9. Epifanía

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--Puede que haya pasado hace varios años. Pero todavía puedo recordar con claridad algunas cosas... mi origen y... mi final.

Yo nací en un pequeño pueblito, era un lindo pueblito. Creo recordar que se llamaba Prava. El señor de esas tierras frecuentemente se ausentaba del territorio, pero cuando regresaba, cobraba los impuestos que le faltaban y también algún porcentaje extra. Desconozco cuál era su nombre ni dónde estaba ubicado el pueblo, pero no olvido que era un terreno de granjas que se dedicaba a la crianza de ganado principalmente, y que hacía frío.

Las casas en el pueblo tenían un estilo bastante humilde... el pueblo era pobre de todos modos. A pesar de eso, yo vivía en una buena casa de dos pisos sin goteras en el techo.

Tenía padres y un hermano mayor. Todas las tardes solíamos reunirnos a tomar el té, que no era más que agua caliente con algunas hojas incorrectas... como dije, el pueblo era escaso de recursos. Pero de todos modos nos encantaba, tener ese momento de paz y convivencia con nuestros seres queridos, no era algo que un mal té nos podría quitar.

Mi padre nos contaba historias de héroes y hazañas cada noche, eran relatos de cuando era más joven, cuando había sido un caballero... pero no recuerdo de dónde. Tampoco había oído que alguien le llamara SIR alguna vez.

Sólo recuerdo que había tenido un serio problema con el reino. Algo acerca de la iglesia y era perseguido por eso... terminando en aquel minúsculo poblado agrícola.

Mi hermano solía ayudar con el ganado, era el primero en despertarse para ir a encargarse de los animales de mi familia. Como una vaca, un caballo y algunas gallinas y conejos.... Cierto día que llevó a nuestra vaca a pastar en los prados que había cerca de un siniestro bosque, volvió con una persona que se veía desinhibida.

No tengo muchos detalles para decir sobre aquel tipo, porque nunca me dejaron verlo, pero al parecer se encontraba muy malherido y le dieron tratamiento en el pueblo. Lo mejor que pudieron...

Se recuperó bastante rápido y a los pocos días había comenzado a trabajar para todas las granjas en el pueblo. Siempre creí que lo hacía para demostrar su gratitud y pagar la ayuda que se le dio...

Hubo un tiempo, pocas semanas después de su llegada, donde las personas y los animales empezaron a enfermar... se creyó que había sido alguna enfermedad infecciosa que se transmitía a las personas al consumir la leche y los huevos de los animales. Aunque algunos viajeros también mencionaron alguna terrible enfermedad que había azotado los reinos de oriente, pero no creyeron que ESO haya llegado hasta aquí.

Pronto las personas dejaron de ser las mismas, se comportaban distantes y hasta un poco tenebrosas.... Vagueaban por el pueblo descuidando cada vez más sus ocupaciones e incluso sus vidas; no comían, no se cambiaban de ropa y ni siquiera entraban a sus casas por la noche.

Mi padre estaba muy preocupado por eso, jamás lo había visto hacer las cosas que hacía cuando todo comenzó, se volvió desconfiado y receloso con los demás aldeanos. Nos limitó el contacto con las personas tanto como sea posible, ya casi ni salíamos de casa, y luego hizo lo mismo con la comida... comenzó a limitarla.

La carne de res y de pollo que llegaba a casa era poca, teníamos conejos en un corral así que podíamos alimentarnos de ellos –de los que no estuvieran enfermos-, las gallinas comenzaron a poner cada vez menos y la vaca había dejado de producir leche fresca. Sólo nos quedaban los cereales, coles y tomates silvestres... pero aún así, fue suficiente como para que mi hermano y mi madre enfermaran también.

Mi padre los envió a dormir en su habitación mientras él se quedaba pasando las noches en vela vigilándonos a todos siempre. Llegó un día donde volvió a utilizar su vieja espada y a hacer planes para dejar la aldea... pero sería muy difícil, no teníamos un carro y un solo caballo no podría llevarnos a todos.

Teaching Feeling: Sentimientos ApestososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora