15. Veneno tierno

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Al abrir los ojos, una brisa suave levantaba las cortinas de la habitación, dejando entrar brillantes rayos del sol. Estimó que serían entre las 8 y 10 de la mañana.

El cansancio era aún presente en sus párpados, pero ya era hora de levantarse.

Al moverse sentía la presencia de un pequeño cuerpo muy cerca del suyo. Era Sylvie, dormía de lado mirando hacia él, con sus suaves dedos rozaba su mano hasta casi acariciarla.

Se sentó en la cama esperando despertar por completo, pasaron pocos minutos cuando ella también despertó.

Sus ojos viajaron por la cama hasta alcanzarlo, lentamente se irguió para bostezar.

--Buenos días, amo, espero que haya tenido un sueño agradable. Yo... sí lo tuve. Gracias por acompañarme, no tuve ninguna pesadilla.

Usualmente suele haber alguna distancia entre ellos, como la desconfianza entre dos personas que apenas se conocen. Ésta últimamente había sido muy pequeña, aunque presente. Hoy, sin embargo, parecen estar más cerca que antes.

Asintió con la cabeza sin responder. Luego de un minuto sin oír que dijera algo más, volteó para mirarla, estaba nerviosa, como si quisiera expresar realmente algo y lo hizo.

--S-Si no le... importa, ¿podríamos dormir juntos de nuevo... de vez en cuando?

En ese momento se levantó de la cama y salió para orinar.


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Sylvie había quemado una olla con azúcar porque no sabía preparar el té, ahora mismo el doctor quisiera algo dulce y no había forma de consumirlo en casa.

--¿Adónde vamos, amo?

--Visitaremos la cafetería del otro día, la de la joven amiga de Aurelia. Quisiera probar algún postre y podemos aprovechar para visitar los jardines de la ciudad como te lo prometí.

Las cosas siempre habían sido raras en su vida, fue por eso que se mudó a una ciudad como esta... pero, y aunque cualquiera le pudiera decir que no hay nada de malo con eso, haber dormido con su esclava no dejaba de molestarle. Como si le impidiera pensar que no estaba mal.

Sólo en este momento no podía decidir si prefería estar con ese engendro de lich, con enfermos y agonizantes pacientes ó yendo a la cafetería con Sylvie.

--Como usted diga, estaré feliz de acompañarlo.

Rotza era una ciudad bastante activa, pese a estos tiempos. Había docenas de doctores de la plaga, cazadores de monstruos, comerciantes de esclavos y miembros de distintas cofradías mezclados con la gente común por las calles haciendo sus actividades diarias.

Aunque no estuvieran directamente relacionados con él y no tuvieran mayor relevancia, al doctor de todas formas le llamó la atención que haya tantos otros médicos de la plaga vagando por las calles sin estar trabajando en casos que los ameritasen (no obstante él no era quién para estarlos criticando...).

La atención médica era costosa y difícil de conseguir. Un alquimista cualquiera podría hacer una pequeña fortuna sólo con una pócima que sanara las heridas superficiales, ni hablar de una que pudiera curar las enfermedades...

Aún siendo de segunda mano, la botánica y medicamentos hechos con extractos simples de la naturaleza ha demostrado ser una buena y más accesible alternativa.

Teaching Feeling: Sentimientos ApestososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora