Capítulo 23: Abriendo los ojos.

33 5 0
                                    

Marck Banner

Una hora después del juicio...

— Marcus usted sabe que amo a su hijo. — dijo la pelirroja sonriéndome con ternura mientras comíamos.

Mis padres llegaron dos horas atrás, decidí faltar al colegio por esperarlos, me traía felicidad verlos de nuevo pero a la vez tenía una pequeña espina de dolor dentro, sabía que no se quedarían mucho, quizás el lunes próximo volverían a viajar y me volverían a dejar. Como siempre...

— ¿Entonces hace cuanto tiempo que volvieron? — preguntó mi padre interesado, su cabello castaño peinado a la perfección, sus ojos tan azules como los míos me incrustaban en curiosidad, y algo más.

— un mes o poco más.— respondió la chica junto a mí.

—Nos alegra tanto el verte bien de nuevo. —intervino mi madre con una sonrisa.

Un amargo sabor se asentó en mi boca, quise decirle que me era imposible estar bien, ser completamente feliz; y eso era culpa de ellos. Quise gritarle, revelarme, exigirles, pedirles, suplicarles , que se quedaran, y así, estaría bien.

Pero lo hice antes, y solo quede como un niño malcriado y mimado que aún necesitaba de sus padres para poder vivir, cuando no era así, solo quería estar con ellos, sentirme amado.

Continuamos la comida, mis padres hablaban con Carolina sobre cosas insignificantes, sobre sus padres, y algunos negocios de los cuales Caro parecía tener conocimiento y manejo porque hablaba como una profesional, y sólo tenía diecisiete años...

— ¿Marck? Cariño, ¿Hugo y Amelia cómo están? — inquirió mi madre, parecía ser la segunda vez que hacía la pregunta.

No debía ser nada inteligente ni observador para notar la incomodidad de la pelirroja a mi lado, la mención de esos dos nombres la ponía mal, ¿a decir verdad?, me sentía egoísta porque eso después de un tiempo me daba realmente igual.

—Están bien, Hugo ya tiene novia, y bueno Am, ella está bien... está pasando por... ¡joder! —exclamé al recordar.

Tallé mi rostro con brusquedad convirtiéndome en el centro de atención, mi padre me miraba con desaprobación, mientras que las otras dos mujeres me observaban confundidas.

— ¡Marck! No uses malas palabras en la mesa. — reprendió mi padre.

— Lo siento... yo ash, ¿cómo se me pudo olvidar? —seguí lamentándome, Amelia iba a matarme.

— ¿De qué hablas, Marck? — inquirió mi madre.

— Yo no debería estar aquí... tendría que estar con ella. — murmuré para mi mismo.

La mirada de todos seguía sobre mí, estaban confundidos y yo me sentía la peor persona del mundo. Me odiaba por hacerle ese daño, ¿Qué demonios me pasó?, ¿Cómo rayos se me pudo olvidar?

Tomé el celular y lo encendí, fue eso lo que quiso decirme Hugo... joder ¿Como pude hacerle esto?.

‹‹¿dónde estás?.›› 12:35pm

‹‹¿donde demonios te metiste Marck? .›› 1:00pm

‹‹¿de verdad dejaras sola Amelia ahora?.›› 1:42pm

‹‹Eres un idiota, más te vale que no estés con tu noviecita porque te dejaré de hablar.›› 2:13pm.

Era un mensaje tras de otro, todos de Hugo, pero si hubo uno que terminó por darme el golpe. Uno de ella.

Entre LíneasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora