⎯ Acabo de terminar de ver una película de terror y tengo miedo Takemitchy
⎯ Mikey-kun me había dicho antes que no había nada de qué temer.
⎯ Neh, neh. Protégeme del mal, amor mío
⎯ ¿Me despertaste para eso?
⎯ Sí....... Cariño, sé mi héroe
⎯ Repito, son las tres de la mañana...
⎯ ¡Lo sé! Pronto van a ser las tres con treinta y tres ¿Sabes qué sucede a esa hora?
⎯ ¿Qué sucede a esa hora?
⎯ ¡Es la hora del demonio!
⎯ .......
⎯ ¡Oh por dorayaki! ¡Ya casi será la hora! ¡Salvame, Takemitchy!
⎯ Mikey-kun, tranquilo, no creas en esas cosas... No tienes que tener miedo...
⎯ Viniendo de ti, que te asustan los fantasmas, no me ayuda mucho
⎯ Entonces llama a alguien más, adiós.
⎯ ¡No! ¡Takemitchy...! ¡AAAH!
⎯ ¿¡Qué pasó, Mikey-kun!? ¿¡Estás bien!?
⎯ Escuché algo en la cocina...
Takemichi soltó un gran suspiro mientras se masajeaba la sien. Después de ese grito todo sueño en él desapareció y él estaba seguro que no volvería tan pronto.
⎯ Está bien, Mikey-kun relájate. Me quedare contigo hasta que te duermas...
⎯ No sé cómo responder a eso... ¿Estarás conmigo? ¿De verdad?
Por alguna extraña razón, para Takemichi, aquella pregunta le resultó adorable.
⎯ Si, estaré aquí. Estoy aquí Mikey-kun...
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