pero siempre hay peligro.

-¿No te molesta? Puedo caminar, yo--

-No, estoy libre, vamos- tomó sus llaves acabando el batido de frutilla.

Ambos bajaron al primer piso, todo en el edificio de Ni-ki tenía seguridad, muy contrario al de Sunoo.

El alfa condujo hasta el complejo de apartamentos dem omega, parando justo en la entrada.

-Te esperaré aquí.

-Sip, en un momento vuelvo.

Bajó del auto y entró al ascensor que subió al 7mo piso, con pequeños salitos entró a su habitación y recogió su teléfono, luego volvió al ascensor el cual volvería a bajar al primer piso.

Lo hubiera hecho de inmediato si otra persona no hubiera entrado, Sunoo al principio no le dio importancia, pero cuando reconoció al tipo, se dio cuenta que era el  mismo que lo había seguido la noche anterior.

Sabe en qué piso vivo....

Trató de salir pero el ascensor ya había cerrado, aquel hombre se le acercó, esbozó una enferma sonrisa y sus manos se posaron en la cintura y caderas de Sunoo apretando su piel a su antojo.

-Por favor, aléjese- tocó el botón de seguridad que tenía el ascensor pero nadie le respondía, siquiera parecía tener línea.

-¿Porqué debería hacerlo si yo compro tus fotografías?

Sabe cuál fue mi trabajo...

-Por favor, deje de tocarme- hablaba fuerte, para que si alguien estaba afuera, lo escuchase.

Por más que intentaba no lograba alejarse de él, cuando sintió una mano en su trasero empezó a gritar, gritó lo más fuerte que podía, por fin llegaron al primer piso, pero el ascensor no abriría hasta oprimir el botón.

Estiró su mano, su brazo y todo lo que podía, pero estaba demasiado lejos.

Las manos del hombre se adentraron en su ropa, fue entonces que sus gritos no eran suficientes para expresar su angustia, empezó a llorar, e inconsientemente a llamar a alguien, no sabía a quién llamaba su lobo, pero no dejaba de hacerlo.

Estaba de rodillas en el suelo, no implorando piedad, sino por las feromonas de alfa que le eran lanzadas y le quitaban todas sus fuerzas.

No quiero acabar así...
























Cami~

NEED - SunKi ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora