Amelia Adams.
Y no me digas que la sociedad evoluciona,
cada día más podrida llena de promesas rotas,
¿La tecnología de verdad nos ayuda?,
O nos priva de emociones realmente puras...—¡ Am ! —gritó Marck de repente provocando que me sobresaltara y el lápiz con que escribía cayera al suelo.
— ¿estas loco? O, ¿que te pasa hoy? — le espeté con fastidio.
Marck apareció de la nada, irrumpiendo en mi silenciosa habitación justo cuando escribía, si hay algo que detesto es que me interrumpan cuando estoy ocupada.
Aparté la mirada del cuaderno, mirándolo a él con hastío.
— Ay pero que genio el que cargas hoy — bromeó haciéndose el ofendido.
Sus mechones negros de cabello escapaban de la gorra blanca que traía, contrastando con su porte despreocupado.
–Ajá.
Blanquee los ojos con hastío ante su expresión.
— Vale, Vale, calmate. Sólo quería pedirte que me acompañaras hoy para algo — dijo entornando los ojos intentando verse como un cachorro abandonado y dar un poco de lástima.
¿Te confieso algo? Falló, sólo logró una mueca rara que daba risa.
— ¿De qué se trata? — pregunté, ahora reprimiendo una sonrisa.
Tomé el lápiz y cerré el cuaderno, girandome para mirarlo. El parecía nervioso, no paraba de mover su pierna frenéticamente.
—Hoy es el cumpleaños de Hugo, y quiero que me acompañes .
—¿Yo?, ¿Por qué?, ¿estas loco? — abrí los ojos consternada y sorprendida. El rio dulcemente.
Tenía que ser una broma, ¿yo en una fiesta?, ¿con todo el curso presente? ¿Quería matarme?
—No, Am. Él te invitó, sólo que mandó a decirte conmigo — explicó con su característica tranquilidad.
No podía ser posible lo que estaba escuchando.
Solté una carcajada, casi lagrimeaba de la risa.
—¿Acaso dije algo gracioso? — me miró confundido y negué con la cabeza
—Hugo jamás me invitaría a una de sus fiestas, ¡por Dios! Es el chico más popular del curso ¿por qué invitaría a una rarita como yo? — expliqué como si fuera lo más absurdo del mundo.
Y lo era. Era absurdo, para nadie era un secreto que a veces hasta yo misma dudaba de porque Marck seguía siendo mi amigo, su popularidad era un claro antónimo de nuestras personalidades, yo era del tipo callada, reservada, y él era extrovertido, en todo sentido de la palabra.
—Número uno no eres ninguna rarita, sólo eres especial —lo miré incrédula , aunque muy dentro me conmovía su ternura. — en fin, y si, te invitó porque eres mi mejor amiga ¿suficiente explicación?
—sea como sea, no iré — zanje, dándome vuelta tratando de retomar lo que escribía.
—Anda Am, acompañame, nos vamos a divertir hazlo por mi.
Marck se posicionó frente a mi con un puchero de niño chiquito, que chico más infantil. Me lo pensé un momento él no era de las personas que se rendían fácil, él daba y daba hasta que conseguía. Tal vez no sería tan malo...
—Mamá no me dejará — me excusé, encogiendome de hombros y el enarcó una ceja.
–Oh por favor Amelia, basta y sobra con que yo hable con ella... — dijo con seguridad y obviedad.
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Entre Líneas
Teen FictionAmelia una chica de poemas y timidez notoria, con una historia, bastaba solo un beso para desenvolver un tsunami de emociones, dos caminos, dos personas, dos vidas distintas y opuestas. Una historia por contar a manos de una chica que por medio de...