Out of my league (for now) / [Meanie // Minwon]

0.4

—No puedes romper las reglas, Mingyu.—Escucha en el teléfono el moreno. 

Era un día atareado. Odiaba el dolor de cabeza que tenía, la jaqueca irritante que le había mortificado el día. 

Su jornada entera se había basado en simplemente aprobar papeles para la directiva, y hablando con tanta gente que no le hacía caso. La mesa directiva de la editorial estaba teniendo discusiones constantes los últimos cuatro días debido a la compra de derechos de autor de una historia, contratos, demasiadas cosas que estaban desesperando a Mingyu. 

Se levantó de su silla, más bien para estirar las piernas que para otra cosa. Necesitaba un respiro. Salió de su oficina, sin tomar nada más que su encendedor y su móvil. Salió con pereza, viendo a otros compañeros de trabajo que se paseaban en la oficina. Se sintió pequeño al verlos. Con la corbata apretando su cuello, el traje apegado, las grandes ventanas, el tecleo, las llamadas...

Suspira de nuevo. 

Llega a la zona de fumadores, donde se encuentra con un compañero de trabajo y al mismo tiempo amigo. 

—De nuevo estás fumando.—Afirma el moreno acercándose hasta el muchacho rubio que tenía un cigarrillo entre su índice y dedo de en medio. 

—Es el primero en un mes... Estoy intentando dejarlo.—Dice Jeonghan mientras se voltea y agita el cigarro en un intento de botar las cenizas.—Tú eres mas fuerte en ese tipo de cosas. 

—Nah, simplemente me convencí de que hay cosas más saludables que esto.—Mira el cigarro encendido y suspira al notar que el paisaje allí era realmente privilegiado.—¿Qué tal lo de Joshua? 

Yoon suspiró la calada que dio y simplemente sonrió. La vista de aquella tarde cálida era agradable. El olor a ciudad, a oficina a la lejanía. 

—Bastante bien, aunque podría ser mejor.—Afirma el muchacho.

Kim se encoge de hombros, guardando sus manos en los bolsillos. Tenía el encendedor en el bolsillo de nuevo como si eso le ayudara a relajarse. Lo sacó de su bolsillo y jugó con él, haciendo trucos y pasándolo entre sus dedos como forma de desestrés. 

—¿Aún no sueltas ese encendedor? 

—Bueno, es un regalo bonito... Lo llevo a todas partes.

—Ya veo... Oye. 

Mingyu lo miró, con cierta intriga por el tono de voz que había adoptado tan repentinamente. 

—¿Hum? 

—¿Vas a ir a la exposición o no? Dijiste que tenías dudas.—El aliento a cigarro le llegó a Kim. Estaba acostumbrado a ello. Estaba completamente consciente de a qué se refería. 

—Iré... Luego del trabajo. 

—Que audaz. 

—Ese soy yo.—Suspira el moreno, encogiéndose de hombros con aire sarcástico. Guardó el encendedor de nuevo y palmó el hombro de su amigo.—Nos vemos. No fumes tanto okay. 

—Estoy bien, te haré caso. 

El menor lo abandonó, tenía mucho trabajo que terminar. Esos escasos minutos al menos lo descargaron de todo el peso que llevaba trayendo en ese día de locos. 

Se sentó en su silla, con la computadora abierta con un programa que tenía tantos números que lo mareaban. Su cabeza daba vueltas así que tuvo que tomarse al menos unas Aspirina para lograr concentrarse por completo. Su mente tenía demasiado por hacer. 
El moreno abandonó su idea loca de dejar el trabajo temprano por el capricho de su cabeza, y simplemente volvió a centrarse.