Capítulo treinta y uno.

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Los días pasaron, las semanas y los meses igual. Las cosas cambiaron bastante, quién iba a imaginar que fuera así.

Algunas cosas quedaron iguales, como Jungkook y Taehyung con su trabajo, por suerte eran excelentes y ascendieron a puestos muchos mejores, iban en bicicleta todos los días y luego al salir iban a dar paseos y tomar fotos. Se juntaban algunas noches a ver películas y pedir comida, el castaño lo ayudó a decorar y armar su apartamento al pelinegro ya que sus cosas por fin llegaron. Se la pasaban la mayoría de tiempo juntos y siempre que estaban cerca, una gran tensión había entre ellos, los dos sentían algo y se notaban en sus ojos cuando se miraban.

Por otro lado, Jimin... Volvió con Euno, el día que el regresó del viaje volvió al apartamento y volvió con el, hablaron, y el pelinegro le mostró su marca... Extrañamente era idéntica a la de Jimin.

Este se sintió vacío al verla, no podía creer que aquella cicatriz sea igual a la de el. Estaba tan seguro de que el llevaba la misma que la de Tae, pero ahora, era imposible. Jimin le perdonó todo lo que pasó antes a Euno, este le prometió cambiar, los primeros días era todo color de rosas, pero... Después, a medida pasaron los días, este volvía ebrio, lo golpeaba, abusaba de el y todo lo que le hacía antes... Realmente se arrepentía de no haberle hecho caso a Taehyung en ese momento, pero pelearon tanto después de aquel beso que nunca más se vieron.

El castaño estaba destrozado, su mejor amigo se había ido nuevamente de su vida, no podía hacer nada, el rubio decidió elegir a Euno y no a el, no dejó que lo ayudara y tampoco quiso que se entrometiera. A Taehyung le dolía lo que estaba pasando, pero, ya no podía hacer nada al respecto, solo dejar que las cosas pasaran y seguir con su vida. Por suerte, no se encontraba a Euno en el elevador o edificio porque, sabía que si lo veía, le rompería la cara hasta desfigurarsela.

Pero en fin, era tan raro todo lo que pasó desde ese día, Taehyung no podía evitar no pensar sobre pero su cabeza no paraba de pensar en aquel día que pelearon tanto, que se gritaron y dijeron cosas feas... Realmente fue una mierda.

- ¿Tae? ¿Estás aquí? -Preguntó Jungkook mientras lo miraba y acariciaba su mejilla-.

Aquel volvió a sus sentidos y al mirarlo asintió sonriendo mientras acariciaba su espalda.

- Aquí estoy... -Dijo mientras lo miraba-.

- ¿Sigues pensando en aquello?

- Solo un poco, aún no puedo olvidarlo.

- Esta bien, tranquilo. -Dijo para luego acariciar su cabello y dejar un pequeño beso en su frente-.

La verdad es que Jungkook se quedaba casi siempre a dormir en la casa de Tae o viceversa, la pasaban muy bien juntos y por eso es que estaban siempre unidos. Un día, al llegar de una fiesta, Jungkook estaba muy ebrio, ese día se le confesó al castaño con lágrimas en los ojos, diciéndole que le gustaba y que no podía oprimir esos sentimientos..

- Yo... Yo se que tú estás enamorado de Jimin, puedo notarlo -Dijo entre lágrimas mientras arrugaba su propia camisa en su pecho-.

- Kook, no...

- No puedes mentirme, se que es así. Pero, tu me gustas, realmente me gustas, chico del tren. -Lloraba mientras lo miraba-.

A Taehyung se le rompió el corazón, Jungkook traía su camisa con bastantes botones desabotonados, su cabello negro alborotado, sus ojos color avellana rojos y con lágrimas, su nariz estaba roja, sus labios hinchados al igual que sus ojitos... La forma en la que lo mirada, realmente le dolía.

- Jungkook, primero, debes calmarte... Segundo, deja de llorar por favor -Dijo mientras se acercaba a el y llevaba sus manos a sus mejillas para limpiar aquellas lágrimas-.

- No busco que me correspondas... Solo quería decirlo. -Dice en susurro mientras baja la mirada-.

- Tú me atraes también...

- ¿Qué?

- Si, pero, no quiero lastimarte... De verdad que no quiero hacerlo. -Dijo mientras lo miraba-.

Jungkook lloraba, no sabia si de felicidad o de tristeza, pero levantó su mirada y sonrió.

- Tú... Yo te atraigo. -Dijo con una sonrisa mientras llevaba sus manos a la cintura del castaño-.

- No quiero lastimarte...

- No vas a lastimarte, sólo dame un oportunidad para hacer que te enamores de mi... Juro que lo lograré. -Habló mientras pegaba su frente con la de el y ambos se miraban a los ojos- Por favor.

- Kook.

- Déjame hacerlo... -Susurró mientras lágrimas aún caían a sus mejillas y se acercaba suavemente a los labios del contrario para después besarlo-.

Y desde ese momento, Jungkook estuvo intentando enamorarlo, le dolía que la persona que le gustaba tuviera a otra en su cabeza, pero por más espinas que estuviera sintiendo clavándose en su corazón, seguiría intentándolo porque creía que Taehyung era su persona, no sabía por qué, pero tuvo una corazonada desde que lo vió en el tren... Que era, inexplicable.

- Terminé mi pintura, ¿Quieres verla? -Preguntó el castaño mientras lo miraba al pelinegro y este asintió- Vamos.

Ambos se levantaron del sofá y Taehyung tomó la mano del contrario para guiarlo a la habitación de arte, al entrar y prender la luz, el pelinegro se encontró con un lienzo ya pintado, con un retrato de alguien... Alguien que era el.

- Tae...

- Me basé en el dibujo que hice en el tren, en las fotos que te tomé aquel día cuando salimos a caminar y en mis recuerdos... -Dijo mientras sonreía avergonzado-.

- Dios, es hermoso. -Sonrió mientras sentía lágrimas en sus ojos de la emoción- Yo no lo soy, pero el cuadro si.

- Tú eres mucho más hermoso que el cuadro, no digas tonterías -Lo miró mientras lo abrazaba y el contrario sonreía- ¿Ves? Eres mucho más lindo que el cuadro...

El pelinegro se sonrojó ante las palabras del castaño y apoyó su cabeza contra la de el mientras miraba aquella bella pintura en la que se veía el reflejado como una gota de agua.

𝐒𝐨𝐮𝐥𝐦𝐚𝐭𝐞. |𝐕𝐌𝐈𝐍|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora