Magica #6

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Espero que les guste~

Nota: Díganme si quieren otra parte ^_^

Después de la ceremonia fallida y la "desaparición" de Bruno, las cosas fueron tan bien como se podía en ese momento. Alma se mostró molesta y ofendida, ordenando que ya no se podía decir el nombre de su hijo menor porque había abandonado a la familia, empezando a ignorar a su nieta menor por su falta de don (Bruno, escondido entre las paredes con la ventaja de poder ver y escuchar todo, se le apretó el corazón ante la frialdad de su madre); Pepa y Julieta lloraron a mares, buscando a espaldas de la mayor a su hermanito y llorando al no encontrarlo (Bruno se sintió mal por ellas, estremeciéndose por el llanto, pero no podía retroceder, no ahora); Isabela fue obligada a ser más perfecta que nunca (Bruno quiso intervenir, así que agradeció cuando Magica se metía en la situación cuando Alma se pasaba de la raya); Dolores prometió no decir nada sobre él y su escondite, ayudando incluso a contrabandear comida para el mayor (Magica y Bruno estaba en serio agradecidos); Luisa estaba más enterrada en tareas que nunca (Magica obligándolos a tomar un descanso de vez en cuando, enfrentándose a la mayor sin mucho problema); Camilo se dejó influenciar por las historias que escuchaba del pueblo y las que Magica le contaba sobre el vidente (Bruno riéndose sin poder evitarlo ante la versión exagerada y terrorífica de sí mismo que hacía su sobrino); Mirabel esforzándose el triple para ayudar a todos a pesar de que su abuela la alejaba cada vez (Bruno amaba a su sobrina, le dolía verla ser apartada de manera tan brusca de la familia).

Los años pasaron, un nuevo Madrigal nació y creció entre ellos, hasta que cumplió 5 años y una nueva ceremonia se empezó a preparar. Magica ayudó en lo que pudo, hasta que los invitados empezaron a llegar y ella se escondió, haciéndole compañía a Bruno entre las paredes.

-¿Y bien?- sonrió él, emocionado y ansioso.

-Tiene un don...puede hablar con los animales- respondió con una sonrisa, divertida, era un don digno para alguien como Antonio.

-¿Y mamá?- ella hizo una mueca.

-Puedo sentir su alivio...- Alma tenía la vela en sus manos, así que aprovechando la conexión que tenía con la magia, podía saber lo que estaba pasando. -...y su molestia- estaba segura de que Alma, a pesar del alivio de que su nieto menor tuviera un don, debía estar molesta porque no era el don que esperaba. -Oh, Mirabel esta cantando...- ambos se movieron por las paredes, escuchando la canción ajena, una tristeza invadiéndolos ante la letra que escuchaban.

-Mi mariposa...- se quedaron en silencio por un segundo y entonces, un sonido llamó su atención. Magica chillo, cayendo de sentón, una grieta apareciendo en el costado de una de sus piernas. -Oh no, no, no...- Bruno entró un poco en pánico, mirando a su alrededor, sin poder ver las grietas. -...n-no te preocupes, solo debo encontrar la grieta y rellenarla, todo estará bien- la alzó para llevarla rápidamente a la parte tras la pared de la cocina, donde estaba su sillón y su pequeño teatro de ratas. La dejó ahí, corriendo para buscar las grietas nuevas.

-Esto es malo...- hizo una mueca, viendo como Mirabel alertaba a todos, como ellos corrían para ver pero sin encontrar nada, Alma gritando que todo estaba bien antes de todos volvieran a la fiesta. Si, esto era solo el principio de un gran problema. Una vez que la grieta en su pierna quedó como una marca más y pudo moverse, aprovecho que todos estaban dormidos para robarse la vela. -Milagro, dime como puedo detener todo esto, como puedo evitar que las grietas nos destruyan- era una súplica, acunando la vela entre sus manos, solo recibiendo como respuesta una imagen que se le vino a la cabeza. -¿La visión de Bruno?- frunció el ceño. -Supongo que sólo...debo dejar que suceda, ¿he?- no necesitaba ninguna señal para saber que la respuesta a eso era un gran si. Así que no le quedó otra más que esperar y ver lo que sucedía, haciendo una mueca cuando Mirabel encontró la visión y la armo, sin saber si reírse o no cuando la cena de compromiso salió mal, sonriendo ligeramente cuando ella decidió seguir a las ratas que le robaron la visión y los encontró en su pequeño escondite dentro de las paredes. Preguntó por Bruno, ellos contando la versión más resumida que se les ocurrió y entonces, decidió preguntar por la visión.

-Quiero saber, si estoy lastimando a la familia, si estoy haciendo más daño que bien, si...si debo detenerme para que nada malo pase. Solo dímelo, por favor- los miro con ojos suplicante, luciendo como si quisiera llorar.

-Es que no lo sé- negó Bruno, sincero. Ni siquiera después de tantos años sabía cómo entender la visión que tenía de su sobrina.

-Mirabel...- llamó Magica, logrando que ella lo mirara.

-Lo siento...los siento mucho- apretó los labios, temblando ligeramente, notando entonces las marcas en los brazos ajenos. -Te estoy lastimando...estoy lastimando a todos...no debí...- se acurrucó, luchando contra las repentinas ganas de llorar.

-Oh cariño, no me lastimaste- extendió sus manos, sonriendo cuando la menor de acercó y puso sus manos sobre las de ella. -¿Quieres saber cómo yo interpretó esa visión?- Mirabel asintió lentamente. -Creo que tu eres la gota que colmo un basó que ya estaba muy lleno- porque esa era la verdad. -Las grietas no empezaron contigo como crees, empezaron mucho antes de tu nacimientos...cielos, empezó mucho antes de que Isabela naciera- Mirabel se mostró sorprendida ante eso, un ligero alivio invadiendo su cuerpo. Ella no era la culpable de esto, ella no inició las grietas. -Tu no tienes la culpa de nada de esto pero parece ser que tu eres el limite de una mala situación que ha esta sucediendo durante años...- sonrió con cariño. -...y se que sin importar lo que pase al final, eres increíble y valiente-

-¿Incluso si todo se derrumba?- preguntó con miedo.

-Incluso si eso pasa, se que pusiste tu alma en ayudar a esta familia y siempre estaré muy orgullosa de ti- se abrazaron con fuerza, aferrándose, ambas algo temerosas de que se avecinaba pero dispuestas a enfrentarlo.

-¿Y ahora? ¿Qué hacemos?- preguntó Bruno, rompiendo el momento. Mirabel lo pensó y cuando algo se le ocurrió, miró a su tío con ojos brillantes.

-¡Tendrás otra visión!- empezó una pequeña pelea que el mayor perdió ante la menor, aceptando tener la visión nuevamente en la nueva habitación de Antonio, quien había sido informado por las ratas. La nueva parte de la visión los guio para que Mirabel abrazara a Isabela y a pesar de sus quejas en el camino, no le quedó de otra que cumplir. Magica sonrió al verla entrar al cuarto de la mayor, tenía un buen presentimiento.

Las cosas estaban bien, hasta que Alma llego y grito, acusando, culpando de todo lo que podía a Mirabel, quien la veían en silencio y con obvio dolor por las palabras ajenas, hasta que algo pareció romperse algo dentro de ella. Contestó, con fuerza y valentía, con años de dolor acumulado durante años y entonces, todo se empezó a romper. Casita sacó a todos, menos a Mirabel, quien estaba corriendo hacia la vela para intentar salvarla.

-¡Mirabel!- Magica se levantó sin dudar, deteniéndola, ignorando lo mejor posible las grietas que se estaban esparciendo a un ritmo rápido por todo su cuerpo. Esperaba que Bruno saliera rápido y a tiempo.

-¡La vela!- la menor lucho, intentando seguir corriendo pero el agarre ajeno en ella era más fuerte. -Tengo que salvar la vela, tengo que...-

-¡No vale la pena!- la interrumpió bruscamente, obligándolo a correr hacia el lado contrario. Podía escuchar los gritos del resto de la familia pero la salida estaba bloqueada por los escombros, así que corrió hacia la pared más cercana y usando toda la fuerza que le quedaba, la rompió, logrando que ambas pasarán, cayendo con un gemido al suelo. -Eso fue una mala idea...- jadeo, adolorida. -¿Estas bien?- miro a la chica, quien la estaba mirando fijamente, con los ojos llenos de horror. Magica alzó la manos, tocando sus propias mejillas, sintiendo las grietas en su rostro.

-Magica...- la mencionada bajo la vista con una mueca, podía ver y sentir las grietas inundando todas las partes de su cuerpo, notando entonces como la punta de sus dedos empezaba a desintegrarse en un polvo negro que caía al suelo.

-Oh...- se imagino que era su fin. -Supongo que esto es un adiós-

-No te vayas...no me dejes...- sollozo, lágrimas saliendo de sus ojos rápidamente.

-Oye...- sonrió con cariño, ignorando como la casa caía rápidamente y como su cuerpo se volvía polvo mientras la magia moría. -...recuerda que eres genial y que estaré orgullosa de lo que sea que hagas a partir de ahora, siempre y cuando te haga feliz- Mirabel sollozo con más fuerza, temerosa de abrazar a quien había estado siempre con ella al ver como se desintegraba. -Dile a todos que los quiero- fue lo último que pudo decir y entonces, Magica se desvaneció por completo, dejando un pequeño montón de polvo negro en el suelo y a Mirabel, llorando por la pérdida y la tristeza, todo en silencio de repente.

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