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Ministerio de Magia inglés
14 de Noviembre de 1995, 06:46 a. m.



Severus caminaba con rapidez por el Ministerio, nadie lo notaria; él siempre había sido un hombre que daba pasos largos y daba la ilusión de caminar con rapidez y elegancia, sólo unos ojos demasiado observadores lograrían notar la rigidez en sus hombros, su respiración levemente agitada y su andar una décima más rápido de lo habitual.

Lo había hablado con Bones, ella estaba al tanto de sus planes, entendía sus razones, y sorprendentemente recibió toda si ayuda y apoyo para poder salir del país. Fue solo hace unos días que el testamento de Harry Potter se había hecho público y quería estrangular y abrazar al mocoso en partes iguales... también quería llorar. 

De alguna manera había cambiado su testamento en el último minuto, haciéndolo beneficiario de una par de bóvedas mientras el resto iba al Señor Oscuro de todas las personas. El Ministerio había estado enloquecido en los últimos dos días, tratando y sin lograr poder reclamar la fortuna Potter dado que, el Señor Oscuro ya no vivía y, se sabía que aquellos bienes que no poseían un dueño iban a las arcas del Ministerio.


Había sido una batalla mediática; con Fudge tratando de desacreditar a los gobblins y llamándolos abiertamente ladrones de la oscuridad, toda una tetra que el hombre había armado en conjunto con El Profeta para acceder al dinero y poner a la población en contra de los duendes.


Desde luego, no salió como esperaban por que al día siguiente dieron una declaración oficial en las puertas del Banco a quien deseaba escuchar, y dónde extendieron un pergamino oficial a Madame Bones donde aparecía qué, tanto Severus como el mago conocido como Lord Voldemort habían retirado sus herencias. El pánico que surgió luego de la conferencia alcanzo proporciones épicas; con los gritos de las madres preocupadas, la palidez de los jefes de familia y la muchedumbre temblorosa buscando un refugio seguro, había sido un espectáculo de mierda, y Severus sabía que iba a empeorar.




El Señor Oscuro le había escrito una carta con sus condolencias, fue muy descriptivo acerca de su enojo, sin embargo habló acerca de una carta de Harry y su deseo de que lo perdonara... Severus se estremeció al pensar en qué sucedería cuando pase su "periodo de duelo", el Señor Oscuro había sido bastante claro en su deseo de que volviera al redil apenas termine aquél pequeño periodo de gracia, tenía planes decía, no quería conocerlos.



El pocionista no estaba dispuesto a saber, no, él tomó todo el oro de sus bóvedas y las que Harry le había dejado y las guardó en un baul de cinco compartimientos, el espacio dentro de ellos fue suficiente para que todo ello pudiera, e incluso parte de sus libros lograron quedar en el espacio encantado, el resto de su vida fue empacada en otro baúl, Madame Bones le había alquilado un traslador público en la oficina de Transporte del Ministerio que lo llevaría a la India, de ahí tomaría otro en una tienda de viajes cercana al puerto de aterrizaje que lo llevaría a Australia, entonces comenzaría su carrera contra reloj pues de ahí daría saltos aleatorios entre Argentina y Brasil; donde usaría el único traslador indetectable que le fue dado por la propia Amelia, éste lo llevaría a un informante suyo que ya se había retirado y vivía en Estados Unidos.



Una vez llegara allí estaba sólo.



Él debía ser capaz de moverse por su cuenta, se aseguró de tener dinero muggle al alcance y su varita en mano, estaba en tierras desconocidas, se había cambiado el nombre tomando el de su abuelo para moverse bajo el radar, una vez que el Señor Oscuro se diera cuenta de que había escapado el infierno se alzaría sobre él, tuvo sus precauciones, en cada puerto utilizaba un nombre falso, generalmente de algún nacido muggle al que había investigado que había escapado debido a la guerra, esperaba que sus esfuerzos dieran frutos, una vez llegó a su último destino, el contacto de Amelia le indicó como debía proceder en Macusa, le dio los papeles que lo declaraban ciudadano estadounidense y sin intercambiar palabras cada uno se fue por su lado, cuando se apareció en la entrada principal del Mágico Congreso para ir a registrar su varita sintió que una ola de alivio lo inundaba, después de pasar los últimos cuatro días viajando alrededor del goblo, por fin podría descansar.



Severus Snape desapareció ése día y, tiempo después en una pequeña casita de Baltimore, un nuevo inquilino llegó para quedarse.

Esperanza PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora