13. SALOMÉ: No es poesía... es diagnóstico.

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Me senté en la mesa junto a el señor Israel y me puse a analizar a nuestra nueva invitada... Ojos verdes y pequeños, perfecto cabello castaño hasta media espalda y piel canela.
Ella es la mujer de la foto en la biblioteca.

Su altanera sonrisa me irrita o tal vez sólo sea envidia por sus encantadores hoyuelos.

Su plática me asquea... "Recuerdas cuando me hice la pinta en el colegio... Cuando golpeaste a mi novio... Cuando me explotó la cabeza..." No dijo eso pero hubiese sido genial.

Tocaron la puerta y me ofrecí a abrir... Todo menos escuchar de nuevo la historia de como ganó el campeonato de oratoria.

Abrí la puerta encontrándome con un niñito de siete años y una joven de aparentemente mi edad tomándole los hombros... Ella me saludó cordial;

-Hola, un gusto ¿Aquí es la casa del señor Israel Jokovic?-

-Aquí es.- dije cortante.

-Es un placer... Me llamo Paola Boneta y él es mi hermano.- se presentó señalando al niño.

-U... Un gusto, me llamo Oskar Jokovic.- Dijo mientras movía nervioso sus pies de una manera muy adorable ... Esperen... ¿Dijo Jokovic? No puede ser cierto.

-Ya llegaron... Israel te presento a mis hijos... Paola y Oskar.- Brenda tomó los hombros de El Niño.

-Un gusto por fin conocerlos... Sobre todo a ti Oskar, siempre quise conocerte.- Dijo Israel con un aire de melancolía.

-Si me disculpan voy un momento a mi cuarto.- interrumpí saliendo rápido del lugar.

-Siéntense y empiecen a servir la cena vuelvo en un minuto.- dijo el señor Israel y me siguió.

Me metí en mi cuarto y cerré con seguro... Unos segundos después escuche tocar la puerta;

-Señorita Salomé esta bien?-

-Estoy bien... sólo necesito una aspirina.- Mentí buscando unos audífonos para encerrarme en el baño a llorar.

-Puedo pasar?- Dijo él sereno

Abrí la puerta dejándolo entrar.

-En verdad estas bien? Si Damián te hizo algo yo...- lo interrumpí
-No... Nada de eso.-

-Entonces que ocurre...? Algo te molesta.- se sentó junto a mi en mi cama.

-Sólo me duele la cabeza... Nada extraordinario.- me senté junto a él.

-¿Te molesta la llegada de Brenda?- me preguntó agachando la cabeza.

-Para nada... Es tu casa y yo sólo soy una inquilina.- sonreí un poco decaída.

-¿En serio crees que eres sólo una inquilina? Recuerda que también eres mi compañera de trabajo y mi... Te diría amiga pero te veo de manera muy diferente... Me gusta pasar tiempo contigo y simplemente conversar.- tomó mi mano de manera afectuosa.

-A mi también me encanta conversar con usted... Pero creo que debería ir con sus visitas.-

-Pueden esperar.-levantó sus hombros.

-Deja a esta pobre chiquilla con su dolor de cabeza... Ellos son más importantes.-

-Salomé deja te dejo esto claro... Será ella mi hermana pero tu eres mi prioridad ¿Esta claro?- me miró fulminante.

-¿tu hermana?- le dije sorprendida.

-Brenda es mi hermana... ¿Qué pensaste que era?- me miro un poco burlesco.

-Tu... amiga...- dije tontamente.

-Es mi hermana y Oskar mi sobrino... Paula es hija de su expareja.- me aclaró sonriendo.

-Con mayor razón ve con ellos.- le dije con insistentencia

-Eres mi prioridad.- repitió estirando los brazos relajado.

-¿Tu prioridad? Eso quiere decir que...- le dije sin comprender.

-Que las demás personas no importan... Sólo me importa que estés bien.- sonrió quitándole importancia.

-Menos de una semana... Y ya hay fuertes declaraciones...- Dije con tono irónico.

-Es tu culpa... Al parecer me envenenaste, eres una enfermedad que llega a la razón en menos de 3 días...-

-Comparándome con un virus... Que poético...- me burle sarcástica.

-más que poesía es un diagnóstico.- Guiño un ojo levantándose de la cama.

-Un virus de transmisión auditiva... Estamos perdidos, es el comienzo del apocalipsis.- me burle.

-Señorita Salomé, usted es una infección que vuelve taradas a las personas.- Salió de la alcoba.

SaloméDonde viven las historias. Descúbrelo ahora