¡Mami! #2

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Para los que pidieron una segunda parte :3

Espero que les guste~

Nota: Pepa me agrada, en serio, pero esto me gusto mucho como quedo XD

Mirabel no tenía la intención de robar el papel de "mami" en la vida de Antonio, fue algo que simplemente paso. Le agrada, no va a mentir, hay un sentimiento cálido creciendo en su interior cada vez que el pequeño se acercaba con ojos brillantes y chillando un alegre "mami" hacia ella. Hay una pequeña ola de culpa que la invade cuando ve a su tía Pepa pero que se desvanece rápidamente con la gran sonrisa del menor. Es un secreto, uno pequeño entre ellos dos y Dolores (porque ella todo lo escucha), hasta que lo dice en frente de todos y Mirabel sabe que un reclamo se acerca pero lo evita lo mejor posible...hasta que no puede.

-Tía...- dejo escapar un profundo suspiro. -...si vas a decir algo, dilo ya. Tu mirada en mi nuca me incomoda- sus palabras salen más bruscas de lo que le gustaría pero no puede evitarlo, esta algo incomoda.

-Te llama mami- murmuro Pepa, luciendo igual de incomoda con ella, pero hay molestia en su tono.

-Si, lo hace- no hay necesidad de negarlo a estas alturas.

-¿Por qué?- suena celosa.

-¿Por qué? ¿En serio lo estas preguntando?- la mira fijamente, alzando una de sus manos para apretar ligeramente el puente de su nariz. -Bien, veamos ¿Su primera risa? Estuve yo, no tu ¿Sus primeros pasos? Estuve yo, no tu ¿Sus primeras palabras? ¡Estuve yo, no tu!- se siente mal por ser tan brusca pero esta molesta. Ama a su familia, en serio que lo hace, pero las heridas hechas a lo largo de los años no son algo que se curen con un simple lo siento y un abrazo ¡Por supuesto que no! No ha perdonado a todos los miembros de la familia, no todavía. -¡Ustedes me dejaron a Antonio en la guardería con algunas cosas y un simple "cuídalo"!- lo recuerda, su tía le entrego al pequeño, con un bolso con lo esencial y una formula para bebes, gritando un "¡Cuídalo!" mientras se alejaba a paso rápido, obviamente apurada.

-¡No te atrevas a hablarme así, Mirabel!- Pepa retrocede, dolida antes las palabras ajenas, una nube negra y tormentosa ya formándose sobre su cabeza. Quiere negarlo, quiere gritar que eso no es cierto, pero eso seria una mentira. Dejaron a su bebe a manos de ella porque Abuela la lleno de tareas en ese momento y no pensó en las consecuencias de sus acciones.

-¡Tu querías una respuesta, te la estoy dando!- gruño. -¡Me llama mami porque yo lo cuide prácticamente desde que nació! ¡No puedes enojarte por esto, ni mucho menos echarme la culpa porque yo no hice nada malo! ¡Me hice cargo de él a pesar de ser solo una niña y di mi mejor esfuerzo para cuidarlo bien!- se paso las manos por su cabello corto, dejando escapar un suspiro, obligándose a relajarse a si misma. -Tienes mucha suerte de que te llame mama al menos- la mayor hace un sonido ahogado, luciendo dolida. Es un golpe bajo, Mirabel lo sabe, pero en este momento, se niega a arrepentirse.

-¿Mami?- ambas se tensaron y se voltearon, viendo con los ojos bien abiertos a Antonio, quien las esta mirando con los ojos bien abiertos y su fiel jaguar para a su lado, moviendo lentamente la cola. -¿Todo esta bien?- pregunto al notar la nube negra que tronaba.

-Todo...Todo esta bien, mi amor- Pepa se aclaro la garganta en un intento de deshacerse del tenso nudo que allí se había formado. El animal se acerco a grandes pasos, agarrando el borde de la falda de Mirabel y empezando a tirar con suavidad.

-¿Que necesitas, Rey?- enarco una ceja ante el insistente tirón.

-Dice que quiere un bocadillo- tradujo Antonio con una sonrisa.

-¿Y tu no le diste ninguno?- miro con diversión al menor, inclinándose un poco para acariciar al animal que aun tiraba de su falda. 

-Le gustan más los tuyos- su sonrisa solo se agrando.

-Lo estas malcriando- rio, divertida, dejándose guiar por el jaguar sin mucho problema. Se alejo, mirando de reojo a su tía solo por un segundos antes de seguir al animal insistente.

-¿Estas bien, mama?- pregunto el menor una vez que estuvieron solos, mirándola con preocupación.

-Estoy bien corazón, no te preocupes- sonrío, espantando con las manos la gran nube sobre su cabeza. Antonio la miro, ladeando ligeramente la cabeza.

-Si tu lo dices- murmuro, no muy convencido.

-¡Rey, no! ¡Eso no es un juguete!- el grito de Mirabel rompió el pequeño silencio que se había formado entre ambos. -¡Antonio!-

-¡Ya voy, mami!- le mostro una gran sonrisa a Pepa antes de correr hacia la fuente del problema. Pepa se quedo allí, tiesa, una nube mucho más grande formándose sobre su cabeza. Se alejo a paso lento, sus lagrimas bien escondidas gracias a la lluvia de su nube, sintiendo una opresión de tristeza en su pecho. Su sobrina tenía razón y eso, dolía mucho más.

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