Capítulo 22: El juicio.

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Recuerden que todo lo que presentaré aquí es meramente ficticio, los juicios reales no ocurren de esta forma. Aprecio la comprensión.

Lucas Smith.

La vida, el destino, el karma o cualquier ente raro que domine nuestras vidas tenía un serio problema conmigo.

¿aquella situación no podía ser casualidad verdad?.

Me era imposible digerir que estaba de nuevo en este sitio que detestaba tanto, en un lugar como esos comenzó mi maldita desgracia, y no contento con ello, el universo o lo que sea, me puso exactamente la misma escena: a mi padre como abogado defensor, sólo que esa vez, los afectados no eran simples clientes, se trataba nada más y nada menos que Mel y Abril.

Quisiera decir que podía imaginar lo que estaba pasando, pero la verdad es que no. Un golpe de desconcierto me tomó desprevenido, no precisamente por encontrarme aquí a mi padre, sino por la reacción de Mel al ver entrar aquel individuo.

Pude asumir que era su padre, el mismo de aquella foto donde ella se veía triste, y sin vitalidad, además algunos de sus rasgos faciales eran semejantes.

Sentía la presencia de André, Hugo, y su novia Alexa, detrás de mí, la chica era la mejor amiga de Mel, ya me había hablado antes de ella.

Leonardo y Abril, estaban frente a nosotros, la progenitora de la chica junto a mí, se veía preocupada, mi padre por su parte intentaba calmarla, diciéndole quien sabe qué.

Trate de centrarme lo más posible en la castaña que sujetaba mi mano con fuerza, como si tuviese miedo de que la soltara, estaba temblando, y no me gustaba verla así, parecía que le tenía miedo. Deshice un poco su agarre, ella me miró al instante, sus ojos llevaban un brillo desesperado, ¿Qué demonios le había hecho su progenitor como para que con sólo mirarla se pusiera así?.

— escúchame. — le pedí, importándome poco la mirada de sus allegados sobre mí. —No tengo idea de que está pasando, pero debes tranquilizarte, ¿Si?, nosotros estamos contigo. — la apoyé, intentando que redujera el temblor de sus manos, ella me miró y respiró profundo, calmando su acelerado pulso. Asintió.

—cariño, no tienes que hacerlo, ¿lo sabes verdad? — inquirió su madre al acercarse, y notar el estado nervioso en que se encontraba.

Mi padre, aunque no muy satisfecho con esa idea, - podía leer su expresión - No replicó, sabía que la estabilidad de la hija de su cliente era primero que cualquier testimonio.

— Sé que no tengo mamá, pero debo hacerlo. — Zanjó su hija.

Ella me miró por una milésima de segundo y una sombra de sonrisa se asomó en sus labios, tomó lugar junto a su madre, y entraron de la mano a la sala, junto con mi padre que caminaba detrás de ellas. Nosotros - Hugo, André, y Alexa - al no ser implicados directos del caso, contábamos como público por tanto, nos mantenían a cierta distancian: un banco atrás.

Él juicio transcurrió mientras exponían el caso con precisión, los argumentos presentados por la parte acusada - el padre - eran sólidos, si, pero el abogado defensor no falló en su trabajo a la hora de contraatacar.

—Los argumentos presentados contra mi cliente son falsos, la señora Senior no mantuvo, ni mantiene una relación. — argumentó, Leonardo.

No tardé mucho en entender que se trataba de un divorcio. Uno bastante complicado, se trataba de la separación de bienes que resultaría bastante problemática pues la señora Abril tenía buena posición, y era obvio que su futuro exmarido jamás la dejaría con todo. Por otro lado la custodia de Mel que aún seguía siendo menor de edad estaba en juego, y que padre era "mejor ejemplo" para ella.

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