II

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Nishimura Riki alfa de 25 años, azabache con pelo algo largo, con 1.87 de altura y de origen Japonés.

Bajaba del avión con algo de prisa, debía hacer firmar algunos documentos.

Era el hijo del medio de una adinerada familia de empresarios, lo mandaron a Seul para que revise que todo está en orden y de paso lidere las empresas que habían ahí.

Eso era realmente fácil para Ni-ki, solo decir qué hacer y ver que se haga, le daba un 60% o más del día libre en su nueva casa.

Nueva casa donde tiene que pagar impuestos ese día o estará sin agua y sin luz por una semana.

Tomó un taxi para llevarlo al lugar, sabía muy bien el coreano, pero ñese a eso aún tenía su acento japonés.

-¿Aquí se debe de pagar?- preguntó en recepción y le indicaron donde exactamente debía hacerlo, asintió y se dirigió a ello.

Su vida no fue muy desastrosa pese a que sus padres no solían demostrar amor o cariño, no hubo muchas más tragedias, tuvo varias parejas en su vida, ninguna duraba más de dos meses, tampoco es que las amase, esas personas se abalanzaban hacia él, su estatus era alto, chico adineraso alfa dominante, simplemente perfecto.

Pero hasta ahora, no encontró algo que realmente le gustara, o que simplemente le gustara.

Mientras caminaba un pequeño chico de pelo rosa chocó contra él haciendolos caer.

-¡Lo siento!- exclamó el pequeño aparente omega.

-Solo fue una caida- rió al ver la desesperación en la cara contraria, ese chico era realmente lindo, incluso su aroma era lindo, sus ojos cafés mirando el suelo, sus largas pestañas algo rizadas, su esponjoso pelo y sus mejillas tan lindas.

Se levantó ofreciendo su mano, fue tomada con algo de timidez, la mano de aquel chico era pequeña y muy cálida, suave, pero aquella linda  mano se separó de la suya rapidamente.

El lindo chico se fue con rapidez.

-Adiós.....

.

.

-¿El dinero no es suficiente? Pero si no usé demasiada agua estos días, no puede ser que-- el omega estaba en una pequeña crisis, trajo el dinero que todos los meses le pedían, pero este mes en particular le pidieron más dinero y no sabía la razón.

-Señor, no podemos cambiar los impuestos-  hablo la señorita.

-Pero no saqué más dinero...- ¿qué debía hacer? Si pagaba el agua no podría pagar la luz, si pagaba la luz, no podría pagar el agua.

A su lado, o mas bien atrás de él, en la misma fila para pagar, estaba el alfa con el que se había chocado hace algunos momentos quien miraba la desesperación del lindo chico al no poder pagar los impuestos.

-¿Cuánto dinero falta?- preguntó el alfa acercándose al mostrador.

-90.000 Wons- habló la señorita.

-Tome, complete lo faltante- sacó su billetera alzando una cantidas de dinero sin fijarse cuánto era, pagando así todos los impuestos faltantes.

-¡Gracias!- Sunoo habló viendo el rostro del chico con el que se había cruzado hace algunos minutos.

-No te preocupes, solo es dinero- le sonrió.

-No, debo pagárselo de alguna manera, ¿podría invitarlo a comer?

-Claro- no perdería la oportunidad de hablar y conocer a ese chico. -Me llamo Riki, pero puedes decirme Ni-ki.

-Me llamo Sunoo.

El omega se quedó mirando el rostro contrario, su nariz respingada, sus labios carnosos, su marcada mandíbula y esos ojos que parecían de un cazador.

-Por favor, deme su número para poder contactarlo y saber sus días libres.

-Toma- le dio un papelito donde acababa de escribir su número de teléfono y su nombre completo.

-Gracias, lo contactaré cuando--

-Si estás libre podemos ir a un café hoy... yo invito- quería verlo un poco más de tiempo.

-¡Oh!... Claro- de ma nada se puso tímido, pero estaban obstruyendo la fila.

-Perdón por interrumpir pero... ¿aún deben pagar impuestos?

-Oh, lo siento, faltan los mios- Ni-ki habló sacando otra cantidad de dinero de su billetera, pero decidió pagar con tarjeta, para que el omega que lo estaba esperando pueda comer lo que quiera en la cafetería y pagar con  efectivo.

-Listo, gracias por su transacción.

-¿Vamos?- miró a aquel chico.

-S-sí...- su pequeño corazón latía rápido al estar cerca de ese chico y su lobo corría en su interior.

Llegaron a un café cercano, ambos se sentaron en una mesa con vista hacia la calle, no hubo ni tiempo de entablar converzación cuando el mesero llegó con el menú.

-Yo quiero un americano con un pastel de chocolate, ¿y tú?- Ni-ki preguntó a Sunoo.

-Estoy bien con un batido de fresa- sonrió.

-¿No quieres algo para acompañar?

-No quiero ser una molestia, yo--

-Pide lo que quieras, yo pagaré todo- le sonrió.

-Entonces... un cheescake de maracuyá- sonrió con sus mejillas rojas.

-Claro- el mesero lo anotó y se fue.

-¿Cuántos años tienes?- preguntó Ni-ki.

-21 años, ¿y usted?

-25 años, no seas tan formal, hablame con confianza.

-Y... ¿Tienes hermanos?

-Sip, soy el segundo de tres hijos, mis dos hermanas se quedaron en Japón.

-Oh, entonces si eres extranjero, es que hablas muy bien pero tienes ese acento.

Estuvieron un largo rato hablando entre ellos, aún cuando su comida llegó no pararon de hablar para conocerse más.

Sunoo era como ese pequeño algo que sentía debía no dejar ir.

Y Ni-ki era ese descanso que Sunoo tanto necesitaba, como un salvavidas.



























Cami~

NEED - SunKi ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora