3*.SALOMÉ: Piano viejo y desgastado.

235 12 6
                                    


Bajo del escenario, busco a Julio, está en la primer fila conversando con unos hombres, me acerco y escucho al joven Octavio diciendo:
-Él es el representante de la...-lo interrumpo -Él es mi representante.-

-Señorita Herreta es un gusto verla, excelente ensayo.-me dice el señor Octavio.

-El gusto es mío, este teatro siempre me ha parecido hermoso, siempre quise conocerlo.-- Clavé mis ojos es el desconocido junto a él.

-El es mi amigo y reconocido chelista Israel Jokovic, el será su compañero en el escenario- me presentó el señor Octavio a el joven junto a él.

-Señorita Herreta...- Saludó estrechando mi mano con sus huesudos dedos.

-Señor Jokovic, es un verdadero placer conocerlo.-

-El placer será mío al trabajar con usted-Dijo el hombre con tono cortés.

El joven Octavio interrumpe cambiando de tema:
-¿Aún no se han instalado? La temporada será larga, necesitarán un apartamento.-

-Vimos varias opciones pero aún no hemos decidido nada-- Le respondió Julio.

-Oye Israel, Tu tienes mucho espacio en tu casa, podrían quedarse allí ¿Porqué no les rentas? Digo, vives cerca del teatro y el dinero extra no te caeria nada mal.-Comentó Octavio a el señor Israel.

-Ah claro, sería un placer recibirlos- Dijo el joven algo sorprendido.

-No se que decir, no se si sea la mejor idea, no queremos molestar a el joven Jokovic.- Respondió Julio.

-No es molestia, además ya tenía pensado rentar las habitaciones del apartamento, pero no sé preocupen pueden ir a conocer el departamento y deciden ¿qué opina usted señorita Herreta?- Trató Israel de convencer a julio.

-¿Tiene piano?-Le interrogue curiosa.

-Tengo uno viejo y empolvado.- Me dijo restando importancia.

-Entonces ya encontró inquilinos.- le dije sonriendo y con entusiasmo.

-Bueno, pues podemos irnos cuando quieran para instalarse-

-El ensayo ya término, pueden retirarse a descansar, mañana temprano tienen que venir a empezar con los preparativos de la temporada, yo también tengo que retirarme a una junta importante.- Indico Octavio mientras contestaba un mensaje desde su teléfono.

-Muchas gracias y hasta luego joven Péren.- Dijo Julio despidiéndose.

-Gracias a usted, señorita Herreta, Israel, espero verlos mañana.-

-Igualmente- Contestamos ambos en unísono mientras Octavio se retiraba.

-Bueno, les ayudo con sus maletas para tomar un taxi.- comentó el señor Israel, mientras tomaba la maleta que yo traía cargando, de igual forma trató de ayudar a Julio con su maleta, pero este se rehuso.

Salimos del enorme teatro y después de un rato de luchar por conseguir un taxi, nos dirigimos a la casa del joven Israel que estaba a un par de cuadras, llegamos a un edificio antiguo, grandes ventanas y altas puertas.
El elevador antiguo te ponía un poco nervioso pero era de lo más bonito.

Algunos pisos después llegamos al departamento 18 "D".

El señor Israel nos abrió la puerta, era un lindo y amplio departamento con muchas plantas, muebles en colores cálidos y con una linda vista al centro.
Entramos y él nos indico:

-Bienvenidos, este será su hogar un tiempo así que espero que se pongan cómodos.-

-Es muy bonito su departamento señor Jokovic, en verdad que lo es.- dijo Julio mirando de un lado a otro, conozco esa mirada, le gusto el apartamento.

-Muchas gracias Señor Franchet.- dijo conduciéndonos hasta las habitaciones.

Eran cuatro puertas, abrió la segunda y la tercera, ambas tenían balcón y una hermosa vista. Él dejando las maletas en el suelo de nuevo indico:
-Estas son sus habitaciones, no hay horarios ni restricciones, la cena esta lista a las 6:30, la mujer en la cocina se llama Sandra es la ama de llaves, la renta son 2 grandes al mes y creo que es todo lo que necesitan saber, ah y en la sala hay un anaquel lleno de libros por sí quieren leer.-

-Muchas gracias joven Israel, bueno pues me voy a descansar, compermiso- Dijo Julio entrando en la segunda puerta.

-Señor Israel... ¿Podría decirme donde tiene su piano?- le cuestione con tono de anhelo.

-Claro, si quiere acompañarme, con gusto la llevo al estudio.- Estiró su mano invitándome a seguirlo.

Al final del pasillo había unas escaleras muy delgadas y en forma de Caracol, subimos un poco, entramos a un pequeño estudio con grandes ventanas y en la esquina un grande piano muy viejo y maltratado, junto a este había un hermoso contrabajo, una mesita llena de pentágramas y muchas plumas tiradas.

-Esta muy maltratado pero suena muy bien, espero te sirva- Comento mientras pasaba su mano por el polvo.

-Muchas gracias... En verdad esta excelente- le conteste agradecida.

-De nada, eres muy privilegiada, poca gente entra en este lugar.-

-Bueno eso lo hace mas especial.-

-Perdona la pregunta pero no conozco tu nombre... Sólo se que te apellidas Herreta, ¿Cómo te llamas?- Me dijo sentándose en el sillón junto la mesita.

-Mi nombre es Salomé, es un nombre raro, así que generalmente me dicen Sal o Saly, aunque jamás me a agradado mucho.- respondí sentandome frente a él en el banquillo del piano

-Nadie debería modificar un nombre tan bonito como Salomé.- Me dijo mientras me observaba con sus enormes ojos de color casi negro, no eran exactamente llamativos pero tenían bonita forma de mirar.

-Hay gente que no le gusta, siempre me dice Saly.- le dije con una sonrisa.

-Es un nombre único y encantador para una niña igual.- me halagó con una grande sonrisa, en su rostro había unas grandes ojeras que contrastaban con su piel blanca, tenía una nariz grande y afilada.

-No digas eso, sólo soy una chiquilla con talento... Nada de especial ni mucho menos encantadora.- le dije algo sonrojada.

-No finjas falsa modestia, en verdad creo que tienes un talento único, además tu sabes que eres encantadora.- me dijo mientras cruzaba sus delgadas piernas, es un hombre increíblemente flacucho, apuesto a que se le pueden contar los huesos de la columna y las costillas.

-¿Qué es peor ser modesta o tener un ego inflado? En lo personal prefiero la modestia.- levanté mis hombros y recogí un pentagrama del suelo.

-Cualquier cosa es mejor que un ego inflado... Eres una niña muy lista.- me dijo señalándome con el dedo.

-¿También compones?- le pregunte cambiando de tema.

-Es mi actividad favorita.-me dijo mientras se rascaba el cuello.

-También la mía-le dije sonriendo y cruzando las piernas y acomodando mi falda, llegaba sólo un poco arriba de las rodillas.

-¿Qué edad tienes exactamente?- me pregunto extrañado.

-Tengo 14 años, en pocos días cumplo los 15 ¿Porqué la pregunta?.- le dije dando vueltas en el banquillo de forma infantil.

-Me llama la atención que tu pasatiempo favorito sea componer, a tu edad una jovencita tiene otras cosas en mente...-

-¿Cómo que?- le cuestione sin comprender.

-¡Que se yo! Leer, salir de compras, los zapatos, los muchachos...- continuó rascando su cabeza, estoy empezando a pensar que tiene pulgas o algo por el estilo.

-Me gusta leer, lo demás nunca me llamo la atención... ¿Tu qué edad tienes? - le dije con una sonrisa inocente.

-¿Yo? Tengo 21 años.- dijo como si se sintiera un anciano.

-¿Y porque estas componiendo y no en una fiesta?- supongo que los hombres de 21 años hacen.

-Porque soy un maldito ermitaño sin vida social.- Se excusó levantando los los hombros.

-Ya somos 2- Conteste sonriendo con complicidad.

SaloméDonde viven las historias. Descúbrelo ahora