El publicista pide que sonría un poco, mala idea, mi sonrisa fingida es perturbadora, parezco psicópata.
Cambia de plan, me indica que empiece a tocar el bonito chelo antiguo que me prestaron para la sesión, empiezo a tocar una tonada sencilla y me introduzco en ella... Cierro los ojos, mis brazos se mueven al compás de las notas, no puedo evitarlo la vibración del bajó me invade desde adentro y me hace sentir bien, es la única forma en la que expresó lo que no se puede decir con palabras.
Término la improvisada tonada, cuando levanto la mirada noto que todos los asistentes no se guardan su sorpresa, me miran como si fuera de lo más raro.
El publicista rompe el silencio aplaudiendo de la forma más entusiasta posible, los asistentes lo imitaron.Doy las gracias y con la respiración aún un poco agitada tomo mis cosas, me dirigí a el auditorio y una dulce tonada que reconocí de inmediato me llegó a los oídos... Seguí caminando un poco más rápido y cuando llegue a las gradas esa pequeña y encorvada mancha rosa estaba tocando lo que compuso para el concierto... Me siento en una butaca frente al escenario.
El melifluo me conmueve de inmediato e inconsciente empiezo a pensar en mi madre... Esta melodía en especial me recuerda a ella.
Es tan dulce, melancólica, triste y delicada... No se parece en lo absoluto a mi madre, mi mirada se pierde en un punto imaginario del suelo.Adoré a mi madre, era una mujer fuerte, decidida, alegre e independiente... Mi padre la dejo cuando yo tenía 3 años... Jamás se victimizo, siguió con su vida con valentía y educó a sus 2 hijos sola.
No teníamos dinero pero siempre tuvimos que comer, pudimos estudiar y yo con esfuerzo me compre mi primer chelo a los 13 años.
En la iglesia los domingos, una anciana siempre tocaba el bajo y siempre me fascinó su sonido.
La anciana murió y su esposo quería venderlo porque le recordaba a ella. Lo compre en 3 camisas y unas botas de trabajo viejas. Era mi único capital y el era un buen hombre... Además que calzábamos igual.Ese raspado, despintado y viejo contrabajo era mi posesión más valiosa, en menos de un año ya había "compuesto" 2 canciones (por cierto muy malas)... En la escuela me enseñaban notación musical y también leí todos los libros de música de la biblioteca... Pero no era suficiente... Quería aprender más.
Un día fui al gran teatro bohemia donde tenía la esperanza de encontrar a en chelista que saciara mis dudas, después 18 calles cargando el enorme maletín. Entre por primera vez al imponente y hermoso teatro bohemia, para mi decepción, no había nadie en el escenario, pero volví al día siguiente y al siguiente, leía un poco y regresaba a mi casa.
Hasta qué un día alguien se me acerco... Un muchacho en extremo Rubio, (cosa rara en esta región) vestido con ropa muy costosa y sonrisa amable, era el joven Octavio Péren.
Conversamos de nuestras películas favoritas y cuando me di cuenta ya me había ofrecido una beca en una prestigiosa academia de música donde su madre era directora (cabe mencionar que su padre es el dueño). A los 18 ya aparecían mis composiciones entre los críticos importantes y Tabo y yo éramos los mejores amigos.
Mi carrera fue obra de la casualidad.
Dos años la enfermedad atormentó a mi madre, hasta que murió el mes pasado.
No me siento mal por ella, se que vivió una vida feliz.
La joven Salomé terminó de tocar... Me quedo estático, ella me mira y con tristeza en sus ojos baja del escenario y me mira con los ojos húmedos;
-¿No le agradó?-
-Me fascinó.- le dije aún distante.
-No entiendo... Sea sincero.- continuó con la voz entrecortada.
-Tienes talento, haces que las personas recuerden quien son y de donde vienen.- me levanté de la butaca y me puse frente a ella.
-Ese no es un talento, es una maldición.- una lágrima rodó por su mejilla.
-¿maldición? Tienes el poder de transportar a viejos recuerdos.- seque con mi pulgar su mejilla.
-¿y si hay momentos que no se quiere recordar?- continuó
-Todos tenemos esos momentos, hay que aprender y superarlos.- tome sus rostro con mis manos y fije su mirada con la mía.
-No quiero recordar.- me abrazó tomándome del cuello con fuerza.
-No tienes que hacerlo.- susurré en su oído.
Ella levantó la mirada, su rostro estaba demasiado cerca del mío, incómodo me separo y despidiéndome salgo del lugar.
¿Qué rayos me pasa? ¡Es una jovencita! No puedo estar tan cerca de ella... No es correcto, se ve mal, Que digo se ve mal ¡Esta mal!
Es muy hermosa, pero es una niña.
Debo detener esto... Guardare mi distancia con la señorita Salomé.
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Salomé
Mystery / ThrillerSalomé es una joven pianista promesa de tan sólo 15 años... Su increíble carrera empezó desde antes de que aprendió a caminar y aunque todos esperaban grandes cosas de ella, tenía otros intereses. Era una joven increíblemente adorable, hasta su form...