Parte 37 No llores demasiado por él

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Era momento de despertarme, notaba como mi consciencia volvía a mi cuerpo poco a poco. Luchando por unos minutos más de sueño me di la vuelta en la cama y... no noté el borde como siempre. 

Pasé la palma de mi mano por la superficie más fría. De golpe me incorporé sobre mis codos mirando a mi alrededor, no conseguí enfocar bien hasta el cuarto parpadeo.

- ¿Que...? - estaba en la habitación de Caleb, sin Caleb.

 La ventana dejaba entrar unos rayos de luz, pero no lo suficiente para adivinar qué hora del día era. La ropa mojada que dejé en el rincón había desaparecido. Froté mi cara para terminar de ahuyentar la confusión, sentía que mis ojos estaban pegados.

 Me levanté por fin, envuelta en la ropa de Caleb y decidí recoger el poco desastre que había causado. Hice la cama y monté los cojines como me pareció que estaban. Antes de salir me acerqué a la puerta cerrada y me quedé en silencio esperando escuchar cómo estaba la situación fuera; pero solo podía oír la voz de un programa de televisión. Armándome de valor, respiré hondo y salí en dirección al pasillo.

 Cuando puse un pie en el salón, la mirada de Tyler se quedó fija en mí como si acabara de ver un fantasma. Yo por mi parte actué de forma similar, con un pie en el aire y mirando sus ojos azules fijamente. 

No sabía cómo actuar después de lo de anoche, y al parecer él tampoco. Nos odiábamos, eso estaba claro; así que si actuaba de pronto de manera amable sería un trauma para los dos, pero si se comportaba como el idiota de siempre era posible que me volviera a llorar a la habitación.

- Hola - consiguió articular cuando se le pasó la sorpresa.

- Buenos días - susurré mirando alrededor buscando a cualquier otra persona.

- Se han ido - comentó adivinando mis intenciones - Pero no tardarán en volver.

 Asentí incómoda sin saber qué decir, pero él se adelantó y me tendió un vaso de café que tenía delante de él.

- Parece que lo necesitas más que yo - acepté le gesto con un gracias - Tienes una pinta de mierda.

Y ahí estaba el Tyler de siempre... y lo agradecí.

- Tú tampoco tienes mejor aspecto con la venda en la cabeza - suspiré y me senté en el sofá opuesto. Me fijé entonces en el bote lleno de arroz que había en medio de nosotros.

- Sawel ha estado toda la mañana intentando arreglar tu teléfono, pero como nada ha funcionado hemos optado por el método de toda la vida. Arroz.

- Gracias - di un sorbo al café y tuve que quitarlo en seguida porque me quemé - Mierda.

- Caleb ha ido a tu colegio - Tyler omitió mi torpeza - Podría haber llamado pero no le parecía formal, así que se ha acercado esta mañana a decir que tenías un virus.

- Casi se me olvida - apoyé la frente en la mesa - Merezco que me suspendan.

- Por suerte para ti él está en todas- las llaves de casa en la cerradura nos salvaron de seguir manteniendo una conversación civilizada.

- ¿Se puede saber qué le has hecho? - dijo Sawel con tono acusador hacia su amigo en cuanto entró.

- ¡Ha sido ella sola la que se ha levantado en plan mi vida es una mierda! - se defendió.

- Por una vez, tiene razón - alegué por él - Gracias por lo del teléfono.

- No ha sido nada, de todas formas no hemos podido hacer gran cosa - Caleb entró detrás de él cargando un montón de bolsas.

Time Out ( Guerra de Capitanes #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora