DIEZ

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Llevamos cuatro jodidas horas en la cola del maldito concierto. Tesa está súper emocionada y en su salsa pero yo estoy de los malditos nervios, no entiendo porque demonios hemos tenido que venir cuatro horas antes de que empiece.

-Tesa tía pero cuanto queda –suplica Gina.

La entiendo, estoy hasta los cojones de escuchar chillidos, desquiciadas cantando y cosas por el estilo, pero lo peor no es eso, lo peor es que no me sé ni una maldita canción, ni una.

Avanzamos más rápido de lo esperado, más que nada porque en cuatro horas hemos avanzado unos 100 metros y de milagro.

Nos registran y entramos dentro, esto esta hasta los topes.

-Venga chicas, vamos al centro –grita Tesa por encima de la música que han puesto hasta que salgan los cantantes.

-¿Al centro? –Pregunto -¿Pero tú quieres morir aplastada?

-No seas tan aguafiestas Atenitas –me dice Gina en el oído.

En el fondo sé que esto le hace mucha ilusión a Tesa, es su grupo favorito desde que éramos más pequeñas y sé que nunca ha ido por eso decidí acompañarla.

Nos hacemos hueco hasta el centro y Tesa empieza a saltar tan emocionada que parece una niña pequeña la noche antes de los reyes, la observo con una sonrisa en los labios.

No sé si realmente había una oferta, que no creo que la hubiera, pero solo por ver como de emocionada está vale la pena todo esto. Aun que si me entero de que realmente no hay oferta ni leches la voy a matar por qué no son baratas las entradas para estas cosas.

-Chicass, vamos a hacernos una foto –Tesa nos pasa un brazo por encima de los hombros a cada una y acerca su móvil a nuestra cara, al ser ella quien nos abraza y tener el móvil la cara de Gina sale en primer plano capturando toda la pantalla, simplemente se la ve la frente y parte de los parpados, le quita el móvil a Tesa entre risas y sonreímos para la cámara.

La gente empieza a chillar cuando veo como empieza a salir gente al escenario, supongo que serán los del grupo.

Llevamos media hora de canciones y no está tan mal como pensaba, pero aun así es un tanto raro ir a un concierto y no saberse ni una canción casi ni de oídas.

De repente siento una mano en la cintura y me giro de golpe para pegarle un tortazo al que se haya tomado tantas confianzas.

Al girarme me sorprendo al encontrarme a tres caras conocidas, son Ethan, Adriano y Thiago.

-Hola guapa -me saluda Ethan aún con la mano en la cintura.

-¿Hola? –ahora sí que no entiendo nada, ¿pero a estos tres desde cuando les gusta la música de este estilo?

Se unen a nosotras y veo como Gina y Thiago bailan pegados el uno al otro, se cantan varias canciones y algún que otro beso les pillo, eso me causa una sonrisa, me gusta ver a mi amiga tan feliz junto a una persona que la quiere y valora como se merece.

-No me esperaba que un chico como tu escuchara este tipo de música –bromeo mirando a Ethan.

-¿Quieres que te diga la verdad? –se acerca y me susurra en el oído.

-Sorpréndeme, soy toda oídos.

-Sabía que estarías aquí y quería darte una sorpresa –acerca su cara a la mía y me mira a los labios.

-Y yo que te tenía por un Don Juan –le sigo el juego mientras dejo unos centímetros de más entre nuestros cuerpos.

-¿Y tú? No me imaginaba que te gustasen este tipo de grupos –vuelve a acercar su cuerpo al mío.

Todo lo que quede de nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora