XVII

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-¡Ah!- ya eran as 2 de la mañana, estuvieron al rededor de 4 horas en eso, claro, no todo era rápido y violento, lo hacían con calma, para poder sentirse todo lo posible.

-Solo un poco más...- miraba a Sunoo saltar encima de él, un y otra vez, las manos del omega temblaban al igual que todo su cuerpo.

-E-es difícil~- empezó a mover sus caderas de atrás hacia adelante sabiendo que así aguantaría más tiempo en esa posición.

-Vamos, tu puedes.

Miraba al omega, todo su cuerpo era absolutamente hermoso, su blanco cuello sudoroso adornado con chupetones y mordidas, excepto en el lugar de la marca, su pecho de igual modo, pero sus rosados botones de gomita resaltaban, aunque estaban algo rojos por toda la estimulación que habían recibido.

Ni-ki tomó las caderas de Sunoo, controlando así las embestidas, las profundizó y aceleró, viendo cómo con la primera embestida profunda, los ojos y boca del omega se abrieron a la par.

Sunoo estuvo por caer pero sus brazos lo impidieron, estaba empinado hacia atrás, sintiendo las feroces embestidas en su interior.

-¡Ah!- sus ojos lloraban desde hace rato, pero no era por dolor, o por miedo, le gustaba tanto lo que estaban haciendo que no controlaba esas saladas gotas.

Las embestidas eran tan profundas que el miembro del alfa sobresalía en el plano y blanco vientre de Sunoo, con cada embestida se hacía notar aquel relieve.

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-¿Ah?- Sunoo despertaba a la 1 de la tarde en la habitación del alfa, con la ropa del alfa, su cuerpo limpio al igual que su cabello.

Pero Ni-ki no estaba ahí, en vez de eso había una notita en la mesita de noche que decía:

"Fui a comprar el almuerzo, si no llego hasta que despiertes, hay un poco de comida aquí" 

Y vio una cajita de leche chocolatada junto a un paquetito de galletas, las agarró ambas sentándose como pudo, sus caderas dolían tremendamente.

-Nosotros... oh, nosotros tuvimos sexo- parecía que fue un sueño, pero era real, tanto como el dolor de su cadera y esas marcas en su cuello y pecho.

De todas formas tomó aquella leche y comió esas galletas empaquetadas.

Miró el suelo, encontrándose con algunas de sus ropas que ayer ambos utilizaban, las sábanas fueron cambiadas, no recordaba el momento en que se había dormido, lo último que recordaba era estar acostado mientras estaba a punto de llegar el clímax luego de varias horas de hacer lo mismo.

Pronto escuchó la puerta principal cerrarse y pasos en la sala, seguramente era Ni-ki y subiría en cualquier momento.

Se puso tremendamente nervioso por alguna razón, arregló su rosado pelo sin ningún espejo y limpió las migas de galleta del borde de su labio, esperando la llegada de Ni-ki mientras tomaba lo restante de la leche chocolatada.

La puerta se abrió de repente asustándolo un poco, haciéndole dar un brinco por la sorpresa.

-¿Dormiste bien?- el alfa estaba con dos platos de pollo frito en mano.

-S-sí..- estaba en extremo nervioso y no sabía la razón.

-Okey, antes de almorzar tengo que preguntarte algo...- dejó los platos de comida a un lado y se sentó enfrente de él -¿Te arrepientes de lo que pasó anoche?

-¡N-no!... para nada, yo estuve de acuerdo con seguir y... si me gustó...

-¡Ah! Que alivio, pensé que ahora me odiabas o algo- le sonrió -¿No te lastimé verdad?- considerando que Sunoo era virgen.

-No me hiciste daño... pero creo que yo fui el que lo hizo mal- empezó a jugar con sus dedos -la próxima vez... puedo hacerlo mejor.

La próxima vez.












Cami~

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