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Oficinas del Diario El Profeta, 31 de Julio de 1995 16:12hs.

Cubículo de Rita Skeeter

La mujer observaba interesada el fiasco que fue el torneo de los tres magos, ciertamente entendía por qué el Ministro parecía tan dispuesto a menospreciar públicamente al chico Potter, ella podría ser una simple periodista, la mejor en ése tonto periódico, pero reconocía la verdad de las mentiras y sabía que el niño estaba diciendo la verdad, pero entonces... no le pagaban por escribir la verdad, sus bóvedas no se llenaban de oro escribiendo trágicas y predecibles historias sobre el niño que vivió, sus jefes querían historias escandalosas que hablen acerca de la dudosa salud mental del chico, la pequeña mascota de Dumbledore que quería ayudar a su maestro a tomar el Ministerio de Magia.


Improbable, pero debía sujetarse al guión que sus jefes le dieron.



Entonces se pasó escribiendo calumnia tras calumnia del chico desde que inició el verano, su guardián nunca antes lo había defendido de éste tipo de artimañas, así que, desde luego, nuevamente dejó pasar que se escribiera de un menor de edad a su cargo en el periódico.



Fue por éso que se sorprendió mucho cuando una lechuza nival se acercó a ella, era impresionantemente hermosa y todos sabían que la única persona que poseía tal ave era Harry Potter.



Observó de cerca al pájaro, que parecía temblar con la suave brisa veraniega, sus ojos amarillos yacían opacos y ciertamente parecía lista para morir, ella aterrizó limpiamente sobre su escritorio, un paquete debajo suyo provisto de dos sobres con cartas, uno era normal, notó, sobre color blanco, no muy pesado y de calidad decente, tenía escrito al reverso para leerlo primero, el segundo sobre sin embargo, ése estaba hecho de un pesado pergamino negro de alta calidad que parecía tener hilos de plata tejidos en ellos, estaba sellado con el escudo de la Casa Potter y notó que estaba dirigido no a ella, sino a toda la comunidad mágica de Gran Bretaña.



Definitivamente estaba interesada, ciertamente también sentía curiosidad por el paquete, pero podía prescindir de ello mientras abría el primer sobre y comenzaba a leer ofreciéndole a la lechuza algunas golosinas para que comiera, el ave sólo ignoró sus intentos de recompensa y se marchó, dejando tras suyo las cartas que aún no tenía idea, pero cambiarían el destino del mundo mágico como no tenían idea.




























23 de Julio de 1995.

Hogwarts, Escuela de Magia y Hechicería.

Torre de Gryffindor.

Dormitorios de Alumnos de 4° año.



A quien decida enviar ésta triste historia:

Aún sin decidirme muy bien quién será el destinatario, puedo decir con seguridad que, éstas cartas serán publicadas, saliendo a la luz todo lo que éste mundo decadente me ha hecho, dañándome irreparablemente.


Tenga en cuenta que una copia de todo lo que está tanto en los libros como en las cartas serán enviados al banco Gringotts donde, si no se publican tal cual en éste periódico o revista, ellos mismos se encargarán de imprimirlo todo con sello notarial y en papel de la verdad, si no desea quedar como un absoluto tonto mentiroso, debería seguir mi último deseo de publicarlo todo tal cual.


Los diarios que han sido adjuntos a ésta carta, son diarios de vida que empecé a escribir una vez ingresé al mundo mágico a los once años, un pequeño Harry criado por muggles vio ésos lindos cuadernos de cuero negro y, no teniendo nunca nada que llame suyo los compró, no fue hasta el verano después de mi primer año que comencé a escribir en él, plasmando todas las desgracias que me habían sucedido desde que fui reinsertado en éste mundo prejuicioso y sin futuro.



Entonces verás, mi aliado periodista, notarás que ni siquiera tendrás que adornar los sucesos allí narrados pues, la verdad es lo suficientemente escandalosa para ello.


Te escribo entonces por que quiero dar a conocer mi historia, la verdadera historia de Harry Potter, no aquella dónde a los meses de nacido derrotó a un señor oscuro, sino aquella en donde, mientras ustedes celebraban la caída de Lord Voldemort, yo era abandonado frente a la puerta de dos de los peores muggles que existieran en una fría madrugada de noviembre sin más que una manta y una carta.


No es una historia bonita, y desde luego no fue gracias a ustedes, magos y brujas lo suficientemente estúpidos como para seguir al Ministerio y a Albus Dumbledore como si el sol saliera por sus traseros.



Pero me desvío de mis pensamientos, éste verano, no fui enviado a mi familia muggle abusiva como cada verano; durante tres años seguidos rogué al Director por quedarme en los pasillos de éste castillo para permanecer a salvo de ésas personas que dicen ser mi familia y a él jamás le importó, no temblándole la mano para enviarme de vuelta a aquella casa donde me obligaban a ser un elfo doméstico glorificado, donde me golpeaban y donde no me alimentaban. Entonces verás, justo el año que deseo ir a mi propio infierno personal a pasar mi duelo en silencio, se niega a dejarme ir para llorar a mi compañero fallecido.


Excusas acerca de protección y de Voldemort de vuelta aún llenan mis oídos, las misma excusas que usaba para abandonarme al mundo muggle durante cada verano, ahora se utilizaba para mantenerme prisionero en éste castillo.



Entonces, mi protección parece ser algo esencial para Dumbledore sin embargo, él tiene la extraña cualidad de pudrir las flores que planta. Desde luego mientras cumpla con mis propósitos no importa como me sienta, o mi opinión, Albus Dumbledore es dueño y señor de mi vida, no mejor de Voldemort aunque, al menos sé que el Señor Oscuro desea asesinarme.


Y aquí estoy, luego de una reunión dónde la brillante mente de Dumbledore creía que para mi mayor protección debía unirme en un enlace de alma y magia al único maestro de Hogwarts que tiene un bonito tatuaje en su antebrazo izquierdo, ahora sabemos que los grandes planes no son lo del viejo focha. Estoy obligado a contraer nupcias al único hombre que odio más que Voldemort y Albus Dumbledore juntos, simplemente encantador, tengo una semana, una semana para descubrir cómo escapar de un matrimonio en el que todos mis amigos, todos los adultos en que a regañadientes acepté confiar, apoyan en su totalidad.


Una mierda ¿No? Tengo catorce años y debo casarme con un hombre que podría ser mi padre y que odia mis entrañas.


Una semana para escribir en mi diario todo lo que necesite antes de volverme una vez más prisionero en una jaula dorada, está vez un castillo en vez de un armario bajo las escaleras.


Es gracioso como Dumbledore parece creer que acepté ésto sin más, creyendo que su fiel mascota hará lo que él ordena, pero no, espero luchar con uñas y dientes por salir de ésta situación, incluso la muerte es un mejor destino que ello, aunque aún no me decido, ¿Será la muerte de mi futuro esposo? ¿La de Dumbledore? ¿O la mía?


Harry J. Potter."

Esperanza PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora