DIECIOCHO

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ETHAN

-A ver, sin rodeos, te gusta Atenas y punto –afirma Adriano mientras se terminan de preparar para ir a por las chicas.

Esta mañana me he sentido mejor que nunca, me encanta ver a Atenas tan feliz, desde que la conozco pocas veces la he visto sonreír o esa sonrisa que le llega a los ojos.

-Si –admito.

Ambos se giran y se miran con una sonrisa que da miedo.

-Mis diez euros –ordena Thiago extendiéndole la mano, que mamones habían apostado.

Les miro incrédulo a ambos mientras Adriano a regañadientes le entrega los diez euros.

-Sois unos pedazo de cabrones, que lo sepáis.

-Tío no te ofendas pero no era normal lo mucho que te interesabas por Atenas, quién nos iba a decir que Ethan García el terror de las nenas, el galán rompe corazones fuera a terminar pillado –bromea Thiago.

-Tío yo confiaba en ti –se hace el ofendido Adriano –Pensaba que no cambiarías.

-Anda, dejaros de lloriqueos y vamos, que hay que recoger a las chicas.

Vamos de camino a casa de Atenas y Tesa mientras hablamos de futbol, no presto mucha atención, me raya un poco Atenas, no ella en concreto sino como está, se que para ella es duro y que en el fondo le cuesta volver a esa discoteca y recordar todo lo que sufrió esa noche, me siento un poco culpable al pesar que va a estar incómoda por mi culpa ya que yo elegí esta discoteca.

Cuando baja la veo y está increíble, todo la queda de maravilla, me encanta.

Me acerco a ella y le paso un brazo por la cintura, me muero de ganas por besarla y ella fácil tampoco me lo pone.

-Buenas noches preciosa –susurro en su oído causando que se le erice la piel.

-Hola guapo –me saluda dándome un beso en la mejilla.

Como siga así no voy a poder aguantar mucho más sin atrapar esos labios.

-¿Estás segura de que quieres que vayamos allí? –la pregunto mientras vamos hacia la discoteca.

Me mira unos segundos fijamente a los ojos y sonríe, es una sonrisa pequeña, no le llega a los ojos y me apena, sé que no está segura y que está de los nervios, le tiemblan las manos.

La cojo ambas manos y le doy un pequeño apretón mientras la sonrío.

-No te preocupes, voy a estar contigo y si necesitas parar y marcharnos dímelo, no quiero que te fuerces a nada por mucho que veas que es lo correcto ¿sí?

Me mira y asiente, se separa un poco y me abraza, sus abrazos son cálidos y reconfortantes. La devuelvo el abrazo con un poco más de fuerza pero sin hacerla daño.

Nos separamos y seguimos andando tras el resto, la observo de vez en cuando y sé que le está dando vueltas a algo, no está presente.

-¿Sabes que le voy a dedicar una hora diaria a aprenderme las canciones de Morat para poder vivir el concierto contigo a tope? –bromeo para que desconecte de sus pensamientos por un rato.

Me mira y me agradece con la mirada el cambio de tema, se echa a reír y me encanta, sonará muy cursi pero te juro que me pondría su risa de tono de voz para cuando me llaman.

-¿Lo dices en serio?

-Totalmente en serio –afirmo bromeando.

Aunque no lo voy a admitir, llevo unos días escuchando las canciones del grupo para poder aprendérmelas, ya que voy a ir a un concierto, que mínimo que saberme las canciones del grupo que canta ¿no?

Todo lo que quede de nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora