4. Mi problema

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Me siento en la mesa y Sylvie titubea un poco al sentarse en la silla frente a mí cuando se lo pido.

Al sentarse, todavía no parece cómoda y se revuelve un par de veces apoyándose en el espaldar o inclinándose hacia adelante, mirando hacia los lados como si intentara descubrir para qué exactamente estaba sentada ella ahí.

Pero no era una niñita ordinaria que salió a comer con su padre y ahora jugaba a las adivinanzas inocentemente.

--¿Amm... a-almuerzo?... Amo... ¿Enserio está bien para mí, comer a pesar de que no me ha gritado? El Amo es muy compasivo..., muchas gracias.

Ella cierra los ojos agradecida al murmurar lo último, pero no creo que me haya ganado su confianza todavía.

Un camarero que parece no haber podido ganar suficiente experiencia, llega a pedir mi orden, no le presta atención a la otra, pues está claro que es una esclava.

Personalmente, no me gusta la comida disponible en estos establecimientos y tampoco suelo comer mucho en general, pero me resuelvo por pedir una de las tres únicas opciones en el menú, en cuanto a Sylvie... no me cuesta nada pedirle lo mismo que yo.

Para enfrentar la falta de víveres, el reino suministra a algunos comedores públicos y tabernas con alimentos producidos artificialmente para que los pueblos no mueran de hambre tan pronto.

Ya que son recursos del reino donados para que los sirvan, es ilegal venderlo a precios de locura, no obstante, esa comida tiene sabor a madera seca...

También es posible obtener carne de los monstruos que abundan en los bosques, aunque no hay muchos que sean comestibles y obviamente no es fácil cazar feroces bestias mutantes.

Ese mismo camarero nos trae lo que le pedí poco después; unos tazones llenos de una crema caliente con un par de trozos de pan blanco y dos vasos de agua.

Las otras dos opciones del menú consistían en carne de algún animal mutante que no supe y no me interesó identificar.

La esclava admira muda el tazón de crema frente a ella y luego me mira a mí de forma temerosa, era evidente que le había abierto el apetito. Como una esclava, habrá tenido que comer cosas mucho peores, o incluso nada en absoluto...

A pesar de eso, no hace el menor movimiento por probar su plato de comida. No creo que me esté despreciando...

Ella me mira fijamente esperando mis instrucciones. De algún modo, no sé cómo no me lo esperaba. No parece creer que la comida delante de ella es suya.

Pacientemente, le hago entender la verdad. Y una confusión que rayaba con la intranquilidad adorna su cara.

--En serio esta es... ¿mi comida? Mis anteriores amos sólo me darían un pan duro y agua... enserio tengo permiso... ¿para comer esto?

Ella medita preocupadamente unos momentos, yo sólo la miro pacientemente haciendo como puedo para verme inofensivo a su desconfianza.

--...E-entonces... gracias por la comida.

Sylvie recoge la cuchara con nerviosismo y empieza a comer la crema torpemente, como si jamás hubiera utilizado un cubierto antes. Su expresión es tensa y no parece que esté disfrutando la comida.

Ella se ve preocupada después de haber terminado su tazón. Aunque me lo agradeciera en reiteradas ocasiones, no parece estar bien con ella misma.

--Um, ¿Amo? Ésta es la primera vez... qué he comido algo caliente... algo que esté fresco. También es la primera vez que he comido hasta llenarme. Muchas... gracias.

Teaching Feeling: Sentimientos ApestososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora