DOS

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Otro maldito día que no me suena el despertador y tengo que salir corriendo para coger el maldito metro por los pelos, calculo mientras corro el tiempo que tardare de Leioa a la parada en Deusto y creo que no llego a primera ni de putisima coña.

Tesa me va a matar, anoche la dije que saliera a correr tranquila que no me iba a dormir, los cojones. Y si, mi querida y maravillosa amiga sale a correr toditas las mañanas para mantener en forma ese culito como bien nos dice a Gina y a mí cada vez que nos reímos de ella. Porque si, Tesa puede parecer una empollona que solo vive para las leyes constitucionales y esas cosas que estudian los de derecho pero aquí nuestra amiga las mata callando, en el buen sentido claro.

Salgo como una bala del metro sin mirar por donde voy apenas, cuando estoy llegando a la facultad me encuentro con Gina parada en la puerta del bar donde pasamos los descansos.

-¿Pero qué haces ahí parada? Has visto la hora que es, que no llegamos.

-Atenas relájate, han puesto un comunicado en el tablón informando de que Dolores falta casi toda la mañana así que no hay clase.

¿Me está tomando el pelo? No me puedo creer que me haya pegado esta paliza para llegar a tiempo y no tenga clase, también te digo lo agradezco, esa señora es la cosa más asquerosa que he conocido en mi vida y pocas ganas tenía de aguantarla.

"Agradéceselo, así haces un poco de ejercicio, que falta te hace"

Cállate.

-Tía podrías haberme avisado, me he quedado dormida y a poco saco un pulmón por la boca corriendo desde el metro hasta aquí –Gina empieza a andar hacia el bar mientras se ríe de mi, la muy perra.

-Anda entra, que te invito a un café.

Entramos al bar y está bastante tranquilo comparado con otras mañanas, el bar es un sitio muy normalito, las mesas y sillas son de madera muy bonitas como las que se usaban en la época de los vikingos, las paredes son de piedra dándole un toque de antigüedad al bar, las ventanas son largas y grandes dejando que toda la luz del día entre y alumbre el sitio entero.

Nos acercamos a la barra y nos atiende Juan que al parecer hoy le ha tocado el turno de mañana.

-Hola guapas, ¿qué queréis pedir hoy?

-A mi ponme un cortado descafeinado y... -se gira Gina y me mira - ¿Tu qué vas a querer? ¿Lo de siempre?

-Sí.

-Bien pues para ella un café con leche en vaso por favor.

-Perfecto, sentaos chicas que ya os lo llevo yo.

-Gracias –me giro para buscar alguna mesa libre en la que sentarnos y solo queda una al lado de... MIERDA, no me lo puedo creer.

La mesa que está libre tiene al lado un grupo de chavales que tendrán aproximadamente nuestra edad y para mi mayor desgracia uno de ellos es el imbécil con el que me choqué en la fiesta el sábado.

-Joder... -susurro pensando que no me ha escuchado Gina pero parece que si ya que me mira con expresión de no comprender a que ha venido eso.

-¿Te acuerdas que el sábado os dije que iba a la cocina a por algo de beber?

Gina parece no recordar muy bien de que la estoy hablando por la cara que pone, normal también te digo.

-Vale no te acuerdas –me acerco a ella por encima de la mesa para que los de atrás no me escuchen hablar.

-El sábado te deje con Tesa para ir a la cocina a por algo de beber y cuando iba a salir de la cocina me choque con el capullo que tengo detrás.

-¿Con el que me da la espalda? -pregunta mientras se fija en el grupo que tengo a mis espaldas.

Todo lo que quede de nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora