Hogwarts, 25 de julio de 1995
Sala de ir y venir.La salita que le entregaba cosas se había convertido en un laboratorio de pociones, una cantidad nada despreciable de calderos, agitadores y cuchillos de distintos materiales se extendían por una gran mesa de roble, y justo al lado, un estante con varios viales de vidrio encantados para ser irrompibles se encontraban en la parte más baja, los estantes superiores tenían una selección de ingredientes de pociones que iban desde el acónito hasta el arsénico y mercurio; todos ellos en distintos grados de preparación, había polvos finos y pulverizados, raíces y hojas cortadas en trozos y rebanadas y seres vivos y otros no tan vivos en frascos así como fluidos que ni siquiera quería pensar de donde salieron.
Parecía que la habitación tomaba cosas que fueron guardadas dentro de ella así como objetos dentro del castillo por lo que era probable que mucho de los ingredientes sean del Profesor Snape... su futuro marido.
Si sobraba tiempo para que el hombre haga un reclamo (Que Harry esperaba que no suceda), el chico simplemente alegaría que lo tomó como una especie de dote enfermiza, no es que tuviera demasiadas esperanzas de vivir tras beber el veneno, con la orientación de Giulia esperaba hacerlo lo suficientemente potente como para matarlo con unos pocos tragos y unos minutos, los últimos, que utilizaría para explicar dramáticamente su plan malvado.
Una sonrisa triste pasó por su rostro, se preguntó que haría Voldemort en una situación así, no creía que se rindiera tan fácil como él, probablemente los mataría a todos pero no a sí mismo, Harry admitirá que siempre fue un poco suicida, estaba demasiado cansado como para no desear cualquier otra cosa que morir.
-Muy bien Dobby, comencemos con ésto- el elfo, siempre fiel a él asintió, inusualmente callado, la pequeña criatura estaba triste por el destino que el Gran Harry Potter Señor había elegido para sí, pero el joven le había dicho que no confiaría en nadie más para que lo ayudara, el pobre elfo decidió cumplir su última voluntad con lágrimas en los ojos.
-Supongo que se según la ley de proporcionalidad, si queremos que sea lo suficientemente potente para mi prometido y mis invitados deberíamos hacer este pequeño cálculo y utilizar el doble de ingredientes- murmuraba mientras echaba tres litros de agua de manantial en un caldero grande de cobre -Veamos... empecemos con un poco de cianuro e hígado de pez globo- dijo, mientras Dobby le pasaba un tarro con un polvillo fino de color blanco, en un pergamino aparte hizo el cálculo proporcional y agregó 80gr de ello.
Cortando en rebanadas finas, el hígado de pez globo fue el siguiente.
Agua Tofana era un veneno incoloro, inodoro e insípido, y aunque muchos de los ingredientes teñían el brebaje, al final de la preparación la poción quedaba como un líquido transparente.
Según las indicaciones una gota hacía que la víctima cayera en un estado debilitado en un mes, y tres gotas serían capaz de matarlo, dado rapidez con la que quería que hiciera efecto y tras otro rápido cálculo, Harry entendió que debían beber al menos 50ml de la poción mezclada con cualquier bebida o comida para que murieran en aproximadamente dos minutos y medio. Era lo suficientemente rápido para Harry.
-¿Tú te encargarás de todo ésa noche, verdad, Dobby?- preguntó el chico mirando al elfo, quien sólo miró al suelo retorciendo sus orejas.
-Por supuesto, Harry Potter, señor-
-Gracias Dobby, eres un gran amigo- y aunque el elfo resplandeció al ser llamado amigo, rápidamente sus ojos se tiñeron de tristeza, Harry no podía culparlo, lo estaba ayudando a orquestar un asesinato múltiple y, si tal vez sólo fuera éso no se sentiría tan mal, pero también estaba el suyo.
Harry era un joven resignado al dolor, sin embargo estaba cansado y amargado con el mundo, no dudaría en dejarlos a su suerte, estaba incluso ansioso por ver sus rostros cuando les dijera lo que hizo y a quien entregaría en bandeja de plata el mundo mágico.
-Bien, tal vez sea momento de leer aquél libro sobre testamentos- murmuró, mientras dejaba que la poción se cocinara durante treinta minutos tal y como decían las indicaciones.El veneno tenía una preparación relativamente fácil, sin embargo, los ingredientes utilizados debían ser preparados de manera muy delicada y precisa, además, tomaba un día prepararlo y dos días para que se asentara la poción antes poder administrarse. Eso le daba tiempo suficiente para poder realizar sus últimos menesteres, tal vez debía enviar una carta a Voldemort, hacerle saber que moriría y se llevaría a muchos partidarios de Dumbledore con él, estaba seguro de que se indignaría mucho por no poder matarlo a él y al viejo.
Había pequeños placeres que quería disfrutar antes de morir; joder a Voldemort era uno de ellos, su varita vibró señalando que los treinta minutos que indicaban la receta ya habían pasado y debía continuar con la poción.
Una sonrisa resignada pasó por su rostro mientras tomaba unas hojas de acónito, le traía recuerdos de su primera clase de pociones y, de cuando había cierta inocencia en él.
Tenía la esperanza de que en éste nuevo lugar sólo sería Harry, no el criminal que los Dursley acogieron por la bondad de su corazón, no un monstruo, no un bicho raro, sólo sería un mago más en aquél nuevo mundo, pero las esperanzas elevaban las expectativas, y las expectativas sugieren que algo es mejor de lo que aparenta; en el mundo muggle todo había ido de mal en peor y éste traicionero y nuevo mundo era quizás peor que el anterior.
No había un amor perdido entre la Bretaña Mágica y él, haría sufrir a todos aquellos que lo hicieron sufrir a él, ya no había nada bueno de sí, se habían encargado de destrozarlo; sólo había tristeza, pero por sobre todo enojo y apatía.
Estaba amargado.
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Esperanza Perdida
FanfictionAtención: mire las etiquetas, sino, ahí les va igual: Dumbledore Manipulador, Traición, Harry es una pequeña mierda, y está tan cansado de todo, Severus igual pero lo disimula, la vida es una mierda, Sirius también, muerte de un personaje... En real...