Capítulo 11. Una noche lluviosa. Un amor mutuo

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Regresé a la misma posición en la que me encontraba recostado sobre su pecho pero esta vez su mentón estaba al lado de mi cuello, sobre mi hombro, abrazaba mis brazos, apretandome delicadamente y entrelazando sus manos en mi pecho, mientras mis manos sujetaban sus brazos. Reímos de las locuras ocurridas esa noche, pero sin lugar a dudas las veces que nos encontramos a Lydia con sus repetidas muecas tan graciosas que nos sacaron más de una carcajada. Hablamos sobre lo que nos dijo aquella señora, me hacía pensar que tanto era el amor que nos teníamos Derek y yo, que se nos era difícil ocultarlo, que llegaba a ser demasiado evidente para poder ocultarse o que no teníamos vergüenza y nos demostrábamos amor fuera el lugar que fuera. Eso último me hizo querer reír a carcajadas, contagiando a Derek con mi sonora risa.

La frase "son el uno para el otro, se complementan mutuamente" se repetía en mi cabeza, como si hubiera algún tipo de clave en esa frase o encerraba algún tipo de acertijo. La luna se encontraba en su máximo esplendor, brillaba como nunca. La brisa del viento provocó que mis piernas se pusieran frías ya que era la única parte del cuerpo que no rodeaba mi Derek, puesto que la temperatura de su cuerpo irradiaba calor por su naturaleza de hombre lobo.

Me encantaba estar entre sus brazos, sentir de cerca su cuerpo. Su pecho duro como una roca, me hacía sentir protegido. Y creo que era momento de que él supiera sobre Parrish y sus verdaderos sentimientos hacia mi. Y de la manera que me lo había confesado, pero tendría que omitir los pequeños detalles de aquel día, tan desastroso. Sólo por esta vez ya que no me encontraba preparado para enfrentar ese problema, y menos estando Derek aquí a mi lado.

Si no hubiera sido por la mirada de Derek momentos atrás, habría sufrido un ataque de pánico y una crisis de ansiedad, me era tan imposible hablar de ese evento que jamás lo volvimos a tocar mi padre y yo, sólo sabía Parrish y eso porque me vi en la penosa necesidad de decírselo; puesto que Parrish pensaba que quería suicidarme y tenía que aclarar ciertos puntos con él para evitar los malos pensamientos. Los cuales esa tarde Parrish confesó.

Derek se encontraba en la misma posición, su mentón recostado sobre mi hombro y podía ver parte de su rostro con el rabillo de mi ojo, por momentos suspiraba, mientras me daba un fuerte apretón con sus brazos, dejando como consecuencia la falta de aire en mis pulmones, por la fuerza ejercida al apretarme haciendo evidente su fuerza sobre humana. El calor de su cuerpo bien definido, sus brazos bien trabajados y sus piernas que hacían evidente que salía a correr por las mañanas, hacían que perdiera la concentración. Que me sacara de órbita toda acción realizada por sus manos y sus labios, los cuales besaban mi cuello con mucha suavidad y tal delicadeza, que parecía infinita. La forma en que suspiraba y hundía su nariz en mi nuca y parte de mi cabello, dejaban una sensación incapaz de describir y de revivir, ya que cada una era diferente. La manera en que me abrazaba, pasando sus brazos por mis hombros poniendo sus manos a la altura de mi estomago, el jugueteo de sus dedos en mi estómago provocaban un cosquilleo, que dejaba salir mis risas nerviosas, pero llenas de alegría y una felicidad que era realmente satisfactoria.

No había en mi mente otra persona si no más que Derek, abarcando desde la más mínima parte de mi, sacudiendo con tal fuerza cada uno de mis sentimientos y pensamientos mas profundos, que me era confuso distinguir cuanto era el amor que le podía llegar a tener, ya que a cada segundo, minuto u hora iban creciendo más y más dentro de mi, yo era capaz de dar mi vida por él como él sería capaz de dar su vida por mi, sólo le pedía al tiempo que jamás dejará morir todos estos sentimientos que guardaba dentro de mi corazón y de igual manera pedía que día a día aumentarán más y más. Sentía sus dedos recorrer encima de mi camisa ambos lados de mis costados, su barba un tanto crecida la cual posaba sobre mi cuello que movía de arriba a abajo, haciéndome sentir que me raspaba de una manera que era agradable para mi, su nariz que se hundía de vez en cuando en mi nuca, mientras inhalaba y exhalaba fuertemente, haciéndole sentir el aire que soltaba sobre esa parte tan sensible de mi.
Me perdía en esa oleada de sensaciones que se me hacían complicadas de describir. Me quedé en completo silencio y fue cuando el decidió hablar haciéndome entrar en órbita con él, recordándome lo que tenía planeado decirle.

Fuiste la claridad en días tristes  [♡.。.:*๑ Sterek ๑*:.。.♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora