Salomé

5.SALOMÉ: Claveles Grises

Recostada en mi cama, leo un libro que compre en el aeropuerto... ¡Rayos! Faltan trece minutos para las siete, tengo que cambiarme para ir al parque.

Abro la maleta, (lo se soy una floja que aún no he acomodado mi ropa en el armario) tomo un vestido color violeta sin manga y de cuello cuadrado, ceñido de la cintura y de falda circular, me pongo un suéter de botones color gris con unos botines del mismo color.

Peino mi cabello y con resignación lo dejo suelto, sólo voy a la florería así que me da igual.

Alguien toca la puerta de mi cuarto, abro, es Julio... Me saluda cortés:

-Buenas noches Señorita Salomé, el joven Jokovic ya me informo de la invitación que le hizo para conocer el parque y me invito a acompañarles ¿Esta lista?.- me dijo sacando los lentes de su bolsillo y limpiándolos para ponérselos.

-Ya estoy más que lista ¿el señor Israel también ya esta listo?-Le pregunte acomodando mi cabello.

-Esta en su estudio y pensaba ir a preguntarle... Pero Sandra me advirtió que no se me tiene permitido entrar allí, tal parece que usted es la única que puede entrar.- Dijo con un tono de indignación.

-De acuerdo, yo iré.- Me burle un poco y me dirigí al estudio.

Subí las escaleras y cuando toque la puerta nadie contesto, entre y el señor Israel estaba dormido sobre la mesa donde componía.

Me acerque un poco a él y sacudiendo un poco su hombro saltó de la silla sacándome un infantil grito, él de inmediato se levanto apenado para tranquilizarme, se disculpó más pálido de lo usual;

-Lo lamento no era mi intención asustarla, ¿se encuentra bien?-Comento con sus enormes ojos negros mirándome con preocupación.

-No pasa nada, estoy bien, sólo me espantaste, pensé que estaba mucho más dormido.-

-Soy de sueño ligero- me contestó mientras se acomodaba el traje.

-Pues en verdad lo siento, la única persona con la que convivo toma calmantes para dormir, así que no se mucho de personas durmiendo.- le comenté refiriéndome a Julio.

-No te preocupes- me dijo con una enorme sonrisa mirándome a los ojos, ¡cuanto me incómoda cuando me mira así!

-¿Ya...ya estas listo?-le dije tartamudeando.

-Sólo me cepillo los dientes.- respondió tirando una colilla de cigarro.

-Claro.- le dije caminando hacia la puerta.

-Por cierto se ve hermosa.-me dijo recogiendo su mesa de trabajo.

-No diga eso- debo admitir que me sonroje.

-¿de nuevo con la modestia?- respondió mirándome con una sonrisa burlesca.

-No es eso sólo creo que no me veo "hermosa".- Le dije irónica.

-No me vengas con que eres una muchachita con autoestima bajo que piensa que es horrible.-

-Yo se que soy bonita, mi padre jamás habría permitido que fuera demasiado delgada o gorda, el siempre quiso que yo fuera perfecta.- le dije algo más agresiva.

-Eres tan bonita que aunque fueras más delgada o gorda seguirías igual de perfecta.- Me sonrió con amabilidad.

-Eres la primer persona que piensa así.-Salí del estudio.

Cuando todos estuvimos listos salimos al parque.

En el camino la conversación fue sobre el hambre que teníamos, tuvimos la conclusión de que compraríamos lasagna.

Cuando llegamos al parque me sorprendió lo bonito que era, niños corriendo, puestos de colores y muchas flores, árboles y plantas.

El señor Israel me señalo la florería frente al parque.
Julio prefirió no acompañarnos por su alergia al polen, se adelantó a comprar la lasaña.

El joven Israel y yo entramos a la florería, era muy hermosa tenía decenas de flores de todos los colores que eran posibles.

El señor Israel me pregunto mientras yo olía unas violetas:

-¿Cuales son sus flores favoritas? ¿Las violetas?-

-Las rosas.-le respondí sin dudar.

-Rojas o Rosadas.- comentó con las manos en los bolsillos.

-color carmín.- respondí analizando los crisantemos.

-Pensé que su color favorito era el rosado.-comento extrañado.

-Se equivoca señor Israel, es el rojo ¿Y el de usted?-

-El gris- dijo con seguridad.

-¿El gris? Que color tan aburrido ¿Porqué le gusta?- dije con sorpresa.

-Es un color neutral y elegante, ni blanco, ni negro, nunca toma una postura ¿Porque te gusta el carmín?-interrogó curioso.

-Me parece el color más vivo.-le respondí sonriendo.

-¿Comprarás rosas?-

-No, sólo son para ocasiones muy especiales.- Dije indignada.

-¿qué llevarás entonces?-Dijo fastidiado, ¡que poca paciencia tiene este hombre!

-Claveles Grises-le sonreí

-¿eso existe?-respondió extrañado

-Aquí si, gracias a la modificación genética.-Explique con entusiasmo.

-o la pintura.-dijo él