Capítulo 12. Un domingo a tu lado

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En cuanto mis labios rosaron sus labios rojos como las rosas, mi corazón se aceleró como si hubiera corrido kilómetros.
Sus labios, al igual que su cuerpo estaban ardiendo, estaba firme como un niño. Sus labios se movían al compás de los mios, sus manos recorrían mi espalda apretándola suavemente, extendió sus manos en mi region escapular y hundió delicadamente sus dedos en ella y así fue bajando sus manos, mientras yo metía las mias en su cabello, tocando su nuca y a la vez, jugaba con sus cabellos. Bajó sus manos hasta llegar a la zona alta de mis nalgas y ahí paró en seco y acercó más su cadera a la mia, quedando tan juntos que me era difícil moverme, pero realmente no necesitaba moverme ya que ahí era donde yo quería estar. Sus manos apretaron la zona en la que estaban, haciéndome soltar un gemido de placer, fue en ese momento que el exhaló fuertemente y mordió mi labio inferior, besándome de nueva cuenta pero ahora el llevaba el control. Su cuerpo estaba reaccionando ante tal demostración de afectó, empezaba a sentir la erección que se había formado dentro de sus pantalones. Y eso provocaba en mi las ganas de seguir besándolo. Sus labios seguían ardiendo y eso hacía que el beso fuera mucho mejor ya que los míos, se mantenían a temperatura ambiente, mis manos seguían en su nuca, jugando con su cabello negro un poco mas largo que meses atrás, su barba un tanto crecida de tres dias me provocaban un cosquilleo en las mejillas, sus manos que recorrían mi zona lumbar, dejaban una de las caricias más bellas, estremecedoras y apasionadas que me hacían sentir conectado con su proveedor.

Su cuerpo, que estaba bien ejercitado, se me hacía tan provocativo, tan viril que provocaba entregarme por completo a él. Provocando una erección al igual que la suya. ¿Sería capaz de entregarme íntimamente a Derek? La pregunta bombardeo toda clase de pensamientos, dejando mi mente completamente en blanco; contestando con un ¡Si, si soy capaz de entregarme a el por completo! Sin ninguna duda.

Todos sus movimientos, tanto el de sus labios como el de sus manos, me provocaban una excitación tan placentera que era imposible controlar mis hormonas adolescentes. Nuestros cuerpos querían hacer uno solo y nada más, pero algo dentro de mi decía que Derek se controlaba demasiado, y que no quería llevar las cosas tan rápido, por algo siempre finalizábamos nuestros besos cuando él llegaba a la altura de mis nalgas. En el momento en que sentí sus manos en mis hombros sabía que ya nos íbamos a separar.

Y así fue nos separamos lentamente, tenía los ojos cerrados, oía nuestras respiraciones agitadas y entrecortadas, mi corazón latía demasiado rápido, soltó el aire contenido en sus pulmones, y fue cuando abrí mis ojos. Inhaló. Sus labios dibujaron una sonrisa enternecida, exhaló de nueva cuenta y besó mi frente con esa sonrisa bien marcada en sus labios rojos. Me abrazó.

—¿Y eso a qué se debió?— preguntó en forma de susurro.
—No lo se, sólo me dieron ganas de besarte— no me atrevía a decirle que cuando me estaba bañando, estaba pensando en él.
—Fue demasiado romántico— habló nuevamente, yo estaba aferrado y hundido en su pecho, lo abrazaba con mucha fuerza, aún se sentía su erección, al igual que la mía. El tenía su barbilla sobre mi cabeza, mientras sus manos dibujaban lineas en mi espalda. Y la lluvia no dejaba de caer.
—Es que te extrañé, y quería hacerlo en cuanto llegarás— suspiré y me separe de Derek, ya que sus ropas estaban frías por el agua,  la cual había empapado mi ropa interior de enfrente. Dios estaba en ropa interior perdí la noción y me aventé hacia él estando en ropa interior, no lo podía creer; mi mente no procesaba lo que hice. Me sentí avergonzado y creo que Derek se percató y buscó mi mirada.

—¿Qué pasa Stiles?— preguntó de manera sorpresiva, dejando salir una sonrisa.
—Es que, es que— seguía atónito. El bochorno de verme en esa escena me invadía y me sorprendía —¿es que, que?— de nueva cuenta preguntó Derek, su mirada tierna y esa sonrisa que desataba todas las emociones que estaban dentro de mí, me provocaron un leve enrojecimiento —¡es que mira como estoy!— dije casi gritando, con mis ojos abiertos como platos y con mis manos mostrándole la ropa que traía —pues estás rojo— dijo de forma relajada —y un poco mojado por que tu ropa absorbió el agua que traía mi ropa— seguía hablando de manera relajada y no aguanté más y dije casi gritando ya que me encontraba al límite —en ropa interior— Derek se me quedó viendo directamente a los ojos —¿y eso qué tiene?— preguntó, había alivio en sus palabras, en ese momento apretó mis antebrazos.

Fuiste la claridad en días tristes  [♡.。.:*๑ Sterek ๑*:.。.♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora