--¿Usted no ha escuchado los rumores que advierten la presencia de bestias no-muertas en los caminos recientemente? Los soldados de las ciudades circundantes ya se han puesto manos a la obra para exterminarlos junto a varios equipos de mercenarios. Pero me sentiría más segura viajando en compañía de un apuesto y fuerte caballero como vos. Nos dirigimos a la misma ciudad por lo que no debe haber inconveniente alguno ¿verdad?
"¿Bestias no-muertas? Supongo que algo como un perro zombi podría evolucionar en un Taegorion con las condiciones apropiadas.... Aun así no es muy frecuente que aparezcan muertos vivientes cerca de una gran ciudad sin ninguna razón. Debe haber magia negra en algún lugar que los genere..."
--Claro que no, de hecho, es muy oportuna su oferta. Gracias señorita Aurelia, la acompañaremos con gusto.
Cuando la mujer subió todos sus cofres repletos de telares y material para producir ropa, emprendimos el camino.
Nos subimos al gigantesco carruaje de Aurelia, el cual era una maravilla por dentro, con una decoración cómoda y elegante, tenía pequeños compartimentos con cajones y literas. Tal parecía que tenía pensado viajar sola porque no hay un conductor que maneje el carruaje.
En la parte frontal de la cabina, había un complejo aparato conectado a un sistema mecanizado y con los corceles, también había una amplia ventana que daba una buena vista del camino hacia el frente.
Alguna vez oí de estos aparatos para conductores de carrozas, pero era la primera vez que veía uno. Tal vez Sylvie no lo dejó notar, pero seguro que estaba tan impresionada como yo.
"Tecnología de punta..."
Abandonamos la ciudad a bordo del transporte de la talentosa, encantadora y extraña dama. De un modo algo desvariado, mi plan había tenido éxito.
·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·
Los fuertes corceles de Aurelia recortaban camino tan rápido que parecía que cayéramos de una cuesta, así llegaremos a Rotza en menos de tres días.
--Y dígame, estimado Médico, ¿cómo está usted?
La excéntrica mujer salió del compartimento de la carroza donde estaba dispuesta su cama y se sentó en la cabina principal a un lado de mí. Sylvie está en los asientos del frente, se había quedado dormida sin darse cuenta por la tranquilidad del ambiente.
La mujer aclaró una voz suave y buscó que nos conozcamos mejor con una pequeña conversación.
--Estoy feliz de nuestro encuentro, su ayuda al llevarnos es más de lo que puedo agradecer.
--El sentimiento es mutuo, también me alegra habernos encontrado. De no ser así, además del asunto de las astillas, habría tenido que viajar en solitario... no es algo que me apetezca con tantos peligros en los caminos.
--¿Por qué no contratar un equipo de mercenarios para que la escoltaran?
--Los monstruos no son los únicos peligros de los que le hablé, ¿puede imaginarse como me sentiría al pagar a un grupo de enormes hombres intimidantes y... que exista la posibilidad de que me traicionen y hagan conmigo lo que quieran? Una dama como yo debe tener precaución al hacer algo tan arriesgado, pero no confío en los desconocidos ¿me comprende?
"Bueno... puedo entenderla un poco."
Miré a la esclava por un segundo.
--¿Pero y nosotros? No somos precisamente sus vecinos de toda la vida... señorita Aurelia.
ESTÁS LEYENDO
Teaching Feeling: Sentimientos Apestosos
FantasyLa enfermedad de la peste negra llevaba bastantes años azotando las tierras de Europa, causando una catastrófica cantidad de muertes debido a su alta taza de mortalidad. Un Doctor de la Peste perteneciente a una orden oscura, toma una llamada de ayu...