Capítulo 9: La noche antes del gran suceso, parte 1.

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Capítulo 9

La noche antes del gran suceso, parte 1.


Nixie.

—Me gusta el menú. Como siempre, has hecho un trabajo excelente.

Le sonrío a Vincens, siendo lo más sincera que puedo.

La mirada de la secretaria está sobre mí, taladrando el costado de mi cuerpo visible. La muy estúpida cree que quiero quitarle el amor de Vincens. Si supiera la pobre que esa palabra no está en el vocabulario de mi esposo.

—Le diré a Martha que confirme que todos los ingredientes están en la despensa y que se prepare para mañana.

Dejo un beso en la mejilla de mi marido que lo tiene riendo y sacudiendo la cabeza, sabiendo exactamente lo que hago. Estoy molestando un poco a la estúpida secretaria, cobrándome todas las veces que me ha visto a la cara con satisfacción cuando la he visto sobre el regazo de Vincens.

Me enderezo lentamente, alisando mi vestido y dándole una buena vista de mis curvas a la insípida mujer detrás de mí.

—¿Confirmaste la asistencia de los invitados?

Asiento, sonriendo como chica buena.

—Está todo preparado, no tienes que preocuparte por nada.

—Gracias, Nix.

Es una despedida, seguro que quiere calmar el enojo de su mujerzuela.

Me doy media vuelta, guiñando un ojo a la secretaria al pasar por su lado.

—Adiós, amor mío —me despido en la puerta—. Adiós, Sasha.

Gruñe, corrigiendo su nombre, pero no la escucho. Estoy ansiosa por escaparme de este lugar. Quiero hablar con Mario sobre los últimos detalles del día de mañana, pero tengo que escaparme, esta vez sin levantar sospechas.

Voy a mi habitación, encontrando a Rafaelo allí, caminando de un lado para el otro como un león enjaulado. Se detiene al verme y camina rápidamente hacia mí.

—Boris está en la cocina, vayamos allí y hagamos lo que hablamos.

—Bien. —Voy en busca de mi bolso y lo cuelgo de mi hombro. Me giro hacia Rafa y asiento—. Estoy lista.

Salgo de la habitación, caminando a paso determinado. En la cocina, le entrego el menú de la cena de mañana a la cocinera antes de sacar una botella de agua del refrigerador, le quito la tapa y me bebo la mitad.

Ignoro a Boris todo el rato.

—Asegúrate de que todo esté en orden y que no falte nada —ordeno a la mujer al tiempo que ella asiente—. Saldré un rato con Francia, si mi esposo pregunta, díganselo por favor. Él está muy ocupado con la idiota sinvergüenza.

—Yo te llevo —sale Boris de inmediato. Frunzo el ceño.

—No quiero que vayas conmigo, asustas a Francia.

Boris pone los ojos en blanco.

—Estoy seguro que el papá de tu amiga es mucho más aterrador que yo.

—Pero es su padre y tiene que aguantarlo. A ti, por el contrario... —Dejo las palabras al aire, porque al buen entendedor, pocas palabras.

Boris me mira mal.

—Veamos que piensa el Sr. Strauss.

Aprieto los dientes, viéndolo salir de la cocina. Martha suelta un suspiro de simpatía, palmeando mi espalda.

Evil ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora