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Suben al edificio, con las risas juguetonas por las escaleras ya que el ascensor no era demasiado atento y no bajaba rápido. 

Wonwoo fue el que lo arrastró hasta los escalones, donde se perdieron en las luces que parpadeaban ligeramente, las escaleras que giraban hacia el cielo casi infinito. Ellos rieron como adolescentes haciendo una travesura. Y así sonríen juntos hasta encontrarse con la puerta del piso del moreno. 

Mingyu lo detiene antes de salir, tirando de su mano, y mirándose el uno al otro como si estuviesen a punto de hacer algo que iba a cambiar el mundo. 

Quizá eran ambiciosos, pero se querían... ¿Acaso alguien podía culparlos por sentir amor después de tanto miedo? 

—Quiero que tú me beses —susurra Kim, con una sonrisa que se le escuchaba al hablar—. ¿No te atreves? 

—No retes a un pintor con siete críticas globales de odio hacia su arte. ¿Okay? 

El más alto ríe, porque sentía sus mejillas colorarse, su cuerpo quemar porque Wonwoo le prendía fuego la piel. 

—Bésame.—Vuelve a incitar Mingyu, en un intento de susurro, con prisa, con emoción. 

Y Wonwoo le hace caso a esa orden. Con cuidado acaricia y sostiene la mejilla derecha del más alto, tocando los vellos incipientes de su mandíbula, de su mejilla, los vellos que no tuvo tiempo de afeitar. Sonríe antes de besarlo y mira sus propios dedos. Aquel azabache era pausado, analizaba cada centímetro que podía de su compañero. 

—En serio, me gustas.—Murmura Wonwoo, y luego labios se presionaron sobre los del moreno. 

Y ambos reaccionan, porque luego de mucho se permiten sentir lo que habían pospuesto mutuamente. Lo que no entendían y lo que había surgido hace tanto pero no tenían idea de que tenía esa forma. Porque esos dos pares de labios uniéndose finalmente demostraba que algo más había ahí.

Se separan, porque estaban en medio de las escaleras heladas de emergencia donde nadie pasaba. 

—A casa —susurra el moreno, antes de dejarle un beso en la mejilla al artista y arrastrarlo hasta el departamento—. Quiero que veas al menos el desastre que es mi departamento. 

—¿Desastre? veo que no sólo tu cabeza lo es. 

—Mamá decía que si tu cuarto estaba desordenado era porque la cabeza también lo estaba... Creo que ustedes se llevarían bien —y a Mingyu se le atragantan las palabras, porque estaba pensando en presentarle a su errática madre al tranquilo Wonwoo—. Quiero decir, en un caso hipotético.

—¿Un caso hipotético? pensé que sí me la presentarías algún día.

—Obvio, pero vamos lento, queremos llegar lejos, ¿no? 

Y a Wonwoo se le iluminan los ojos, las mejillas. Caminaron juntos en silencio hasta la puerta del moreno, donde se encontraron con el departamento que olía a desodorante ambiental y algo que el mayor identificó como "la esencia de mi muso" porque no era más que eso. 

—Me gusta... Amaría pintar aquí —susurra el mayor, acercándose hacia la ventana de la sala—. ¿A ti no? 

—Me gustaría verte pintar aquí, no hacerlo por mi mismo. 

—Cuando pintaste, no lo hiciste mal. 

—No me compares. 

El mayor ríe por eso, porque su compañero no era más que un enamorado bobo que lo tapaba en cumplidos y lo guiaba a lados donde pertenecía. Aquellas mechas negras se menean un poco para voltearse hacia el dueño de aquel lugar, un hombre alto que aprovechaba disfrutar de su presencia con una sonrisa grande, ancha. 

Out of my league (for now) / [Meanie // Minwon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora