Mikey se encontraba entre pilas de películas que poseía su hermana, después de todo, ella es amante del romance. Pero, era pésimo para elegir.
⎯ El Titanic es muy cliché, podría ser un musical... ⎯ Indeciso derrumbó la pila que mantenía antes en pie, para luego levantarse y dejar el desastre hecho sin intenciones de arreglarlo.⎯ Mejor espero a Takemitchy~
Al tener finalmente una idea de lo que iba a hacer, tomó sus pertenencias y al casi llegar a la entrada se detuvo de inmediato al fijarse en su apariencia. Se acercó a su reflejo para así comenzar a peinarse suavemente con las yemas de sus dedos en sus hebras oscuras, se observó un largo rato buscando alguna imperfección pero al sentirse satisfecho, retomó su camino hacia la salida.
Y con una gran sonrisa entre sus labios, cerró la puerta tras de sí.
En el transcurso del tiempo, después de unas horas, Mikey caminaba entre las cálidas y transitadas calles de Tokio. Para ese momento el azabache se encontraba paso con paso, disimulando su apuro en llegar a su destino.
Mikey durante la caminata no despegaba su mirada oscura del cielo, trazando con la misma el curso natural de las nubes sobre su cabeza y preguntándose si podría ver una nube en forma de su dulce favorito o sí era posible, tomarse una foto con Takemichi con esa nube inusual de fondo. Sus pensamientos volaban con el pasar del recorrido, desviando su mirada de un lado al otro observando cualquier cosa a su alrededor con indiferencia, así se la ingenia para distraerse y no pensar en su ser especial.
De lo contrario, se pondría mas ansioso de lo que ya estaba.
Finalmente al llegar al punto de encuentro se dedico a tantear su lugar. Con las manos en sus bolsillos de pantalón holgado, sintiendo los rayos del sol quemar con sutileza sus hombros descubiertos fue que se dedicó a esperarlo con suma paciencia.
Claro que luego del segundo transcurrido, podías ver a Mikey sentado en la acera con una rama que encontró mientras picaba una montaña pequeña de arena, donde podía ver salir un grupo de hormigas con cada estocada que daba a la misma. Luego de jugar por un rato con las hormigas, bufó fastidiado.
Parpadeó alzando la mirada hacia el cielo con aburrimiento.
Se estaba tardando. Demasiado para su gusto.
Mikey pensó en ir a buscarlo él mismo a su trabajo, pero no quería verse desesperado. También tenía una imagen que mantener.
Así que mejor practicaba sus piropos.
⎯ Veamos... Está haciendo un poco de calor ⎯ Mikey llevo una mano hacia su barbilla, pensativo. Para así aclarar su garganta.⎯ No sólo el clima caluroso me puede poner caliente, tu también me puedes poner así cariño
...
No, sonó muy atrevido.
Nuevamente se aclaró la garganta, continuó⎯ La cantidad de estrellas en el cielo es la cantidad de besos que te quiero dar
...
Muy cursi. Además aún es de día.
⎯ ¡Oh, Takemitchy! Que bonitos labios ¿Me los puedo comer?
...
Lo va asustar. ¿Es posible bloquear a alguien en persona?
Soltó un suspiro resignado para así levantarse abruptamente. Quedarse allí es peor que ir a buscarlo, al diablo con su imagen de chico paciente.
Mikey estuvo a punto de ir a buscar a Takemichi, pero todo plan fue cambiado al visualizar la melena alborotada del chico a la distancia. Su corazón comenzó a latir con fuerza y una sonrisa se asomaba en sus labios al finalmente ver a su persona deseada, pero todo eso cambió al percatarse de un pequeño detalle.
Uno insignificante para muchos, pero para Mikey era todo lo contrario.
Takemichi no venía solo.
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Tengo finalmente un día libre, así que procedo a traerles maratón wiii
