Interludio: preludio de una tragedia

219 19 4
                                    


                                                         Tiempo desconocido...


.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·

Brennan. Reinado del rey Storvault IV.

En las estepas del oeste.

.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·


Era un invierno aciago. Una temprana neblina brumosa hacía casi imposible siquiera divisar la casa de los vecinos.

Estaba dándole forraje a su caballo mientras alistaba la silla. Como una veterana en la arquería montada, su corcel era su tercer recurso más importante, el segundo era su arco compuesto y el primero eran sus 36 flechas dentadas.


Esta vez, la guerra no podría esperar hasta la primavera después de recogidas las cosechas. Un hábil y perverso señor de la guerra había logrado unificar a todas las cuadrillas de desertores, a todos los grupos de bandidos y esclavizado a un sinfín de aldeanos débiles, como resultado, había creado a un ejército tan grande y barbárico que no tenían miedo en atravesar las lujosas fortalezas de un noble y partirle su cráneo derramando toda su sangre azul con sus bardiches.


"Mejor dicho, las fortalezas de tres nobles sólo antes de las nevadas..."


Sintió unos brazos que le rodeaban la cintura desde la espalda, cerca de su sable... pero no tuvo que reaccionar, no era un enemigo, aunque sí le había tendido una emboscada.

--¿Debes salir con esta neblina? Apenas y podrás ver donde pisa tu caballo.

--No hay tiempo para esperar a que el invierno se termine. Se rumorea que el ejército de bandidos atacará la torre de Ántozanon para hacerse con su control. Nos encontraremos ahí con las legiones del general Borgs al sur y los aplastaremos.

Ántozanon era un baluarte valiosísimo que servía para predecir los rumbos de la guerra. Básicamente, tenía una torre tan alta como para divisar a los ejércitos enemigos a días de distancia y saber dónde atacarán.

--Ni siquiera en lo alto del mirador podrían ver nada con este invierno, ¿toda la fuerza del oeste y el sur se concentrará solamente por rumores?

--No son sólo rumores, asumimos que será su próximo blanco, ya que han atacado las fortalezas periféricas que lo resguardaban, era para dejarlo sin refuerzos de la milicia.

El hombre se separó de ella y suspiró en derrota, ciertamente en una batalla el primero en quedarse parado sería eliminado. No había nada que pudiera hacer o decir para que no fuera, era su deber.

--¿Y el niño? ¿Puede seguir dormido tan plácidamente con este frío?

--¡Oh está despierto y vestido! Supo que te ibas y está empeñado en acompañarte, ya tiene su tabardo y su casco puestos y las flechas a su hombro, sólo no ha encontrado su arco donde lo escondí...

La arquera sonrió por la audacia de los dos.

--¡Es sólo un cadete! Tiene demasiado que aprender aún; tarda mucho en apuntar y la fuerza se le va... nada más haría ir más lento a mi pobre montura.

--No... es nuestro hijo. Es muy listo y dedicado en aprender, podría acceder a la universidad en la capital y convertirse en un brillante profesor o incluso en un médico doctorado.

--¡Vaya...! ¿Las monedas en el cofre bajo la cama respaldan tus optimistas predicciones?

Sonrió con malicia, aunque se estuviera burlando de sí misma también.

"Es letrado y con una educación notable... te encargaste de eso bien, pero sin el requerimiento más importante; dinero, difícilmente podrá llegar hasta la universidad en la ciudad capital y completar todos sus estudios. Es por eso que yo también quiero convertirlo en algo, un soldado, con su educación fácilmente ascendería a un estratega o incluso un general... pero debe forjarse a sí en cientos de batallas y ahora mismo, no sobreviviría a ninguna."

Sintió que tal vez ella también estaba siendo muy optimista con el futuro del niño, pero QUERÍA serlo.


En ese momento salió de la casa un joven de quince años armado y equipado. Llevaba un chaleco de cuero tachonado sobre un gabán grueso para el invierno y un carcaj con 30 flechas en el hombro. Aunque no había rastro de su arco...

--¡Madre, te lo suplico_!

--¿"Madre"? ¿Es así como le hablas a un superior, cadete?

--... Señora, por favor déjeme ir con usted. Tan pronto encuentre mi arco me uniré a vos en la batalla y pelearemos juntos.

La arquera miró brevemente al hombre y devuelta al chico.

--Ni hablar, no puedo permitir que me retrases. Saldré inmediatamente, si has extraviado tu arma, serás tan eficaz en la batalla como un leopardo cojo.

Subió a su caballo, un corcel estepario de color gris con su equipo preparado.

Miró por última vez a su familia y les dirigió una sonrisa desafiante con una despedida.

--Cuando regrese, quiero una cosa de ustedes dos; quiero que hayas continuado tu entrenamiento y que seas capaz de dar en el blanco incluso con viento y nieve. Y quiero que le demos un hermano para que comparta lo aprendido en su entrenamiento.

Señaló al hijo y al padre respectivamente, dando la vuelta sobre su montura y se marchó al galope. Lista para la batalla.

Tenía la noción de que ganarían esta 'guerra del invierno'. Un insignificante bárbaro con una horda de criminales no podrán jamás contra las mejores huestes de la marca del oeste y el sur combinadas.

Traería honor para su nación, riqueza y reconocimiento para su familia y abriría el futuro brillante que tenía planeado para su descendencia.


Por ello, fue tan desconcertante, tan sorprendente y amargo el resultado de la batalla por la torre de Ántozanon.

Los ejércitos se reunieron en el punto acordado sin retraso y ejecutaron su estrategia como tenían planeado. Las noticias del desenlace tardaron días en llegar...

Teaching Feeling: Sentimientos ApestososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora