Capítulo 11: El abogado

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No sé si eres tú o yo,
Créeme que no quiero ser un cliché,
Pero has desatado extremos en mis sentimientos
Te miro con ella y aspiro cambiar para que me mires a mi
Ríes con ella y quiero que sea conmigo,
La conoces como finges nunca te he conocido.
Cielo, daría mucho por estar contigo,
El problema es que mis limites no los decido,
Y mientras sea ella, no seré yo,
Y de amor no conozco, solo a vos.

Amelia Adams .

Era domingo en la mañana, pasaron cinco días desde la noticia que no me dejaba otra que inspiración para escribir desamor, aunque me juraba no estar despechada.

Ese día apenas entré a casa después de ese abrazo impulsivo a Lucas, del que extrañamente no me arrepentía, me encerré en mi habitación y no tardé mucho en tirarme en la cama, y acabar llorando. La noticia continuaba sentándome mal, incluso un vaso de limón con vinagre sabría mejor que eso. Y es que joder, no deseaba darle la razón a Alexa... pero no, no podía estar enamorada de Marck. Es que era algo imposible, se sentía incorrecto. Dolía, ¿para qué negarlo?, imaginarlo con ella, besándose, abrazándose, los momentos juntos... ¿Por qué dolía tanto?, ¿por qué me lastimaba y antes cuando eran novios ni siquiera me importaba?. Mejores amigos, ese concepto ya no me bastaba, ya no me llenaba de la misma forma.

No sabia lo que sentía por él.

Pretendía alejarme de él, pero no tenia razones para hacerlo. El papel de mejor amigo lo jugaba a perfección, no existía dia en el que me considerara ignorada, o desplazada, el estaba allí, como siempre, sus sonrisas, sus miradas, seguía siendo él, tal cual. El mejor, el miedo que se arraigaba a mi cuerpo de solo pensar en perderlo por sentimientos que al final eran inciertos.

Me preguntaba, ¿Cuando fue que eso cambió?, apenas hace tres semanas atrás todo era distinto, éramos buenos mejores amigos, con nuestras cosas y así, pero amigos al fin. Y después de todo no lograba ni mirarlo a los ojos sin sentir nervios, cuando antes nos veíamos continuamente si nos jugábamos bromas, era imposible sentir sus manos sobre mi piel y tenerlo cerca, porque sólo pensaba en ese dichoso beso donde todo esto cambio. ¿Quién me habrá mandado a jugar?... Si no lo hubiese hecho todo estaría bien... todo sería como antes, como siempre...

Y, por si no fuera poco toda la culpa que me estuve echando por sentir cosas que no debí durante todas esas noches - quizás estaba siendo masoquista - terminé viendo sus historias, donde aparecía con la señorita, con su novia.

Jamás creí que esa palabra, me sabría tan mal.

Marck estuvo escribiéndome esa noche, preguntándome continuamente si estaba bien, a lo que seguí respondiendo: Sí. Aunque no lo sintiera.

A eso de las 10:00pm, también recibí un mensaje, pero de Lucas, dándome a entender que su noche tampoco había acabado muy alegre, aunque obviamente el no dijo las razones, y yo... ni siquiera necesite decirlas, el mágicamente ya las sabía. - cosa que me dejo pasmada en su momento - Será vidente, que maravilla. Nótese el sarcasmo.

Después de un rato, y sin pensarlo mucho, con el celular en las manos decidí escribirle a Lucas, ya ¿que más daba?. Al menos tendría que entretenerme en algo... Así como intentar sacarle la verdad sobre él, básicamente fue todo lo que hice esta semana, aunque siempre me sale con un: todo a su tiempo.

Luego de arreglarme, pues iria a casa de Alexa con intención de despejarme un poco, busqué a mi madre para pedirle permiso, con la excusa de un trabajo escolar lo cual no era mentira, me sorprendió encontrarla en el despacho, junto con un hombre.

En primera estancia el desconcierto me invadió, el hombre de piel morena canela, y cabello negro, alto y fornido, vestido con un traje azul marino bastante formal. Mi madre parecía agotada, y abatida, tenía la ligera sensación de que la presencia de este señor no era para buenas noticias.

Entre LíneasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora