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En verdad no querían salir del departamento del moreno. A Wonwoo le gustaba ese lugar, aclamando que amaba ver la vida de su amante más de cerca, como si lo leyera entre líneas. A Mingyu en parte le gustaba, en parte le daba miedo. Porque podía ver sus defectos, las cosas que hacía mal. 

—¿Puedo quedarme a dormir?—pregunta el azabache con voz somnolienta, acostado en el pecho del moreno. 

Y Mingyu se sintió honrado. Moriría por ver a Wonwoo recién despertado a su lado. 

—Puedes dormir conmigo si quieres.

—Amaría eso, eres muy calentito. 

El moreno ríe, y mueve la cabeza del mayor por el sonido de su caja torácica. Pero no se aparta, porque escuchaba directamente el precio de una alegría que él había provocado. Lo abraza más estrechamente y Kim sonríe. 

—¿Mañana será mi sorpresa? 

—Sí, tengo muchas cosas que decirte —susurra el azabache, mientras suspira por las caricias que el moreno le repartía por los cabellos oscuros que poseía. 

El oficinista se pregunta qué cosas debía hacerle. ¿Qué es lo que debía escuchar? ¿Debía esperar algo en especial? 

—¿Vamos a la cama?—Pregunta al notarlo aún más dormido, como diciendo a gritos que no podían tener esa conversación ahora. 

—Por favor —susurra en un hilo de voz el pintor. 

Y ambos se levantan, el mayor con los ojos cerrados y siendo guiado por el moreno que simplemente caminaba sabiendo con seguridad hacia donde iba. Recostó al mayor, dejándolo arroparse, y le pasó un par de prendas por si se quería cambiar. Pero Wonwoo lo mira, con los ojos somnolientos y una sonrisa ciertamente tímida. Era la primera vez que lo veía así de pequeño, casi nimio. Alguien que nunca detonaba inseguridad, ahora lo hacía frente a sus ojos. Sonrió demostrando que estaba bien con lo que iba a decir. 

—¿Puedo dormir con bóxers? 

Kim ríe, y asiente. No le molestaba, en realidad le encantaba más de lo que podía permitirse. 

—Hazlo, yo también duermo así. 

—Oh... —Kim miró su reacción, encontrando en los ojos ajenos y cansados una sorpresa que era genuina—. Entonces voy a despertar mañana con un hermoso hombre medio desnudo, ¿me equivoco?

Mingyu abrió la boca pero la volvió a cerrar con resignación porque escucha una risa un poco cansada, casi forzada.

—No te equivocas, pero al mismo tiempo lo haces. 

—¿Por qué?—pregunta Wonwoo. 

—Porque duermo con camiseta.

—Pensé que me dirías algo mejor. Como: "Porque vas a despertar con un hombre ya desnudo"—suspira con decepción y se quita los pantalones con descaro. No se ríe, pero ciertamente estaba sonriendo ampliamente—. Ven, me gusta recostarme contigo, es mi nuevo pasatiempo. 

—Eres un caso, ¿lo sabes?—dice el moreno, volviendo a la cama y quedándose sólo en bóxers y sin camisa, porque esta vez no había necesidad de guardar calor, tenía a Wonwoo para hacerlo—. Será mejor que duermas. 

—No, sólo quiero estar contigo. 

Ambos no refutan esa premisa. Porque después de todo, ellos querían estar juntos. No sabían en qué, porque no había algo en lo que estar a bordo... aún. 

Mingyu se recuesta, escuchando el roce de las sábanas, el sonido de la respiración de Wonwoo, de él acercándose a su cuerpo como si buscara la fuente de su energía. Lo mira a los ojos, mezclando respiraciones. De algún modo se miraron a los ojos, esos pares de luceros cansados que se escondían en esos párpados igual de agotados. Y Mingyu lo besa en la comisura de los labios, en ese lugar donde era cercano pero no tanto. Wonwoo lo reafirma, volviendo a besarlo directamente en los belfos carnosos. 

Jeon se separa, y con los ojos angustiados dice: 

—¿Me perdonas? 

—¿Por qué?—Pregunta el moreno, escuchando como su contrario tragaba fuertemente saliva. 

—Por no poder vivir sin ti, y aún así alejarte de mi.—Susurró, con la voz en vilo como si lo estuviesen pellizcando en las cuerdas vocales. 

—Yo también te alejé con mis estupideces. Cometimos errores, pero míranos, estamos casi dormidos en ropa interior en mi departamento. ¿Qué hay que perdonar? 

Wonwoo sonríe, y se acurruca un poco contra Mingyu, acariciando su pecho, el cuello, oliendo su olor corporal que siempre comparaba como recostarse en el mantel de picnic en un día soleado. Cálido y salvaje pero al mismo tiempo familiar. Lo relajaba. 

—No quiero vender los cuadros que pinté sobre ti. Los nuevos. Los que hice hace poco. 

El moreno no dice nada, acariciando los hombros del artista con cierta confusión pero sin juzgar sin haberlo escuchado por completo. 

—No quiero que todos sepan que eres tú, esos cuadros fueron pintados para ti, pensando en ti... No puedo esperar críticas negativas sobre eso que hice con tanto amor. No lo soportaría —Wonwoo sostiene un tramo de las mantas y las hace puño en las manos, con cierto enojo por sólo imaginar una situación así—. El director del museo ese... Me llamó, y quiere una exposición, una nueva. No soy capaz de pintar todo y terminar todo hasta entonces. 

—¿Cuándo es?—Pregunta el moreno. 

—En dos meses. Probablemente pueda ser menos. 

—Usa los cuadros que hiciste de mi.

—No, Mingyu. 

El aludido suspira y se separa para mirarlo con expectación. 

—Esos cuadros son lo mucho que te amo, ¿cómo quieres que espere una crítica negativa sobre alguien que amo más que a mi mismo?—Su voz sonaba dolida, como si buscara hacerlo entender.

—Tienes razón, lo siento —y lo vuelve a acurrucar en sus brazos—. Sólo no quiero que pierdas una oportunidad de trabajo por mi. 

—Tú me diste oportunidades de trabajo, ¿por qué me las estarías quitando? 

—Porque me amas, y eso puede ser un obstáculo para tu carrera.

Jeon no dijo nada, tampoco se movió. Sus piernas se enredaron en las del más alto y negó con la cabeza antes de amortiguar sus palabras contra la piel trigueña del contrario. Y sus ojos se cerraron, porque Mingyu podía sentir la fuerza de sus párpados tiritar por el esfuerzo. 

—Nunca serás un obstáculo para mi, cariño. Siempre serás lo que me motive a pintar... El único problema es que tendré que pintar cosas que quizá no te hagan el punto central, porque sería capaz de matar a alguien que diga que no le gustan los cuadros hechos para ti, o de ti, probablemente no pueda detenerme en cuanto a pintar para ti, pero sobre ti es otro tema. Todos estarían viendo como te veo a través de mis ojos. Si alguien lo llegara a criticar, me volvería loco.

A Mingyu se le escapa una risa, y ve los ojos honestos de su hermoso pintor. Y le sonríe más dulcemente, más cálido. 

—Eres muy especial.

—Tú también me haces especial.—Menciona el mayor. 

—¿Puedo decir que mi novio es un pintor genial? 

—¿Desde cuando somos novios? 

Wonwoo no se ríe, pero se separa como si buscara aclarar algo, sin romper tanta cercanía, pero sí trazar límites con delicadeza. 

—Desde que me di cuenta de que amarte se siente más liberador que como una presión. 

—Pensé que era el único que lo pensaba... ¿podré llevarte a mis presentaciones? 

—Las que quieras. Faltaré al trabajo si es necesario —susurra el moreno, besando los labios del azabache—. Se siente bien tener a alguien como tú de novio.

—Sólo soy un hombre más.

—No, eres Jeon Wonwoo, un pintor con hermosos cuadros. 

—Te amo.—Dice con un orgullo en la voz que era fácil de identificar. 

—Yo también, como no tienes idea. 

Y ambos se quedan dormidos. Habían muchas cosas que aclarar. 

Pero algo era certero, ambos estaban perdidamente enamorados de cada pincelada que conformaban sus lienzos.

Out of my league (for now) / [Meanie // Minwon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora