Llamada 99

812 118 48
                                    

Reconocía esta sensación, estos sentimientos negativos que lo rodeaban y lo consumía con avidez, una soledad desoladora, un ardor intenso en su garganta que dolía al tragar, un miedo palpable que aceleraba su ritmo cardíaco hasta consumirlo por completo.

—... Podrías explicarme qué ha pasado aquí.—pregunto Mikey suavemente, y con su teléfono extendido frente al campo visual del azabache. Y en dicha pantalla se visualizaba una imagen adjuntada en el chat de Kazutora.

Sí, definitivamente, esta clase de sensación lo había pasado antes. Entonces, ¿Por qué lo sentía tan diferente?

Takemichi Hanagaki era consciente que el pensar demasiado no siempre resultaba beneficioso, porque su mente se llenaba de interrogantes y recuerdos imborrables.

—Takemitchy, ¿Él te besó?

Obligándose a buscar la raíz del problema, el azabache fue capaz de enfocarse en este lugar, mirar con detenimiento aquellos ojos ónix tan preciados para él, y con ello recordarse a sí mismo que su presente no es como lo fue anteriormente, aquel que sofocaba las crueles ilusiones junto a las esperanzas imposibles de cumplir.

Takemichi se volvió a preguntar si esto era su culpa, y una voz minúscula en su interior le gritó lo contrario.

Una lágrima silenciosa recorrió su mejilla izquierda y sus labios agrietados formaron una débil sonrisa sin razón aparente. Luego las manos de Mikey sostuvieron su rostro al mismo tiempo que limpiaba con su pulgar las lágrimas traicioneras que comenzaron a surgir cuál río en sus mofletes calientes, y sin perder tiempo, suavemente repetía "Todo estará bien", "No estoy molesto" y "Takemitchy no hizo nada malo" una y otra vez hasta que pudieran llegar al cansado y ansioso corazón de Takemichi.

Dulce y exquisita voz que aún mantenía su melodía sobre la tristeza, rebosante de la calidez que lo caracterizaba. Mikey es el ancla que lo mantenía estable y otorgaba cierta tranquilidad a su mente inquieta, siempre con la intención de estar allí mismo, a su lado.

El momento en que su estado emocional tuvo una recaída nunca lo olvidaría, porque de solo sentirse cansado lo hacía sentir culpable, como si su propia mente le recordara constantemente que en su vida no puede existir nada bueno, porque de una u otra forma lo terminaría por arruinar.

Por otro lado, la situación actual era bastante irónica, tan fácil que era simplemente responder "Sí, él me besó" pero el verdadero problema era la explicación de que no actuó para evitarlo, y sumado a esto, contarle el porqué no le contó... Takemichi se sintió horrible.

Y luego, un siseo lo regreso a la realidad, lejos del amargo recuerdo.

—A-Ah, ¡lo siento Mikey-kun! ¿Te duele demasiado?

—Sí.

El azabache no supo qué decir después de aquella respuesta, permaneció apacible al mismo tiempo que observaba el rostro herido e inalterable de Mikey. Takemichi coloco la última curita en su pómulo levemente rojizo, y después de asegurarse que todas las heridas hayan sido atendidas y curadas por él, el azabache se alejó un poco del contrario y jugueteo por un tiempo con sus manos con sumo nerviosismo.

El ambiente que los rodeaba a ambos continuo en silencio por un buen rato, ambos metidos en sus pensamientos, y Takemichi al ver que Mikey no estaba dispuesto a ser el primero en hablar tomó el coraje de hacerlo él mismo.

Un suave suspiro ansioso brotó de sus labios, y sin quererlo del todo, logró que aquella mirada ónix se enfocara en él. Trago saliva al obtener toda la atención de Mikey.

—Lo siento, Mikey-kun...—murmuro Takemichi con un pequeño nudo en su garganta.—siento no habértelo dicho antes. Quiero que sepas que lo último que quería era que te enteraras de lo sucedido por alguien más en vez de escucharlo por mi propia boca.

Llamada Entrante | MiTakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora