Nana Esme #2

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Espero que les guste~

Nota: A veces, me quedo sin ideas

Nota-2: Escuche un teoría por ahí en donde se decía que Dolores quería que el milagro muriera porque ya no podía soportar más con su super audición

Hay un silencio extraño a su alrededor. No puede escuchar claramente a lo pájaros cantando afuera de la casa, no puede escuchar el viento moviendo las plantas, no puede escuchar a las ratas caminando por el interior de las paredes, no puede escuchar a los niños jugar o el llanto de algún bebe, no escucha las conversaciones de la gente, ni tampoco los latidos de corazón de nadie o los pasos de los demás. Es extraño pero al mismo tiempo, es un alivio. Esta lejos del Encanto y también de la vela, por lo que su don no funciona. Dolores puede escuchar sus propios pensamientos por primera vez en mucho tiempo, puede hablar sin necesidad de susurrar, puede disfrutar de la música, puede estar tranquila de que no va ha escuchar ningún secreto que debía. 

-¿Estas bien, cariño?- volteo ante la suave voz de Nana Esme. No es realmente su abuela pero es amable y cariñosa, la deja visitar su casa y le pidió que la llamen nana.

-Estoy...Estoy bien, Nana- sonrío ligeramente, relajada. -No puedo escuchar nada y es increíble- dejo escapar un largo suspiro.

-Oh...- la mayor parpadeo lentamente, sorprendida por un momento por ese comentario. -Tu don te da mucho dolor de cabeza, ¿eh?-

-Si...- debía sentirse bendecida por la magia, usar su don de la mejor manera posible para ayudar al pueblo y a su abuela pero su don a veces solo le daba dolor de cabeza, hubo muchas veces cuando los ruidos fueron demasiados para ella y solo quería arrancarse las orejas.

-Lo siento mucho, cariño. Debe ser horrible...- Esmeralda se sentó junto a Dolores, rodeando los hombros ajenos y acercándola un poco para un suave abrazo que la chica acepto gustosa, apoyando su cabeza en el hombro de la mayor. -...pero siempre puedes venir a visitarme si tu don es demasiado-

-¿En serio?- la miro con ojos brillantes.

-Cuando quieras- asintió, recibiendo una gran sonrisa y un suave "gracias" como respuesta.

... ... ... ...

Estaban juntas, sentadas frente a la casa de Esmeralda, mirando a la gente pasar y disfrutando de la suave brisa que estaba corriendo. Había esa paz que Dolores siempre sentía cuando no tenía su don y de repente, algo se le vino a la mente, algo que había estado carcomiendo su interior desde hace mucho tiempo.

-¿Nana Esme?- llamo, recibiendo un suave sonido como respuesta. -¿Soy una mala persona?-

-¿Por qué serias una mala persona?- Esmeralda enarco una ceja, curiosa por la pregunta, viendo a su nieta postiza con preocupación.

-Porque sabía que el tío Bruno estaba en las paredes y no dije nada, ni siquiera cuando mama y la tía lloraban por su ausencia...- se mordió el labio inferior con una ligera mueca. -...porque sabía lo de la visión pero tampoco dije nada...porque sabía que Mirabel estaba sufriendo y no dije nada...- apretó con fuerza la tela de su falda, sin querer ver a los ojos de la mayor y ver la decepción o el enojo en los ojos ajenos. -...porque siempre escuche todo lo que pasaba y nunca dije nada...- sollozo ligeramente, llorando a pesar de lo mucho que se estaba esforzando para contenerse. -...¿s-soy una mala persona...por no haber dicho nada?- pregunto nuevamente, temerosa y ansiosa por una respuesta.

-No eres una mala persona...- se volteo a ver a la mayor con sorpresa. Esmeralda la estaba viendo con una suave y triste sonrisa pero con ojos amables y llenos de cariño. -...eras una niña asustada que no sabía que hacer con todo lo que podías escuchar sin intención. Eras una niña asustada que no quería lastimar a nadie y tampoco querías ser tratada de manera diferente por lo que sea que pudiera salir de tu boca...- apoyo lentamente su mano contra la espalda de Dolores, quien se sobresalto pero se apoyo en el toque reconfortante. -...eras una niña asustada que hizo lo mejor que pudo en ese momento y guardo todo aquello lo mejor posible- abrió los brazos en una silenciosa invitación, la chica aceptando rápidamente y acurrucándose contra la mayor, dejándose consolar y abrazar. -Así que no, no creo que hayas sido o seas una mala persona, cariño- deposito un suave beso contra la frente ajena, sintiéndola sollozar en silencio.

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